domingo, 31 de enero de 2016


Entrevista con Marcos Aguinis

26 Enero 2016. Publicado en Israel
aguin"Ambas partes se sacrifican: Israel para construir, los palestinos para ser víctimas'' Entrevista con Marcos Aguinis.
Por MARIO WAINSTEIN

Aurora - 25/5/2008.
El escritor y ensayista judío argentino Marcos Aguinis llegó a Israel enviado "como regalo'' por la Asociación de Amigos de la Universidad de Tel Aviv en Argentina, para participar de un acto en honor al sexagésimo aniversario de la independencia de Israel organizado por los Amigos de la UTA de habla hispana en Israel.
El emotivo acto tuvo lugar en el auditorio Adolfo Smolarsz, ante una audiencia de aproximadamente mil personas, entre ellas el principal donante del auditorio, que lleva su nombre. La conferencia de Aguinis fue el "plato fuerte''.
Nuestro encuentro tuvo lugar dos días antes, enseguida después de haber llegado, cuando aún se le notaban en el rostro los signos de cansancio por el largo viaje.
Israel nació y creció como el niño mimado de la izquierda intelectual. Esa misma izquierda es hoy punta de lanza y vanguardia de la militancia antisionista y antiisraelí. ¿Cuáles son las causas últimas, profundas, de esa metamorfosis?
Hubo una izquierda muy importante, que era la soviética o pro-soviética, que era la mejor organizada, que fue siempre antisionista y antiisraelí. Poco antes de la partición de Palestina el régimen decidió dar un golpe mortal al imperio colonial británico y entonces apareció el discurso de Gromyko y el apoyo a Israel, siendo que el antisemitismo en Rusia continuaba porque en el año 48 fue la persecución y muerte del actor y director de teatro Solomon Mikhoels, y luego vino el juicio contra los médicos, y el Proyecto Birobiyán continuaba vigente, y la URSS fue el principal proveedor de armas contra Israel.
De modo que un sector importante de la izquierda, que no se puede desdeñar, brindó un apoyo a Israel que fue muy breve.
La izquierda que más sostenía y apoyaba a Israel, fue la que hoy llamaríamos social-democracia, una izquierda liberal, que no había traicionado los valores originales de la izquierda. Porque yo creo que la izquierda ha hecho una repugnante traición a sus valores, porque un valor fundamental de la izquierda es el de la libertad, el derecho individual, el pluralismo, los gobierno democráticos, la dignidad de las personas. Y todo eso ha sido violado sistemáticamente porque ese núcleo soviético, que después fue defenestrado parcialmente por Kruschev, continuó con Cuba, que ha seguido exportando ideas de ese carácter en América Latina y en África, y actualmente continúa con Chávez. De manera que nos encontramos con una izquierda que es opuesta a la izquierda que nosotros amamos, la de los valores. Creo que ha habido una gran traición por parte de la izquierda.
Por otro lado, Israel no fue siempre mimado. Por el contrario, durante la Guerra de la Independencia los mediadores de las Naciones Unidas saboteaban a Israel. Había un proyecto de Bernadotte que proponía que Israel se quedara con la Galilea y el Sharón, que ya los había conquistado, y entregara todo lo demás para permitir que Inglaterra tuviera libre acceso a la India. La Liga Árabe estaba dominada por Gran Bretaña. La Legión Transjordana estaba comandada directamente por británicos.
Cuando vino después la Guerra de los Seis Días en 1967 hubo una conmoción internacional pero en las Naciones Unidas las decisiones no fueron para obligar a que se firmara la paz, que en aquel momento era posible, sino para que se llegara a una suerte de armisticio que era una "no-paz''. Es decir, todo el tiempo se lo dejó a Israel colgado del precipicio: en el '49, en el '56 cuando hubo un ultimátum, otra coincidencia entre la Unión Soviética y los Estados Unidos además de la del '47, para que Israel se retire sin que se firme una paz, dejando un colchón de las Naciones Unidas que se levantó sin mayores problemas en el '67 por el secretario de la ONU a pedido de Nasser para poder invadir Israel y borrarlo del mapa, como dijo abiertamente, y no hubo grandes manifestaciones a favor de Israel.
