viernes, 29 de junio de 2012

Hermandad Musulmana: el radicalismo islámico asume el poder en Egipto

Hermandad Musulmana: el radicalismo islámico asume el poder en Egipto Para regocijo del Hamas, Irán, y de todos aquellos fundamentalistas que quieren imponer la Sharia como única legislación y con la cuestionable complacencia de Obama, la Hermandad Musulmana gobernará Egipto por medio de interpósita persona. Con la anunciada victoria lograda en la elección presidencial de Egipto por el representante de la Hermandad Musulmana Mohamed Morsi, quien obtuvo el 51,73% de los sufragios, la voluble e inestable situación de Medio Oriente, se torna extremadamente peligrosa y despierta fundados temores y aprensión. Mohamed Morsi Isa al-Ayyat, nacido el 20 de agosto de 1951 en la gobernación de Sharquia, situada al este del delta del Nilo en la República Árabe de Egipto, recibió sendas Licenciatura y Maestría en Ingeniería de la Universidad de El Cairo en 1975 y 1978 respectivamente. Posteriormente, en 1982 obtuvo un doctorado en ingeniería de la Universidad del Sur de California en EE.UU. país en el que vivió entre 1982 y 1985, cuando regresó a Egipto para dar clases en la Universidad de Zagazig. Dos de sus cinco hijos nacieron en California y son ciudadanos estadounidenses. Morsi, quien sucederá al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que tomó el control del poder de la presidencia después del derrocamiento de Hosni Mubarak el 12 de febrero de 2011, había integrado el Parlamento como candidato independiente, desde 2000 al 2005. Fue miembro de la Oficina de Orientación de los Hermanos Musulmanes hasta la fundación por éstos del Partido Libertad y Justicia (PLJ), el mismo que lo encaramó como candidato a presidente al ser anteriormente descalificado por la Comisión Electoral, Khairat el-Shater, porque el organismo aducía que la designación de éste violaba las reglas electorales ya que había sido liberado de prisión en marzo de 2011 y quien aspira a la candidatura tiene que haber sido excarcelado seis años antes. En un evidente artilugio, Khairat el-Shater, el candidato frustrado elegido en primera instancia, había renunciado formalmente al igual que lo hizo ahora Mohamed Morsi a la Hermandad Musulmana para no violar el compromiso de esta organización de no designar un candidato a presidente. El ascenso al poder de la Hermandad Musulmana -organización radical religiosa fundada en 1928 por Hassan al-Banna, proscripta durante casi toda su existencia y cuya premisa declarada es “eliminar y destruir la civilización occidental desde dentro y sabotear su casa miserable”- fue recibido con alborozo por el grupo terrorista Hamas, celebrado en Irán y calificado por la Casa Blanca como un “hito” en la transición del país a la democracia. Conocido el resultado de los comicios, con premura, el presidente Obama, exultante, llamó el domingo a Morsi por la noche para felicitarlo y le dijo que Estados Unidos apoyaría a Egipto en ese período y que esperaba con interés trabajar juntos. En un comunicado, el secretario de prensa norteamericano Jay Carney expresó, entre otras consideraciones, que “Estados Unidos tiene la intención de trabajar con todas las partes dentro de Egipto para sostener nuestra asociación de larga data, ya que consolida su democracia. Felicitamos a la Comisión Electoral Presidencial y el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (SCAF) por su papel en el apoyo a un país libre y elecciones justas, y esperamos con interés a la realización de una transición a un gobierno elegido democráticamente”. Evidenciando una ingenuidad o desconocimiento alarmante sobre la naturaleza y propósito de la Hermandad Musulmana, que intentará denodadamente instaurar la Sharia, el documento dado a conocer agrega “creemos en la importancia que el nuevo gobierno de Egipto le dará a la defensa de valores universales y el respeto a los derechos de todos los ciudadanos egipcios, incluyendo a las mujeres y las minorías religiosas como los cristianos coptos”. Al respecto de esa plausible pero ingenua idealización, es conveniente recordar que el secuestro de niñas cristianas en Egipto para forzarlas a la conversión, luego de ser violadas, ha sido una constante durante más de cuatro décadas. El extinto Papa copto Shenouda III advirtió contra este fenómeno, instigado por la Hermandad Musulmana en 1976, diciendo “Es una práctica para convertir niñas coptas, para que abracen el Islam y se casen bajo terror con maridos musulmanes”. Otra prueba insoslayable de que los cristianos coptos no comparten el candor de Obama, lo demuestra el hecho que más de 100.000 de ellos, huyeron de Egipto desde la caída de Mubarak. El presidente electo Mohamed Morsi, dijo que ha llegado el momento de poner en práctica el famoso eslogan de los Hermanos Musulmanes: “El Islam es la solución” y reconoce que sus planes políticos contienen una “moderada referencia islámica”. Con respecto a la relación con Israel, pretendiendo disipar sin mayor éxito el