jueves, 14 de febrero de 2013

El antisemitismo en Europa

En 2012, la cantidad de delitos antisemitas en Francia aumentó considerablemente. Los seis meses que siguieron a los asesinatos de marzo en una escuela judía en Toulouse fueron particularmente duros. El asesino, Mohammed Merah, se convirtió en un héroe en muchos suburbios, su nombre apareció en numerosos grafiti. Para algunas personas, al parecer, el que se dispare a niños en la cabeza sólo porque son judíos, es altamente motivante. Si bien los actos tales como el asesinato en Toulouse no tuvieron equivalente en otras partes, Francia no es una excepción: las estadísticas muestran que insultos, agresiones y gritos de odio contra los judíos se multiplican por toda Europa. Escuelas judías, sinagogas y centros culturales judíos son amenazadas y requieren con urgencia medidas de seguridad más estrictas. Los líderes políticos dicen que son conscientes del problema y que están decididos a actuar. En noviembre, el presidente francés, François Hollande, dijo que "la lucha contra el antisemitismo es una prioridad máxima". Angela Merkel utilizó las mismas palabras unas semanas más tarde en Alemania. A principios de diciembre, después de un aumento en los incidentes antisemitas verbales y físicos en Gran Bretaña, David Cameron dijo que quería "combatir el antisemitismo frontalmente”. Palabras como estas fueron pronunciadas muchas veces en las últimas décadas, pero es evidente que no tuvieron efecto alguno. No revirtieron la tendencia. Cuando líderes y comentaristas políticos europeos hablan de antisemitismo, son vagos y casi nunca dan explicaciones más detalladas. Nunca dicen por qué el antisemitismo es despreciable y peligroso. Llevan a cabo una especie de ritual abstracto que parece cada vez más distante de la realidad. Pero cuando los líderes y comentaristas políticos europeos son más precisos, por lo general se refieren sólo a un determinado tipo de antisemitismo: el antisemitismo fascista. Si bien el antisemitismo fascista no ha desaparecido, no es el más virulento ahora en Europa y ya no participa en muchos crímenes antisemitas. Es como si estuvieran combatiendo una enfermedad considerando un solo aspecto de la enfermedad pero olvidando sus dimensiones más importantes. Los líderes y comentaristas políticos casi nunca hablan de la cepa más virulenta del antisemitismo en la Europa de hoy: el antisemitismo islámico. Tienen miedo de combinar las dos palabras: "islámico" y "antisemitismo". Saben que si lo hacen, serán inmediatamente acusados de ser "racistas" y "islamófobos". Saben que las organizaciones musulmanas comenzarán a decir en los medios de comunicación, que los musulmanes están siendo injustamente "estigmatizados". También saben que la población musulmana en Europa está aumentando rápidamente y que algunos de sus miembros podrían reaccionar con violencia. Hoy día no hay lucha contra el antisemitismo islámico en Europa. Si un librero no musulmán quisiera vender “Los Protocolos de los Sabios de Sion” en París, Berlín o Bruselas, la policía intervendría de inmediato y sería arrestado y procesado. Si un librero musulmán hace lo mismo, no tiene riesgo alguno. Si una estación de televisión alemana o francesa decidiera transmitir programas antisemitas, sería cerrada y se provocaría un escándalo. Los canales de televisión islámicos emiten programas antisemitas que atraen a un público muy amplio en Europa, y nadie se anima a hablar de ello. Otra causa del antisemitismo, nunca planteada en Europa, es la difusión del "anti-sionismo". La "causa palestina" y el "sufrimiento del pueblo palestino" se han convertido en la principal preocupación de una cantidad creciente de europeos que, curiosamente, no están interesados en el sufrimiento de cualquier otro pueblo - sirio, por ejemplo. Israel se ha convertido en el país que está de moda odiar. El odio generalizado hacia sucesivos gobiernos israelíes ha trasladado ese odio hacia la población israelí y hacia los judíos en general, sobre todo si apoyan a Israel. Los líderes y comentaristas políticos no combaten el "antisionismo", excepto cuando se vuelve extremo y su dimensión antisemita ya se hace imposible de ocultar. Muchos parecen tener prejuicios en contra de Israel y consciente o inconscientemente contribuyen a la propagación de este odio. El antisemitismo en la Europa de hoy es como una nebulosa oscura y compleja. Incluye restos de antisemitismo fascista y niveles crecientes de antisemitismo islámico, con "antisionismo" agregado a la mezcla. Antisemitas fascistas, para ocultar su antisemitismo, a menudo se unen a movimientos "anti-sionistas", en los que trabajan codo a codo con antisemitas islámicos organizando protestas contra Israel. Antisemitas islámicos usan elementos de la propaganda fascista y la difunden sin límite alguno. Los líderes y comentaristas políticos pretenden luchar contra el antisemitismo, y algunos de ellos podrían pensar que realmente están luchando contra el antisemitismo. Pero en la medida en que no se tome en cuenta la nebulosa entera, y siempre y cuando no se hable con claridad de todos sus componentes, lo que dicen y lo que hagamos será inútil. Los judíos que pueden hacerlo, abandonan Europa. Los que no tienen los medios para hacerlo saben, que deben tener mucho cuidado: nuevamente es peligroso ser judío en Europa. Más peligroso aun es ser un judío que apoya a Israel. Los judíos que públicamente desprecian a Israel, o que dicen que el pueblo judío no existe, son ampliamente elogiados. Lo que Theodor Lessing denominó "Jüdischer Selbsthass" (auto-odio judío), en un libro publicado en Alemania en 1930, impregna nuevamente la atmósfera. El evocar el período más oscuro de la historia de Europa puede parecer pesimista. Y aquellos que dicen que la historia no se repite probablemente tengan razón, pero ciertas formas de maldad parecen capaces de encontrar ropajes nuevos para sobrevivir y prosperar nuevamente. En una entrevista en una revista francesa de hace unos años, un hombre que sobrevivió al campo de exterminio de Auschwitz, dijo: "En la década de 1930, los pesimistas encontraron maneras de sobrevivir, fueron los optimistas los que murieron."