domingo, 24 de junio de 2012

El dilema del pueblo israelí

Hace siete días escribíamos sobre el dilema del pueblo egipcio. Hoy queremos referirnos al dilema del pueblo israelí La semana pasada el supervisor del Estado de Israel(MebakerHaMediná), el juez retirado MijaLindenstrauss, ha dado a conocer su opinión sobre la actuación que le cupo al gobierno en relación al tratamiento de caso conocido periodísticamente como "Flotilla de la Paz" o como debería haberse llamado, "Flotilla de la Provocación". El mismo es un crítico informe contra el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el titular de Defensa, Ehud Barak. El documento, de 150 páginas, acusa a ambos de haber tomado decisiones de forma individualista y no consultar con otros ministros, mandos militares y consejeros ni sobre los preparativos ni sobre las posibles consecuencias del abordaje, en el que murieron nueve activistas turcos y decenas resultaron heridos. «Las decisiones se tomaron sin un trabajo de equipo ordenado, reflexivo, coordinado y documentado a pesar que en el Gobierno, altos mandos del Ejército y de Inteligencia eran muy conscientes de que la flotilla turca no era como las que le precedieron», afirma el supervisor tras casi dos años de investigación. Si luego de dos años de profundos y concienzudos estudios ha sabido llegar a conclusiones tan determinantes, gustoso se podría decir "Chocolate por lanoticia". Tengo un nieto de diez años, estoy seguro que si se le explica la situación ocurrida, en menos de dos horas hubiese llegado a la misma conclusión. "Las decisiones se tomaron sin un trabajo de equipocoordinado". La flotilla, que se dirigía a Gaza con ayuda humanitaria para tratar de romper un bloqueo israelí que duraba ya tres años, fue abordada por comandos israelíes el 31 de mayo de 2010 en una operación militar que acabó en un enfrentamiento violento. El convoy internacional estaba formado por nueve barcos de distintos tamaños, entre ellos el turco «MaviMarmara», en el que ocurrieron los hechos, que abrieron una grave crisis entre Israel y Turquía y desataron una ola de críticas internacionales contra Israel. Según Lindenstrauss, Netanyahu debería haber ordenado un trabajo «integral» de todos los organismos institucionales para afrontar la crisis en vez de celebrar «reuniones privadas» y por separado con el titular de Defensa y el de Exteriores, Avigdor Lieberman, de las que no se guardaron actas. Sobre una reunión previa al asalto del conocido como «septeto» (un foro informal de los siete ministros más importantes del Gobierno) afirma que fue «de hoy para hoy» y convocada sin preparación alguna y sin que ante ellos hablaran expertos de los organismos relevantes (mandos militares, de los servicios secretos y diplomáticos). La reunión se produjo a petición de varios ministros debido a que Netanyahu viajaba a Estados Unidos, donde se encontraba cuando ordenó el asalto. El supervisor subraya que hubo «serios y sustanciales fallos» en la toma de decisiones, entre ellos el de verificar si el Ejército estaba preparado para una operación de ese tipo. Destaca el individualismo de Barak, que desoyó las recomendaciones del entonces jefe del Estado Mayor, Gaby Ashkenazi, quien advirtió en una reunión de que «no tenía dudas de que habría que usar la fuerza» para controlar el barco y calificó de «ilusos» a aquellos que creían lo contrario. «Creo que es de ilusos pensar que si de buenas a primeras 20 miembros de un comando descienden sobre un barco con 400 personas los vayan a recibir con aplausos», advirtió. Netanyahu también es acusado de no agotar las posibilidades para lograr una salida diplomática a la crisis antes de que la flotilla zarpara de Turquía y de no haber dejado constancia escrita de las negociaciones que tuvo con un mediador egipcio para convencer a Ankara de que no la autorizara. El de Lindenstrauss, que abrió expediente sobre el caso a pesar de la oposición del Gobierno, es el tercer informe interno israelí sobre la Flotilla, aunque no se espera que tenga ramificaciones judiciales ni políticas como sí tuvieron otros de su oficina en el pasado. En un comunicado, el primer ministro afirmó que en los últimos tres años «los israelíes disfrutan de una seguridad que no veían desde hacía años. Esta seguridad es el resultado directo de una gestión responsable y una política