viernes, 18 de octubre de 2024

DEL WSJ

 


DRONES MISTERIOSOS INVADIERON UNA BASE MILITAR DE EE.UU. DURANTE 17 DIAS. EL PENTAGONO ESTA DESCONCERTADO
Los funcionarios estadounidenses no saben quién está detrás de los drones que han volado sin obstáculos sobre sitios sensibles de seguridad nacional—o cómo detenerlos.
TRADUCIDO POR Marcela Lubczanski
Por Gordon Lubold, Lara Seligman y Aruna Viswanatha
Octubre 13, 2024

El General Mark Kelly de la Fuerza Aérea de EE.UU. no estaba seguro de qué hacer con los informes que una flota sospechosa de naves aéreas no identificadas había estado volando sobre la Base Langley de la Fuerza Aérea sobre la línea costera de Virginia.
Kelly, un alto comandante condecorado de la base, subió al techo de un escuadrón para ver por sí mismo. El se unió a un puñado de otros oficiales responsables por un grupo de los aviones de combate más avanzados de la nación, incluidos Raptors F-22.
Durante varias noches, el personal militar había informado una misteriosa violación de espacio aéreo restringido sobre una franja de tierra que tiene una de las concentraciones más grandes de plantas de seguridad nacional en Estados Unidos. El espectáculo empieza generalmente de 45 minutos a una hora después de la puesta de sol, dijo a Kelly otro alto líder.
El primer dron llegó poco después. Kelly, un piloto de combate de carrera, estimó que tenía aproximadamente 20 pies de largo y volaba a más de 100 millas por hora, a una altitud de aproximadamente 3,000 a 4,000 pies. Otros drones siguieron, uno por uno, sonando a la distancia como un desfile de cortadoras de césped.
Los drones se dirigieron al sur, a través de la Bahía de Chesapeake, hacia Norfolk, Va., y sobre un área que incluye la base matriz del Equipo SEAL Seis de la Marina y la Estación Naval Norfolk, el puerto naval más grande del mundo.
Los funcionarios no sabían si la flota de drones, que contó con tantos como una docena o más durante las noches siguientes, pertenecía a aficionados astutos o a fuerzas hostiles. Algunos sospecharon que Rusia o China desplegaron para poner a prueba la respuesta de las fuerzas estadounidenses.
La ley federal prohíbe al ejército derribar drones cerca de bases militares en EE.UU. a menos que presenten una amenaza inminente. El espionaje aéreo no califica, aunque algunos legisladores esperan dar al ejército mayor margen de maniobra.
Los informes de los drones llegaron al Presidente Biden y provocaron dos semanas de reuniones en la Casa Blanca después que los drones aparecieron por primera vez en diciembre del año pasado. Funcionarios de agencias que incluyen al Departamento de Defensa, el FBI y la oficina UFO del Pentágono se unieron expertos externos para tirar todas las explicaciones posibles tanto como ideas acerca de cómo responder.
Las incursiones de drones dentro de espacio aéreo restringido ya estaban preocupando a los funcionarios de seguridad nacional. Dos meses antes, en octubre del 2023, cinco drones volaron sobre un sitio gubernamental utilizado para experimentos con armas nucleares. El Sitio de Seguridad Nuclear de Nevada del Departamento de Energía fuera de Las Vegas detectó cuatro de los drones durante tres días. Los empleados marcaron un quinto.
Los funcionarios estadounidenses dijeron que no sabían quien operó los drones en Nevada, una incursión anteriormente no informada, o por qué razón. Una portavoz dijo que la instalación desde entonces ha mejorado un sistema para detectar y contrarrestar drones.
Los avistamientos revelaron el dilema de defenderse contra los drones en suelo de Estados Unidos comparado con la facilidad de desplegar o combatirlos en el exterior. Los drones se han vuelto una herramienta de guerra letal y rentable, capaz de cargar equipo de vigilancia, explosivos o químicos letales. Pero derribar aviación sospechosa sobre Estados Unidos corre el riesgo de perturbar o poner en peligro las vidas de los estadounidenses que el ejército ha jurado proteger.
A principios del año pasado, un presunto globo espía chino repleto de equipo de vigilancia electrónica flotó por todo el país durante ocho días, mientras los líderes militares esperaban que llegara a un lugar suficientemente aislado para derribarlo de forma segura. Después que el globo llegó a la costa sudeste, un avión F-22 de Langley lo agujereó con un misil.
Diez meses después, apareció la falange de drones en Langley.