recelo y la inquietud que generan en el Estado judío Los Hermanos Musulmanes, aseguró ambiguamente que se regirá por el tratado de paz de 1979, pero que no se reunirá con autoridades israelíes. Una declaración emitida por la oficina del Primer Ministro de Israel Binyamín Netanyahu después que se conociera oficialmente los resultados de la elección decía que Israel espera continuar la cooperación con el gobierno egipcio sobre la base del tratado de paz entre las dos naciones, lo cual favorece los intereses conjuntos de los dos pueblos y contribuye a la estabilidad de la región”. “Israel espera continuar la cooperación con el gobierno egipcio sobre la base del tratado de paz entre las dos naciones, lo cual favorece los intereses conjuntos de los dos pueblos y contribuye a la estabilidad de la región. Lo cierto es que más allá de la tenue esperanza del gobierno israelí, de mantener incólumes los lazos con Egipto y aguardar que respete el tratado de paz existente entre las dos naciones, el ex embajador de Israel en El Cairo a finales de los 90, Tzvi Mazel, en una entrevista con Radio Israel dijo que “el nuevo presidente busca la destrucción de Israel”. “Él ha dicho que quiere conquistar Jerusalén”. Lo expresado por el diplomático israelí está avalado por el discurso en el mitin multitudinario que puso en marcha la campaña presidencial de Mohamed Morsi, en el que el imán egipcio y predicador televisivo Safwat al- Hijazi -a quien el Reino Unido puso en la lista de personas no autorizadas a entrar al país por glorificar la violencia terrorista- dijo que “el sueño del califato islámico” estaba siendo realizado por Morsi, su partido y sus seguidores y pidió que millones de mártires marchen a Jerusalén.” “Desterrar el sueño de los ojos de todos los judíos. Vamos, los amantes del martirio, todos ustedes son de Hamas. Yo digo desde esta tribuna, de Al-Mahalla, en el corazón del Delta, en el corazón de Egipto, para que el mundo entero oiga. Nosotros decimos alto y claro: Sí, Jerusalén es nuestra meta. Vamos a orar en Jerusalén, o de lo contrario moriremos como mártires en el umbral. Millones de mártires marcharemos hacia Jerusalén”. Morsi, quien pretende aparecer como moderado-tal como falsamente lo es el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas,- declaró que la aplicación de la ley islámica representaba el único medio por el cual los egipcios podrían “recuperar su dignidad.” Su promesa de respetar todos los tratados internacionales para acabar con las preocupaciones de la comunidad internacional y de Israel principalmente, no resultan tranquilizadores ni verosímiles. Basta con recordar una conferencia brindada en julio de 2011 en Tanta cuando era presidente de Libertad y Justicia donde afirmó que “los sionistas están tratando de destruir a Egipto, porque ellos creen que la revolución es más peligrosa para ellos que una bomba nuclear. No podemos descontar la posibilidad de que los sionistas han hecho un pacto con las fuerzas de seguridad, altos funcionarios, remanentes del antiguo régimen, matones y hombres de negocios corruptos para destruir la revolución y con ella, todo Egipto”. Más recientemente, en abril de 2012, en una visita que efectuó Morsi cuando estaba en campaña, al norte de la Península del Sinaí, declaró en relación al suministro de gas, que “es cierto que la seguridad nacional de Egipto y el desarrollo es un acto de protección de la seguridad nacional del estado. Con la ayuda de Alá, nuestra revolución seguirá y no permitirá que los elementos corruptos hagan compras. Israel está tratando de robar nuestros campos de gas y sacarlos del Sinaí”. El lunes 25 de junio, la agencia de noticias iraní FARS, vinculada a La Guardia Revolucionaria del régimen del Ayatolá Jamenei, publicó una extensa entrevista en lengua farsi, donde Morsi decía que iba a revisar el tratado de paz con Israel, que la política de su país hacia Israel sería “una de igualdad, ya que no son nada menos que los israelíes de ninguna manera”, y que tenía previsto discutir con Israel, la cuestión de los palestinos y el “derecho a retorno”. Las supuestas declaraciones de Morsi, donde se contradecía con lo que había manifestado cuando que se comprometió a respetar los acuerdos internacionales de Egipto, incluyendo su tratado de paz con Israel, fueron desmentidas por la agencia egipcia MENA, que aseguró que “ Morsi no dio ninguna entrevista a FARS y todo lo que este organismo ha publicado carece de fundamento.” Más tarde FARS insistió diciendo que Morsi no había desmentido la entrevista. La propensión al engaño de los musulmanes, sean chiítas o sunitas, encarnada en la “Taqiyya”, torna difícil dilucidar quién dice la verdad. Lo fehaciente y que no se puede negar es la ideología de la Hermandad Musulmana que va a gobernar a la República Árabe de Egipto “Alá es nuestro objetivo, el profeta nuestro jefe, el Corán nuestra constitución, la jihad nuestro camino, el martirio nuestra mayor esperanza”. Rubén Kaplan http://www.rkpress.com.ar/