Tenemos que reconocer sin tener vergüenza para ello -los judíos somos tan culpógenos y tenemos tanta vergüenza de nuestros derechos- que Israel es el judío entre las naciones desde que nació. Ello no le quita a Israel errores, y yo lo he señalado todo el tiempo. El mayor error israelí es no haber reconocido que había una población árabe en Eretz Israel, que no tenía una identidad palestina ni muchas cosas que se las deben a los israelíes, no hay duda, pero que existían. Sin identidad, pero eran gente que estaban acá. Muchos de ellos procedían de Egipto y de Siria; en la década del '30, consta en documentos del Foreign Office, había columnas que venían para acá, en vez de emigrar a Uruguay o a Argentina, lo hacían a Palestina. Aquí había trabajo, gracias a los sionistas.
Ese error yo ya lo había señalado en mi novela "Refugiados, crónica de un palestino'' y decía que los israelíes van a ser los primeros en reconocer los derechos de los árabes que viven en Eretz Israel porque han vivido experiencias similares. Pero han cometido el error de no reconocerlos. Si lo hubieran hecho en aquel momento después de la Guerra de los Seis Días, dándoles la dignidad que ello implica, los hubieran sacado de los campamentos de refugiados en los que permanecían como rehenes de los Estados árabes para utilizarlos, les hubieran dado trabajo, los hubieran organizado, hubieran negociado con ellos un Estado palestino viable.
En fin, Israel no tuvo percepción de la situación y se equivocó rotundamente.
De manera que es cierto que ambas partes han cometido errores. Pero no dejo de acusar a la izquierda de haberse dejado arrastrar por un sentimiento profundamente antisemita. Lenin dijo que el antisemitismo es la ideología de los imbéciles. Pues bien, hay muchos imbéciles en la izquierda que siguió a Lenin.
Hiciste referencia al principal error israelí. ¿Podrías señalar lo que a tu criterio sería el principal logro?
Yo diría que en Israel ha predominado una cualidad que se la debemos a la larga historia judía de la diáspora. En la diáspora los judíos aprendieron a no ser vengativos, sino que consolaban su dolor mediante la creatividad, mediante la reconstrucción. El judío no estaba en condiciones físicas de devolver los golpes a los juliganes o a los ucranianos o a los soldados polacos. Tenía que enterrar los muertos, curar los heridos y seguir construyendo y creando.
Israel ha heredado esa vocación de creación extraordinaria. Por eso hay un gran contraste entre el sacrificio judío o israelí y el árabe o palestino. Ambos se sacrifican, pero Israel se sacrifica para crecer, y los palestinos se sacrifican para la miseria, para ser víctimas. Y se sacrifican: se matan, no cultivan como deben cultivar ni construyen como deben construir, se sacrifican enormemente pero para ser víctimas. Y el mundo no se da cuenta que les hace un muy mal favor al ayudarlos a que sigan en esa senda tan equivocada.
Ya que tocaste el tema de la convergencia entre lo israelí y lo judío, quisiera saber cuál es y cuál debería ser en tu opinión la relación entre ambos. El poeta Juan Gelman, por ejemplo, publicó en su momento un artículo en el cual lamentaba que Israel no fuera judío, porque el judío fue siempre el perseguido, no el perseguidor.
En primer lugar, ya que mencionaste a Gelman, debo recordarte que él pertenecía al comunismo pro-soviético, esa izquierda de la que hablaba antes, que ha traicionado sus valores y sigue en esa postura: no ha hecho ningún "mea culpa'' hasta ahora. Esa es una falencia que tiene la izquierda extremista, estalinista o como quieran llamarla.
En segundo lugar, yo no creo que sea muy elogiable ser la víctima de los pogromos. Creo que eso había que acabarlo, terminarlo, ese no es el modelo que nos da orgullo, ha sido una desgracia, una tragedia que en buena hora ha terminado.
Cuando Golda Meir dijo que la sangre judía ya no será más gratuita, dijo algo muy verdadero. Emblemáticamente los judíos en el siglo veinte tomamos el ejemplo del levantamiento del Gueto de Varsovia, y debemos recordar que ese levantamiento, sin tanques ni aviones, duró más que lo que resistió Francia cuando fue ocupada por Hitler. Le llevó a los nazis más tiempo sofocar la rebelión que vencer a los franceses.
Insisto en la relación que crees que debería haber entre lo judío y lo israelí.