Durante 17 días, los drones llegaron al anochecer, despegaron y volvieron en círculos. Algunos emitieron luces pequeñas, haciéndolos ver como una constelación moviéndose en el cielo nocturno—o una película de ciencia ficción, dijo Kelly, "Encuentros Cercanos en Langley." Ellos también fueron casi imposibles de rastrear, desapareciendo cada noche a pesar de una gran cantidad de recursos desplegados para atraparlos.
El Gen. Glen VanHerck, en la época comandante del Comando Norte de Estados Unidos y del Comando Aeroespacial Norteamericano de Estados Unidos, dijo que los drones durante años habían sido vistos volando alrededor de instalaciones de defensa. Pero los enjambres nocturnos de drones sobre Langley, dijo, eran diferentes a cualquier incursión pasada.
VanHerck, quien dirigió la respuesta militar al globo chino, ordenó que aviones de combate y otros aviones vuelen lo suficientemente cerca para recoger pistas de los drones. El recomendó que el Ministro de Defensa Lloyd Austin autorice un menú completo de escuchas electrónicas y espionaje para aprender más, aunque el Pentágono está limitado en lo que puede hacer en suelo estadounidense.
“Si hay objetos desconocidos dentro de Norteamérica," dijo VanHerck, la tarea es “salir e identificarlos.”
Resolver ese misterio, incluso para la superpotencia más preeminente del mundo, probó ser más fácil de decir que de hacer. La policía local estuvo entre los primeros en intentarlo.
Durante dos noches, empezando el 6 de diciembre, funcionarios de Hampton, Va. persiguieron a los drones, por medio de patrulleros y a pie, confiando en avistamientos momentáneos junto con información de Langley en las radios policiales: Uno fue visto en la zona de Calle Marshall o Hope Park de Gosnold.
Tres más parecieron aterrizar, pero regresaron al aire antes que los oficiales pudieran llegar a ellos. Otro pareció aterrizar fuera de la costa. La policía finalmente se rindió.
El Gen. Kelly, ahora retirado, dijo que el Pentágono también estaba perplejo.
¿Qué haría EE.UU. "si esto sucede sobre el Centro Comercial Nacional?" preguntó él.
Este relato está basado en entrevistas con más de dos docenas de funcionarios de gobierno y otra gente familiarizada con los acontecimientos, tanto como grabaciones de la policía, documentos de tribunales y fotos de los drones.
Volando a ciegas
El enjambre de drones fue reportado a la oficina del Pentágono en el Centro de Mando Militar Nacional, el cual es responsable por dispersar los mensajes de emergencia a los comandantes militares estadounidenses en el mundo.
Un reporte fue a la Sala de Situación de la Casa Blanca, y el presidente se enteró de él en su informe diario.
Los funcionarios estadounidenses no creyeron que los drones fueran enviados por aficionados, dada la complejidad de la operación. Los drones volaban en un patrón: uno o dos drones de alas fijas posicionados a más de 100 pies en el aire y cuadricópteros más chicos, del tamaño de drones comerciales de 20 libras, a menudo debajo y volando más lento. Ocasionalmente, ellos quedaban en el aire.
Ellos llegaban desde el norte alrededor de las 6 p.m. para atravesar la base, la que se encuentra en una península en la entrada de la Bahía de Chesapeake, y continuaban hacia el sur, más allá del alcance del radar. Repetían el patrón y luego desaparecían, generalmente para la medianoche.
La asesora en seguridad interior Elizabeth Sherwood-Randall convocó a sesiones de intercambio de ideas en la Casa Blanca. Un funcionario sugirió usar señales electrónicas para bloquear los sistemas de navegación de los drones. Otros advirtieron que eso podría interrumpir los sistemas locales de emergencia del 911 y las redes de wi-fi.
Una sugerencia fue usar energía dirigida, una tecnología emergente, para incapacitar o destruir los drones. Un funcionario de la FAA dijo que tal arma cargaba un riesgo muy alto para la aviación comercial durante la temporada de viajes por las vacaciones de diciembre.
Otros sugirieron que la Guardia Costera disparara redes al aire para capturar los drones. Un funcionario señaló que la Guardia Costera podía no tener la autoridad para utilizar tal arma en este caso. Aparte, los drones eran muy difíciles de rastrear de cerca.
Los funcionarios de Langley habían pedido a los barcos de la Armada y de la Guardia Costera de Estados Unidos que mantengan una vigilancia de los drones con poca suerte. Eran mucho más chicos que los aviones militares y no siempre aparecían en el radar. El personal militar tuvo que recalibrar sus sistemas de radar, los que fueron establecidos para ignorar cualquier cosa que pareciera un pájaro.
