miércoles, 25 de septiembre de 2024

 Rab. MARSHALL T. MEYER: El Rabino Meyer vivió veinticinco años en la Argentina, en donde creó el Seminario Rabínico conservador más importante de Latinoamérica, donde se capacitan los rabinos conservadores de toda la región. Fue el líder de la transformación cultural más importante de las comunidades judías de Latinoamérica del siglo XX y fundó más de veinte comunidades judías en la Argentina. Cuando volvió la vida democrática formó parte de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Meyer nació en Flatbush, un barrio de Brooklyn. Sus abuelos maternos llegaron desde Odessa a los Estados Unidos en 1888. Fue el tercer hijo del matrimonio conformado por Anita e Isaac Meyer. Ingresó en la escuela rabínica , donde recibió su ordenación rabínica el año 1958. Recibió su doctorado en filosofía de la religión en la Universidad de Columbia y en el Union Theological Seminary. En 1935 el rabino Schlessinger afilió la Sinagoga de la Congregación Israelita Argentina al Movimiento Conservador de Estados Unidos y en 1958 le pídió a Abraham J. Heschel que enviara algún rabino asistente para la juventud de la Sinagoga de la Congregación Israelita Argentina. El elegido fue Marshall Meyer, un joven rabino cuya llegada marcó el inicio de una nueva y vibrante etapa en la vida comunitaria judía de Argentina. En 1958, viajó a la Argentina, contratado por dos años con su joven esposa Naomi y permaneció en el país por espacio de 25 años. Primero fue rabino auxiliar en la «Congregación Israelita de la República la Argentina» en Buenos Aires. Su carácter carismático lo convirtió inmediatamente en una figura importante en la comunidad judía Argentina. Marshall Meyer venía con ideas innovadoras y revolucionarias. Las modernas concepciones de este joven rabino no cayeron muy bien entre algunos dirigentes de mayor edad por lo que, después de muchas discusiones, decidió, junto a un grupo de feligreses que lo seguían, fundar una nueva comunidad. Es así como nació la Comunidad Bet El. En el año 1961, fundó la revista Majshavot (Pensamientos). En abril de 1962 fundó el Seminario Rabínico Latinoamericano que funcionó dentro de la Congregación Israelita de la República Argentina hasta que Meyer se distanció de la CIRA por discrepancias con la ortodoxia y el seminario quedó inaugurado oficialmente el 2 de agosto de 1964 fuera de la CIRA. En 1967 fundó el ISER, Instituto Superior de Estudios Religiosos, un espacio interconfesional de diálogo sobre temas religiosos, culturales y sociales. Para él el judaísmo no era ajeno a la afirmación y la celebración tanto del cuerpo como del alma. Decía que el destino del ser humano es ayudar y servir a sus pares. Criticaba la indiferencia emocional de sus contemporáneos ante el sufrimiento ajeno.

Gran amante de la música y el arte, fue el primero en introducir nuevas tecnologías incluyendo música con instrumentos en los servicios de la sinagoga. Sus servicios se llenaban de feligreses esperanzados en escuchar sus famosas prédicas, en las cuales siempre exigía a los presentes compromiso y responsabilidad social en sus actos pues, decía, la responsabilidad implica libertad. Sus servicios religiosos de shabbat, los viernes por la tarde se convirtieron en los más concurridos y, después de ellos, se tomaba un tiempo para escuchar lo que le contaban los familiares de desparecidos. Marshall Meyer defendía el hecho de que las mujeres se sentaran durante los servicios al lado de los varones y que se permitiera a las mujeres ser ordenadas rabinas. Fundó el Seminario Rabínico Latinoamericano, una escuela rabínica que pronto se convirtió en el centro del judaísmo conservador en América Latina. En ella se ordenaron docenas de rabinos de habla hispana que servirían a comunidades de América Latina y el resto del mundo. Actualmente se llama Seminario Rabino Marshall T. Meyer. Allí fue el rector desde su fundación hasta 1984. Enseñaba teología, filosofía, psiquiatría pastoral y midrash. Marshall T. Meyer fue miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y co-fundador junto al periodista Herman Schiller del Movimiento Judío por los Derechos Humanos. Durante los años de la dictadura militar de 1976-1983 se convirtió en fuerte crítico del gobierno militar y de sus violaciones de los derechos humanos. Trabajó arduamente para salvar vidas de centenares de personas que eran perseguidas por el régimen y visitó a los presos en las cárceles, entre ellos el renombrado periodista Jacobo Timerman, quien le dedicó su libro, «Preso sin nombre, celda sin número», al rabino, que «tanto consuelo ha traído a los presos judíos, cristianos y ateos». Cuando la democracia volvió a la Argentina, el presidente electo, Raúl Alfonsín, reconoció el trabajo del rabino Meyer concediéndole la condecoración más alta que la Argentina entrega a un extranjero, la Orden del Libertador San Martín. Integró la CONADEP y fue su idea ponerle el título de «Nunca Más» al informe final debido a que era el lema utilizado originalmente por los sobrevivientes del Gueto de Varsovia para repudiar las atrocidades nazis. Durante sus 25 años en Buenos Aires, editó y publicó más de 70 volúmenes en español, incluyendo toda la obra de su maestro, el rabino Abraham Joshua Heschel. Casado con Naomi Meyer, tenía tres hijos: Anita, Dodi y Gabriel. Murió el 29 de diciembre de 1993 de cáncer, y fue enterrado en el cementerio de la sinagoga de su ciudad natal en Norwich, Connecticut. Sin dudas una gigante Personalidad de nuestro pueblo.

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