Yo creo que el israelí, originariamente, ha querido construir este país según el modelo de la Atenas de Pericles: un país culto, tolerante, plural, laico. No lo ha conseguido. Hay un poco de razones internas, pero muchas son externas. Lo han obligado a ser Esparta, y ha salido una combinación de Atenas y Esparta. No es absolutamente lo segundo porque no hay otro país en el mundo que en sesenta años haya hecho todo lo que hizo Israel, empezando prácticamente de la nada: sobre arenas, sobre rocas, sobre desierto con una oposición permanente.
El desarrollo que tiene Israel en el campo de la cultura, de la ciencia, de la tecnología, no tiene parangón.
Recientemente he leído un artículo de Carlos Alberto Montaner, un cubano que huyó de Cuba y actualmente vive en España, que habló del ``tigre semita'': existe el "tigre oriental'' (Corea del Sur, Taiwán, Singapur); el "tigre australiano'' (Nueva Zelanda); existe el "tigre celta'' (Irlanda); existe el "tigre báltico'' (Estonia), y existe el "tigre semita'', que es Israel.
Hablaste antes de tu postura crítica con respecto a Israel. La pregunta, precisamente en momentos en los que Israel ha sido y es atacado en forma generalizada, es: ¿por dónde pasa la línea divisoria entre la crítica legítima y el anti israelismo?
Es muy difícil establecer esa línea porque inconscientemente se filtra no tanto el antisemitismo como el criterio maniqueísta de ver de qué lado está la víctima. Hasta el nacimiento del Estado de Israel era fácil que el judío fuera la víctima, como señalaba Gelman. Pero ahora los palestinos se sacrifican, mueren, luchan para aparecer como víctimas. La tendencia humana es a defender al débil, a la víctima y eso se ha conformado en la estrategia palestina, con lo cual no consiguen nada.
Los judíos, precisamente también tienen tendencia a ser víctimas: el "oy vey'' es muy judío. Pero a pesar del "oy vey'' construyen, edifican y han creado una cantidad enorme de instituciones y organismos, antes incluso de la Independencia, como no hacen los palestinos.
Por ejemplo: Gaza. Ya no se puede hablar de "la ocupación'', porque no hay más. ¿Por qué en vez de dedicarse a lanzar misiles no convierten a Gaza en una especie de Costa Azul del Mediterráneo Oriental? ¿Por qué no levantan grandes hoteles y hacen una playa extraordinaria y se llenan de dinero, y crean muchísimas fuentes de trabajo, como podrían hacerlo? En lugar de hacer eso, provocan para ser atacados y aparecer como víctimas.
Mira, son peor que los piratas, que cuando tenían un éxito se quedaban con el botín. Cuando se fueron los israelíes de Gaza, los palestinos ni siquiera se quedaron con el botín que les dejaron en las colonias: lo quemaron. Quemaron invernaderos y no pasó nada.
Precisamente en calidad de quien es percibido, por sus enjundiosas defensas, como un representante de Israel en Argentina y en América Latina, ¿cómo definirías ese "destino común'', o "compartido'', entre Israel y la diáspora judía?
Yo lo definiría como la persistencia de una memoria, que por mi edad no sólo es memoria sino una experiencia que he vivido, de cómo se sentía el judío cuando no había un Estado de Israel. En la escuela primaria, recuerdo que el director, a quien yo respetaba porque era un hombre muy culto, dijo: "Hay dos pueblos en el mundo que son apátridas y están malditos por la historia. Son los gitanos y los israelitas''. Eso me golpeó muy hondo: apátridas. Ese era el apodo que teníamos los judíos.
Recuerdo también cuando después de la Segunda Guerra Mundial los puertos del mundo estaban cerrados para la lacra judía, incluidos los Estados Unidos. Truman, como un gesto humanitario, permitió el ingreso de cien mil niños (los adultos que se mueran). A Inglaterra, la cuna de la democracia occidental, no le importaba que los barcos con judíos se hundieran aquí frente a las costas de Haifa o en el Mar Negro. El mundo fue muy cruel con los judíos e Israel representó al Gueto de Varsovia elevado a la milésima potencia: un país que se defiende, que lucha, que resiste y que sigue creando.
Porque Israel es lo que es no sólo por su Ejército o por su "Mosad'', lo es por sus científicos, por sus artistas, por sus periodistas, por sus docentes, por la población que todos los días va al trabajo, que se esmera.