Los analistas se enteraron que los cuadricópteros más chicos no utilizaban la frecuencia de banda usual disponible para los drones comerciales listos para ser usados—más prueba que los operadores de los drones no eran aficionados.
Los funcionarios de Langley cancelaron las misiones de entrenamiento nocturnas, preocupados por las colisiones potenciales con el enjambre de drones, y mudaron los aviones de combate F-22 a otra base. Los residentes de la base compartieron sus avistamientos en el Starbucks local y publicaron fotos borroneadas de los drones en grupos de Facebook privados.
Funcionarios de Inteligencia marcaron un buque flotando en aguas internacionales fuera de la costa de Virginia y sospecharon de una conexión. Tripulaciones de la Guardia Costera abordaron el buque pero no encontraron ninguna computadora u otro equipo para apoyar la corazonada.
El 23 de diciembre los drones hicieron su última visita.
En enero, las autoridades encontraron una pista que esperaban que resolviera el caso.
'El peor espía en la historia'
Durante una mañana lluviosa el 6 de enero, Fengyun Shi estacionó un Tesla alquilado cerca de la Calle 65 y Avenida Huntington en Newport News, Va., a 11 millas de la base Langley. El coche estaba afuera de un astillero dirigido por HII, la empresa que construye submarinos nucleares y la generación más nueva del portaaviones Clase Ford de la Armada.
Shi, un estudiante en la Universidad de Minnesota, dijo a los residentes de las cercanías alrededor de media mañana que estaba haciendo volar un dron que se atascó en un árbol. Mientras intentaba liberarlo usando su controlador un vecino llamó a la policía de Newport News, Va. Los oficiales preguntaron a Shi por qué estaba haciéndolo volar en tan mal clima, y le dijeron que llame al departamento de bomberos en busca de ayuda.
Shi en su lugar devolvió su coche de alquiler y una hora después tomó un tren Amtrak a Washington, D.C. Al día siguiente, voló a Oakland, Calif. Por casualidad, el dron cayó a tierra ese mismo día y terminó con los investigadores federales. Los agentes del FBI encontraron que Shi había fotografiado buques de la Armada en muelles secos, incluidas tomas sacadas alrededor de medianoche. Algunos estaban bajo construcción en el astillero cercano.
El 18 de enero, los agentes federales arrestaron a Shi cuando estaba a punto de abordar un vuelo a China con un boleto de ida. Shi dijo a los agentes del FBI que era un entusiasta de las naves y no se había dado cuenta que su dron cruzó espacio aéreo restringido. Los investigadores no se convencieron, pero no encontraron pruebas que lo vincularan con el gobierno chino. Ellos se enteraron que él había comprado el dron en liquidación en un Costco en San Francisco el día antes de viajar a Norfolk.
Los fiscales de Estados Unidos acusaron a Shi de sacar fotos ilegalmente de instalaciones navales clasificadas, el primer caso involucrando un dron en virtud de una disposición de la ley de espionaje de Estados Unidos. El nacional chino de 26 años se declaró culpable y apareció en el tribunal federal en Norfolk el 2 de octubre para el dictado de sentencia.
El magistrado juez Lawrence Leonard dijo que él no creía la historia de Shi—que había estado de vacaciones y estaba haciendo volar drones en medio de la noche por diversión. "Hay huecos significativos," dijo el juez en el tribunal.
“Si él fuera un agente extranjero, sería el peor espía jamás conocido," dijo el abogado de Shi, Shaoming Cheng.
“Lamento lo que sucedió en Norfolk,” dijo Shi antes de ser condenado a seis meses en una prisión federal.
Los funcionarios estadounidenses aun tienen que determinar quien voló los drones Langley o por qué.
“Este no es un problema de mañana, este es un problema hoy," dijo Tom Karako, miembro principal en el Center for Strategic and International Studies, una think tank en seguridad nacional de Washington. “No es un problema de allí—es un problema de allí, de aquí y de todas partes."
Funcionarios estadounidenses confirmaron este mes que mas enjambres de drones no identificados fueron marcados en los últimos meses cerca de la Base Edwards de la Fuerza Aérea, al norte de Los Angeles.

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