DEL NEW YORK TIMES (Artículo de Bret Stephens)

 LA MUERTE DE SINWAR ES UNA OPORTUNIDAD (COMPLICADA)

Es improbable un cese del fuego, pero los israelíes y palestinos tienen nuevas razones para la esperanza.

Por Bret Stephens

Octubre 18, 2024

traducido por Marcela Lubczanski

Leyendo la noticia que Yahya Sinwar, despiadado líder de Hamas, había sido eliminado el miércoles por parte de fuerzas israelíes en el sur de Gaza, tuve la misma sensación de júbilo que sintió tanta gente cuando fue eliminado Osama bin Laden. Obtener satisfacción en el final violento de otro ser humano, incluso de un enemigo, casi siempre está mal, pero hay excepciones. La muerte de Sinwar—como la de bin Laden en el 2011 o la de Abu Bakr al-Baghdadi en el 2019 o la de Hassan Nasrallah el mes pasado—está entre ellas.

No estoy solo en el sentimiento—y no quiero decir sólo entre personas que comparten mi política. En el informe de The Times sobre la muerte de Sinwar, un gazatí de 22 años de edad identificado como Mohammed dijo que la noticia marcó "el mejor día de mi vida."

"El nos humilló, inició la guerra, nos dispersó y nos convirtió en desplazados, sin agua, alimento o dinero," dijo Mohammed. "El es el que hizo que Israel haga esto." Muchos otros gazatíes, tal vez una mayoría, indudablemente sienten de la misma forma. Es el reinado del terror de Hamas sobre ellos—el cual Sinwar aplicó a través de un régimen de vigilancia interna estilo Stasi y brutalidad extrema hacia cualquiera que cuestionara los edictos de Hamas o se topara con su código moral (incluyendo por el crimen de ser homosexual)—lo que los inhibe de decirlo en voz alta.l 

¿Cuál es el desafío ahora? Algunos analistas piensan que la cuestión principal es si la desaparición de Sinwar puede facilitar un trato que libere a los rehenes, termine el combate y permita la reconstrucción en Gaza para empezar.

Improbable. Muchos israelíes, más que todos el primer ministro Benjamin Netanyahu, sienten que están finalmente ganando la guerra; ellos querrán presionar la iniciativa militar en Gaza y Líbano a pesar del riesgo terrible para los rehenes restantes. Quien sea que se haga cargo de Hamas no querrá hacer un movimiento conciliatorio hacia Israel como su primer acto de liderazgo; podría fácilmente ser su último acto de liderazgo. Y la siguiente gran escena de guerra será probablemente el muy esperado ataque en represalia contra Irán. Veremos cómo se desarrolla eso.

Pero la oportunidad en la muerte de Sinwar y la debilitación militar de Hamas es que empieza a abrir un espacio para que gazatíes jóvenes como Mohammed rechacen de forma abierta y asertiva la marca de política islámica maximalista y fanática de Hamas. Sinwar una vez dijo a un funcionario de la inteligencia israelí que él perdería deliberadamente a 100,000 civiles palestino en nombre de liberar a 100 prisioneros de seguridad palestinos. El claramente lo decía en serio y combatió su lado de la guerra de forma acorde. Pero después del último año de agonía, los gazatíes comunes parecen menos propensos a estar dispuestos, si alguna vez lo estuvieron, a servir como sacrificios humanos de Hamas en su búsqueda de aniquilar a Israel.

¿Cómo pueden esos gazatíes arrebatarle el control político a Hamas? Hay un argumento que terminar la guerra inmediatamente y establecer un gobierno tecnócrata en Gaza que no incluya formalmente a Hamas podría marginalizar políticamente al grupo. También hay un pensamiento ilusorio (al menos entre los israelíes de derecha) que Israel puede volver a ocupar indefinidamente el territorio hasta que sea "desradicalizado."

El problema con la primera idea es que no comprende cómo Hamas mantiene su control" no a través de la popularidad sino a través del terror. Si Hamas, por más disminuido que esté, puede mantener sus armas, aplicará su ley. El problema con la segunda es que no logra entender cómo podría funcionar la desradicalización en un lugar como Gaza—lo cual no es dando a los gazatíes un incentivo moral para librar una guerra de guerrillas de largo plazo. Si Israel intenta echar raíces nuevamente en Gaza más allá de mantener el control de su perímetro, alimentará el incendio mismo que está tratando de apagar.

El truco radica en encontrar un camino entre dos imperativos rivales: la necesidad de seguir destruyendo a Hamas como una fuerza que puede gobernar Gaza, pero hacerlo en una forma que no justifique, entre muchos palestinos, su estátus como un movimiento de "resistencia" legítimo.

Esto podría hacerse en varias formas. El control israelí indefinido de la frontera de Gaza con Egipto ayudará a impedir que Hamas se rearme y de a los israelíes mayor garantía que el territorio no se volverá nuevamente una amenaza mortal. Una oferta de salida segura de Gaza para los combatientes de Hamas y sus familias puede afinar las filas del grupo. Crear zonas humanitarias seguras bien abastecidas (tal vez administradas por fuerzas de seguridad de la OTAN) para mujeres, niños, ancianos y hombres gazatíes que han aprobado una identificación de seguridad puede salvaguardar más a los civiles y separarlos de potenciales combatientes.

Por último, un mandato árabe para Palestina, el que yo propuse por primera vez en marzo, podría proporcionar una respuesta a largo plazo para todas las partes: una fuerza de seguridad creíble en Gaza liderada por los árabes; reconstrucción económica liderada por los europeos; un camino a largo plazo hacia un estado palestino políticamente moderado, económicamente próspero; vínculos más estrechos entre Israel y los estados árabes amistosos. Es siempre un error hablar de "soluciones" en el Medio Oriente, pero bases posibles para el optimismo pueden hacer bastante para disolver el atractivo del fanatismo.

Puede que haga falta la destrucción de las próximas capas de liderazgo de Hamas para quebrar el asidero político y militar del grupo. Pero para los gazatíes jóvenes como Mohammed, por no hablar de muchos israelíes, el final tardío de la tiranía sangrienta de Sinwar marca el amanecer de la esperanza.