miércoles, 26 de febrero de 2025

DEL WSJ

 EN SIRIA VIVEN MENOS DE 10 JUDIOS. UNA DIASPORA ESTA REGRESANDO

Los emigrados esperan que el país maltrecho, a veces refugio, a veces perseguidor, pueda volver a ser su hogar bajo el nuevo gobierno.

Por Omar Abdel-Baqui
Febrero 23, 2025
traducida por 
Marcela Lubczanski
DAMASCO, Siria—El polvo llenó el aire cuando el Rabino Yosef Hamra abrió un armario sellado durante largo tiempo conteniendo los rollos santos intactos desde que él llevó a cabo por última vez servicios judíos en la sinagoga de siglos de antigüedad hace tres décadas.
Su familia había abandonado Siria junto con muchos otros judíos en la década de 1990. Per aquí estaba él con su hijo, Henry Hamra, quien levantó los pesados rollos con cordones dorados alto sobre su cabeza mientras la cálida luz del sol se filtraba a través de las ventanas de vidrio de colores de la sinagoga al-Faranj en la Ciudad Vieja de Damasco.
"Hemos regresado,” dijo Henry Hamra, quien vio por última vez la ciudad cuando era un adolescente. “Después de todos estos años, finalmente hemos regresado."
El padre e hijo fueron parte de un grupo de judíos sirios y estadounidenses que llegó a Damasco este mes, escoltado por fuerzas armadas del nuevo gobierno liderado por Hayat Tahrir al-Sham, el grupo designado terrorista por EE.UU. cuya coalición rebelde derrocó a la despótica dinastía Assad en diciembre.
La delegación visitó el histórico barrio y sitios religiosos judíos de Damasco, y se reunió con miembros de la comunidad y funcionarios del nuevo gobierno de Siria. Ellos visitaron las ex casas, tumbas de los parientes y escuelas religiosas. Algunos de los judíos estadounidenses que llevaban kipá posaron para las fotos sosteniendo el rifle de un miembro de las nuevas fuerzas de seguridad del gobierno enmascarado y vistiendo ropas negras. 
A medida que el grupo caminaba a través de partes de Damasco, se toparon con antiguos vecinos.
“¡Recuerdo su cara! No puedo creer que sea realmente él,” dijo una mujer cuando el mayor de los Hamra pasó a su lado mientras caminaba por su viejo vecindario.
“Bienvenidos de regreso. Esta es su casa,” dijo otro hombre en el vecindario mientras abrazaba al hombre de 77 años.
Se estima que menos de 10 judíos están viviendo actualmente en Siria—no suficientes para cumplir la cuota necesaria para el rezo público bajo las normas religiosas. Decenas de miles de judíos partieron en oleadas durante el siglo XX, especialmente en los años alrededor de la creación de Israel en 1948 y las guerras subsiguientes entre los dos países, un período en que la comunidad experimentó violencia en Alepo y Damasco.
Hafez al-Assad, el presidente sirio desde 1971 al 2000, restringió la emigración judía del país y mantuvo a los restantes judíos de Siria bajo estrecha vigilancia. El levantó las restricciones en 1992, y algunos miles más se fueron, muchos a Estados Unidos, llevando a la casi extinción de la presencia judía en Siria.
Los judíos han tenido una presencia en Siria durante milenios. A veces fue un refugio, los judíos acudieron en masa a Siria después de ser desplazados cuando los cruzados conquistaron Jerusalén en el siglo XI. Otra afluencia llegó después de la expulsión española de los judíos en la década del 1400, mientras muchos abandonaron Siria durante los espasmos posteriores de la tensión sectaria. 
Ahora los nuevos gobernantes en Damasco han prometido tolerancia para los muchos grupos religiosos y étnicos de Siria, un cambio que podría reverberar a través de la región.
Los gobiernos occidentales están observando de cerca el progreso en ese compromiso. Funcionarios del Ministerio del Exterior de Siria no respondieron a solicitudes de comentarios.
“Eramos como hermanos—no sólo vecinos—con otros grupos religiosos sirios que vivían aquí,” dijo el Rabino Yosef Hamra. “Podemos hacerlo nuevamente.”