Israel es muy plural, es un país lleno de conflictos que se van a agudizar aun más cuando se firme la paz, si se firma. Pero eso es la historia típica del pueblo judío, que nunca dejó de ser un pueblo lleno de conflictos: con los caraítas, con los samaritanos, y el mismo Talmud con sus discusiones y disputas. Hay otros modelos, que no logran comprender que el pueblo judío es armónico con el disenso y se siente bien con él. Por ejemplo la Inquisición y también la Iglesia Católica antes de la Inquisición, el libro que más odiaban era el Talmud, porque no podían entender cómo un libro se contradice a sí mismo en una misma página. Para ellos tenía que haber un dogma, debía haber coherencia. La supuesta incoherencia del Talmud los volvía locos. Y los judíos somos incoherentes, es verdad, pero ello forma parte de nuestra naturaleza.
¿Qué opinión te merece la actual literatura israelí?
Es asombroso cómo habiendo un clima tan antiisraelí en el mundo, haya una media docena de escritores israelíes que tienen una gran aceptación y son muy bien vistos, publicados en diarios de todo el mundo, cuyas obras se traducen y algunos son incluso candidatos al Premio Nobel. Es otro de los grandes milagros.
Que un idioma como el hebreo, que era pobre, dedicado a la liturgia, se haya convertido en un idioma tan dinámico, tan rico, tan cargado de matices, que haya llevado a que existan expresiones literarias de esa magnitud. Ese es otro milagro que no tiene paralelo: el milagro lingüístico que hizo Israel es extraordinario.
Quiero mencionar otro milagro más, otro aspecto del genio judío en Israel, y es que se adelantó a todos los movimientos ecologistas del mundo. El Keren Kayemet merece ser reconocido en las Naciones Unidas y en la UNESCO como el primer movimiento ecologista del mundo. A nadie se le ocurría que había que forestar, cuando los judíos, en Israel y en la diáspora con la "pushke'', la cajita en la cual recolectaban el dinero, se dedicaban a plantar árboles.
Recuerdo que hace mucho tiempo un no judío cuyo nombre no recuerdo había visitado Israel y escribió un pequeño libro en el que decía: "Por cada muerto un árbol''. Había quedado impresionado por eso: en Israel no se hacen monumentos sino que se plantan árboles. Esta visión, casi una obsesión, es muy meritoria y habla del amor a la vida. El pueblo judío tiene un apego obsesivo por la vida, quizás porque ésta era tan fácilmente destruible para los judíos.
A propósito de literatura, ¿crees que existe una literatura judía argentina, o judía latinoamericana?
Yo contestaría en forma bastante negativa, diciendo que no veo ni literatura latinoamericana ni literatura argentina. La veo muy pobre en estos momentos. De manera que antes de entrar a lo judío, confieso que en este momento me cuesta hablar de una literatura argentina en general, como se hablaba en la década del '60, en la que había realmente algunos nombres muy potentes.
Hoy día son nombres que tienen éxito durante un tiempo, después se apagan, algunos son objeto de culto debido a que hay "trenzas'' y "capillas'' universitarias que le dan mucha "manija'' a ciertos nombres, pero que el público no acepta, o no ama, o no sigue.
Y entonces no existe una literatura argentina fuerte en estos momentos, como la que se puede señalar en el siglo 19 o en la primera mitad del siglo 20 hasta la década de los años '60. En la década siguiente ya comenzó a declinar.
(Aclaración: durante la charla que siguió después del reportaje, Aguinis se retractó de los conceptos vertidos en este tema y los consideró "demasiado severos y duros'' y "en última instancia injustos e imprecisos'', y admitió que hay una literatura judía argentina e incluso latinoamericana y que "sin escarbar demasiado se puede mencionar una docena de obras de ese tipo''. Considero prudente y honesto dejar este testimonio. M.W.)
¿Cuál es tu expresión de deseos al llegar Israel a su sexagésimo aniversario?
Los judíos siempre deseamos ``hasta los 120 años''. (Sonríe).
Espero que no haya que esperar otros sesenta para que Israel logre el objetivo más importante que existe acá y es el de lograr la paz. El mundo no insiste en que el movimiento Paz Ahora en Israel ha logrado convocar las manifestaciones más grandes que se han visto en Medio Oriente, de centenares de miles de personas. Entre los árabes no se ha logrado reunir a mil personas en una manifestación por la paz.
Esto nos demuestra que el mundo es muy maniqueísta, porque trata de ver las cosas como si ambas partes, como en un divorcio, tuvieran algo de culpa y algo de razón, sin comprender que ambas se sacrifican, pero una para construir y otra para ser víctima.
Por MARIO WAINSTEIN

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