domingo, 29 de noviembre de 2020

 

Visitando una noche la feria, de San Valentín, donde los enamorados

se hacen regalos entre si .Me encontré con un grupo de gitanos, que

al son de la pandereta, guitarra, zapateo y palmas, hacían rueda, para

disfrutar de una gitana sin par.

La gitana bailaba con un rápido movimiento de los pies, mientras sus

dos trenzas negras no dejaban de mover. Sus brazos, como aspas

queriendo abrazar al Señor, mientras su cintura le daba ritmo y color.

Sus ojos, muy negros por cierto, no dejaban de brillar. Me asomé a

sus ojos y miré,  en ellos la pasión, ardor ,el fuego de un gran amor.

Nuestros ojos se enfrentaron y fui yo el que bajó la mirada imposible

de mantener ante tanta belleza ,si señor.

Yo comencé con un zapateo ,muy sencillo por demás, ella me contesto,

bajando la intensidad de  su zapateo infernal.

Nuestro amor no fue a primera vista, primero fueron nuestros cuerpos

que se enamoraron al son de esa música que obnubila la razón.

Nuestras mentes ya no funcionaban, éramos presos de nuestro amor.

Nuestra pasión nos desbordaba, estábamos desmadrado los dos.

*Gitana, gitana mía, hace muchos años que te busco y ya creía que no

existías ,que eras un sueño que mi mente creo .Hoy que veo que eres

real te pido en matrimonio ante tus amigos gitanos, que serán testigos

ante los hombres y Di-s .Dime que eres libre para encadenarte a mi

amor, y que sea por toda la vida con la venia del Señor*

*Caballero, que recién conozco, y que también me impresionó .Le diré

que lo acepto porque lo veo muy varón ,muy romántico y señor .Mis

amigos los gitanos, serán testigos de nuestra unión y le aseguro que

soy libre porque esperaba un caballero como vos.*

**En San Valentín**

Mario Beer-Sheva

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