miércoles, 31 de agosto de 2011

El entendimiento es la clave para un futuro de dos estados para israelìes y palestinos


Un Estado palestino puede hacerse realidad pero sólo a través de un acuerdo con Israel que cumpla con los requisitos de ambas partes.

Por Lorna Fitzsimons

www.guardian.co.uk

17 de agosto, 2011

Muchos se desilusionaron con la idea de una solución negociada de dos Estados (para israelíes y palestinos). Creen que resulta inalcanzable un acuerdo y que, los dos pueblos, son incapaces de asumir los compromisos necesarios. Están haciendo un llamado a la claudicación del paradigma de dos Estados, o a que la Comunidad Internacional imponga una solución ante Naciones Unidas. Algunos, incluso, piensan que el conflicto puede ser resuelto a través del boicot contra Israel, con el fin de intimidarlo para que acepte todas las demandas de los palestinos.

Pero aquellos que perdieron la fe en una solución negociada de dos Estados están subestimando la capacidad de palestinos e israelíes de ver más allá de sus actuales desacuerdos e imaginar un futuro compartido mejor.

Un acontecimiento reciente, facilitado por Bicom, pudo ilustrar esta situación. Organizamos una mesa redonda de debate, inusual en Israel para un grupo de jóvenes profesionales de medios de comunicación del Reino Unido. Los disertantes - invitados eran un joven líder del Partido Likud de centro – derecha de Tel Aviv (Israel) y un joven activista palestino del Partido Fatah en Ramallah. Ambos tenían una historia inusual para contar. Se conocieron dentro del contexto de un foro auspiciado internacionalmente para jóvenes líderes, israelíes y palestinos. A pesar de sus relatos personales y nacionales, profundamente arraigados y firmemente opuestos, lograron entablar una profunda amistad, visible en la calidez que demostraba el uno hacia el otro.

Durante el debate, cada uno habló sobre el conflicto desde su propia perspectiva; sus versiones de la realidad actual y de cómo llegamos hasta aquí eran duramente diferentes. Pero ninguno discutió con el otro. Se escucharon, con r espeto, la historia de cada uno. El activista del Likud habló en nombre de los dos, cuando se dirigió a los participantes británicos, “No espero que la otra parte acepte mi versión de los hechos, pero es importante que cada uno aprenda a entender cómo ve, la otra parte, la situación. Sobre esta base, podemos construir un futuro compartido”. Ésta es la clave para resolver el conflicto. Ambas partes tienen inquietudes centrales estratégicas que necesitan ser reconciliadas. Ninguna va a abandonar su relato nacional o su reclamo de autodeterminación. Lo que estas dos personas aprendieron, tras haberse conocido, es que el conflicto no puede resolverse mientras una parte fuerza a la otra a aceptar sus reclamos. El único modo de resolver el conflicto es si, cada parte, logra comprender los reclamos de la otra y encuentran caminos para reconciliar las demandas disputadas a través del diálogo y la negociación. Eso requerirá una considerable flexibilidad y concesiones difíciles para ambos. Pero esas concesiones pueden tener lugar si los líderes de ambas partes pueden convencer a sus públicos que, el acuerdo, representa la mejor opción disponible.

Un ex negociador israelí me dijo: “Tienes que pensar en el discurso de la victoria de la otra parte”. En otras palabras, la paz no puede ser a todo o nada. Para poder alcanzar un acuerdo de estatus definitivo, cada parte necesita pensar en cómo su interlocutor venderá el acuerdo a sus integrantes. Los líderes de ambas partes deben ser capaces de establecer una visión para un futuro post-acuerdo, que será mejor para sus hijos que las cosas tal como están ahora.

A partir de mi larga experiencia en relación a Israel, aprendí que la mayoría de los israelíes estarían dispuestos a apoyar el establecimiento de un Estado palestino en Gaza y la Margen Occidental. Eso está sistemáticamente confirmado por las encuestas de opinión. Sin embargo, sólo pueden convencerse sobre el acuerdo si, sus principales requisitos, son cumplidos a cambio. En esencia, a cambio de haber abandonado el control, por parte de Israel, de los territorios ocupados, los palestinos deben renunciar a su reclamo territorial en aquello que, hoy, es Israel. Esto significa que no puede haber un retorno masivo de refugiados palestinos a Israel.

Ésta es la razón por la cual el intento palestino que sus reclamos sean respaldados por las Naciones Unidas no sólo está mal encauzado, sino que resultan peligrosos. A fin de que las negociaciones tengan mayores posibilidades de éxito, ambas partes necesitan acompañarlas con las mínimas restricciones posibles.

Cada parte traerá reclamos, pero deben estar preparados para moderarlos. Si Naciones Unidas respalda posturas palestinas maximalistas, hará que les resulte mucho más difícil comprometerse alrededor de una mesa de negociaciones. Además de complicar las futuras negociaciones, el liderazgo palestino está, entre su público, generando expectativas que no coincidirán con el cambio real en el lugar.

Los dos Estados siguen siendo la única solución imaginable que equilibra las necesidades de israelíes y palestinos. La Comunidad Internacional debe promover un entorno que haga que, la solución negociada de dos Estados, sea más probable. Deben evitar los pasos ante Naciones Unidas que harán aún más difícil, para cada una de las partes, llegar a acuerdos dolorosos pero necesarios en el futuro.CIDIPAL

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