** Donde El Pasto
No crece**
Aquellos, que a su paso por la vida, huellas
no han dejado, lo lamento por
ellos, fue una vida perdida y hoy es una
muerte olvidada. Quizás, en poco
tiempo, alguien discuta si en realidad pasó por
el mundo o fue una sombra,
como una pesadilla, en una noche de insomnio,
en una noche pasada.
Nacer, vivir y morir; que tragedia, si nada
queda de nuestros pasos, ni una
palabra, ni un gesto, ni una flor; una vida
sin sentido, sin razón, sin recuerdos,
que alegre algún corazón o deje alguna lágrima
correr y estruje la emoción.
Nacer, nos cuidan y nos miman; vivir y dejarse
llevar por el río de la vida,
con destino o sin destino, seguimos el curso
del agua que nos lleva por el
camino y cuando el camino termina, es momento
de morir.
Morir; con familiares si supimos conseguir o
amigos, si supimos conquistar
y muchas veces solos hasta llegar a la tierra,
del descanso final.
Si en este recorrido, con la visita habitual,
no dejamos nada, pidamos que nos
recuerden igual. Pidamos, pero nadie asegura,
que eso ocurrirá.
Lamento por los que no han dejado amores que
son las huellas, los testigos,
de nuestro paso al más allá.
¡ Estoy conforme, estoy tranquilo, he dejado
suficientes amores, tantos como
los que he recibido; que son los que me
acompañarán en el recuerdo final !
Mario Beer-Sheva
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