jueves, 28 de junio de 2012

Para que tenemos tiempo?

Para que tenemos tiempo? Cuando preguntamos a las personas ¿Por qué no venís a estudiar Torá, hacer una mitzvá, por ejemplo a visitar a un enfermo, poner tzedaká, etc.? Nos contestan, no tenemos tiempo, estamos trabajando. ¿A qué corresponde esta respuesta? pensamos que si no nos ocupamos de trabajar, nadie lo hará por nosotros y ello constituye una pérdida monetaria. ¿Hasta qué punto es cierto? Si bien el trabajo es una obligación para el sustento diario ello no implica que sea trascendente, el problema es que nosotros mismos lo transformamos en algo supremo.y ello constituye una falta de fe Sin embargo la realidad nos indica que el dinero solo nos sirve para este mundo y es un medio para satisfacer nuestras necesidades; pero el alma, que esta dentro nuestro, y que no se contenta con el dinero, siente una falta y si de vez en cuando hacemos una donación u otro tipo de mitzvá, ello no alcanza para alimentar algo tan elevado. Ya que ella, (el alma), trasciende este mundo y es la que nos hace llegar al otro. Si bien muchas veces lo material constituye el medio para hacer mitzvot, no siempre lo es, ya que por ejemplo, darle ánimo a una persona, estimularlo y alentarlo es la comunicación de un alma con la otra.y una mitzva muy importante La pregunta seria: ¿Cuál es la diferencia entre estudiar Torá y otro tipo de estudios o tareas? Si bien en la vida diaria discutimos por diferentes razones, cuando lo hacemos estudiando el talmud, para tratar de entenderlo, no solo constituye un alimento para el alma, sino como resultado de dicho estudio uno sale tranquilo y contento queriendo prolongar las horas en dichos temas. En cambio cuando discutimos problemas comerciales, no siempre estamos contentos y muchas veces nos afecta en cuanto a la salud. Por eso si cerramos los ojos o los oídos cuando tenemos que ver u oír, cuando querríamos abrirlos para querer escuchar, quizá estarán cerrados para siempre, por eso las oportunidades en la vida son muy pocas y no siempre tenemos la predisposición y la voluntad de querer recibir sobre nosotros el yugo divino, pero sin embargo esa es la llave de nuestra libertad existencial. De nosotros depende para lograrlo,porque del esfuerzo inicial vamos a conseguir la realización personal. Elías Dayé