Los Hamra dejaron Siria cuando la vigilancia y tensiones regionales se volvieron muy difíciles de soportar. “No podíamos crecer, y no podíamos ser nosotros mismos,” dijo Henry Hamra, de 46 años.
Ellos se asentaron entre los miles de integrantes de la comunidad judía siria en New York que preservaron muchas de sus tradiciones.
Ahora, los Hamra esperan que los judíos puedan volver a establecerse en Siria. Los miembros de la delegación judía—organizada por la Fuerza de Tareas de Emergencia Siria, una organización basada en Estados Unidos que aboga por la democracia en el país—dijo que la visita podía ser seguida por otras y, a su debido tiempo, al restablecimiento de los centros judíos y al retorno de los judíos sirios que podrían ayudar con los esfuerzos de reconstrucción cuando Siria busca recoger los pedazos de su economía destruida.
La delegación judía, que incluyó a un ex embajador estadounidense, viajó en una caravana con funcionarios del Ministerio del Exterior de Siria y las fuerzas armadas. Cuando los judíos estadounidenses en la caravana preguntaron a las fuerzas armadas lo que pensaban del pueblo judío, un soldado dijo, “Somos todos hermanos."
Asher Lopatin, un rabino radicado en Michigan y parte de la delegación, dijo que los funcionarios gubernamentales con los que se reunió la delegación fueron receptivos con las inquietudes de la comunidad judía, incluyendo proteger a los judíos y sus lugares santos, sugiriendo potencial positivo para las relaciones entre Estados Unidos y Siria.
“Estas son personas que pienso que darán la bienvenida a Estados Unidos y a la influencia estadounidense. ¡Qué oportunidad!—es un grupo al que no le gusta Rusia, y no le gusta Hezbola,” dijo Lopatin. “¿Por qué no quitar las sanciones, y si hay un problema en seis meses, volver a colocarlas? Tenemos que actuar rápido."
Las sanciones occidentales punitivas impuestas sobre Siria durante la era de Assad, tanto como otras contra el HTS que se derivan de la designación terrorista del grupo, siguen en vigencia, aunque ha abjurado de su ideología extremista previa.
Haytham Dabbas, de 57 años de edad que no es judío, ayudó a mantener los sitios judíos durante las décadas en las cuales no había suficientes judíos sirios para hacerlo. El también mantuvo a la diáspora actualizada sobre los acontecimientos en sus antiguos barrios.
“Este ha sido un deber importante—es parte de la historia y del legado de Siria y su pueblo,” dijo. “Estoy entusiasmado de ver nueva vida inyectada en estos lugares."
Algunos sitios no pudieron ser defendidos. Millas de edificios se encuentran en ruinas apocalípticas en Jobar, un suburbio de Damasco que fue bombardeado por el ejército de Assad y sus aliados rusos durante la guerra civil que empezó después de manifestaciones callejeras que amenazaron al régimen en el año 2011.
Entre las pilas de escombros del barrio y casquillos de municiones está la Sinagoga Jobar, construida en lo alto de una cueva donde los fieles dicen que el profeta Elías se refugió de la persecución. Un cartel sobre la fachada dañada del edificio dice que el santuario se remonta al año 720 A.C. Antes de la guerra civil, los judíos, musulmanes y cristianos visitarían la sinagoga y se turnarían descendiendo a la cueva para rezar.
Mucho del sitio no es reconocible, aunque algunas inscripciones antiguas pueden leerse. Henry Hamra, quien dijo que el sitio reverenciado era uno de los últimos lugares visitados por su familia antes de abandonar el país, señaló cosas que él pudo descifrar.
Entre las muy pocas: un antiguo arco de piedra grabada con una Estrella de David. Debajo creció una higuera quemada, la mayoría de sus ramas muertas, otras cargando los inicios de nuevos frutos.

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