definida». La oficina del Primer Ministro recordó las conclusiones de un panel de la ONU que «sentenció con claridad que el bloqueo marítimo para impedir que armas lleguen a los terroristas de Gaza es un acto legítimo en defensa propia» y que «la decisión de Israel de interceptar a la flotilla era legal según el derecho internacional». El inconveniente de esta forma de proceder es que de igual forma y con iguales elementos se puede decidir un ataque a Irán o alguna otra variante que luego ya no tenga retorno. La idea no es criticar la decisión tomada, sino el método empleado. Netanyahu se viene comportando como un factor de poder único que no habla bien de su forma de gobernar. Se ha movido con astucia y ha integrado un gobierno con una amplia base de escaños en la Kneset. Le responden casi ciegamente más del 75 % de parlamentarios y ha arrinconado a la oposición dejándola casi sin alternativas. Lo peor que le puede pasar a un régimen democrático es no tener oposición. Que los ciudadanos no tengan alternativas de voto. Que no existan posibilidades de alternancia en el poder. Netanyahu se ha subido a la cresta de la ola y es el amo absoluto. Recientemente ha sido contundente. Cuando se discutía sobre el desalojo de viviendas construidas en lugares ilegales, "Al que no esté de acuerdo, lo hecho", y los ministros que no pensaban como él no concurrieron a votar a la Kneset. La prensa internacional, en especial la popular revista Time, lo caracteriza con una corona y lo llama Rey. Tal vez es tiempo que los judíos retornemos a la tiempos ancestrales y volvamos a tener un rey. Volver al Rey David, o el Rey Salomón, o alguna de las siete dinastías. La verdad, es que a Bibi lo veo como Rey. Tiene las características propias para ese cargo. Es soberbio, altivo, vanidoso y arrogante. Todas las cualidades para ser rey las cumple con creces. Supone que todo lo hace bien y que salvo jugar al futbol, donde a los tres minutos se lastimó un tendón y terminó con un yeso, todo puede hacerlo solo. Tal vez sería bueno tener Benjamín I. Lo que no me termina de cerrar es el tema de la reina. La verdad que viendo a la Reina Sofía de España, la Reina Margarita de Dinamarca o la Reina Beatriz de Holanda, a Sarita no la veo. Pero tal vez ese tema también lo arregleBibi. Israel está entrando en un camino peligroso desde el punto de vida interno. La concentración de poder es peligrosa. Hoy por hoy, Netanyahu es insustituible como Jefe de Estado. No hay opciones. Sin duda alguna, ganará cualquier elección que se celebre en los próximos tiempos. Se encuentra tal lejos de sus rivales, y estos están tan atomizados, que no representan peligro alguno. ShellyYachimovich no es rival de temer. Con toda su capacidad personal, no puede hacer sombra a la veteranía de Netanyahu. Además el Partido Laborista, luego de la presidencia de Barak ha quedado desecho. Su paso ha sido como el de los conquistadores bárbaros de la antigüedad. Ehud puede decir, como Atila, que donde paso yo, no vuelve a crecer el césped. La garantía de un buen sistema democrático está en la oposición. En la alternancia del poder. En la transmisión ordenada de un partido a otro. Para bien o para mal, pero con opciones. Se fue Blair, vino Cameron. Se fue Zapatero, viene Rajoy. Se fue Szarkouzy, llega Hollander. No se sabe si serán mejores, pero el pueblo pudo optar. En Israel ya se acerca el verano. Comenzarán las carpas, las protestas, las reuniones en el BulevardRotchild los sábados por la tarde. Pero eso todo es anecdótico.No sirve para nada. Si, es cierto, es divertido y sale barato, pero si el líder de la oposición es DafniLif, pobre la democracia. Gracias a los últimos movimientos políticos se cuenta con más de un año de plazo para las próximas elecciones generales. Es tiempo de trabajar ahora, de pronunciarse. Generar alternativas de gobierno. Nuevas ideas. Renovación de candidatos. Hora de estudios profundos y determinantes. Ir limando el tema de las injusticias sociales. Igualando los niveles de ingresos. Retomar las raíces socialistas de la creación del Estado. En el siglo XXI, pero con raíces humanistas. No todo es lograr un equilibrio presupuestarios aumentando los impuestos directos y al consumo. Se exige una total y amplia reforma fiscal. Lo que no se haga hoy, lo lamentaremos en el futuro. Cont. Víctor Vaisman Editor Responsable