viernes, 22 de julio de 2016

Exodus 1947
Por Julián Schvindlerman
Mundo Israelita – 22/7/16
En 1928, la naviera Pusey and Jones construyó un buque para The Baltimore Steam Packet Company. El presidente de esta empresa era Solomon Davies Warfield y en su honor el barco fue nombrado SS President Warfield. El magnate tenía una sobrina, Bessie Wallis Warfield, más conocida como Wallis Simpson, quien sería duquesa de Windsor. Bessie fue amante y luego esposa de Eduardo VIII de Inglaterra, quien abdicó al trono por ella, aunque se especuló que sus simpatías filonazis también gravitaron en ese desenlace.
El barco navegó entre la Bahía de Chesapeake Baltimore (Maryland) y Norfolk (Virginia) durante más de una década hasta que fue transferido a los británicos en virtud de un acuerdo de préstamo y arriendo como parte de un grupo de barcos de poco calado. Más adelante, el SS President Warfield participaría en la invasión de Normandía, en junio de 1944. Después de la Segunda Guerra Mundial volvió a aguas estadounidenses. Luego ocurrió un acontecimiento que lo destinaría a las páginas de la historia: fue vendido como chatarra por 8.000 dólares a la Haganá -la organización militar clandestina hebrea- con el fin de transportar judíos europeos que buscaban emigrar ilegalmente a Palestina. Para cuando los judíos lo adquirieron esas incómodas SS del nombre ya habían sido removidas. Lo rebautizaron Exodus 1947.
En julio de 1947, el Exodus zarpó de un puerto cercano a Marsella con destino a Palestina, con más de 4.500 pasajeros a bordo, entre ellos 600 niños. Barcos ingleses lo siguieron durante semanas, hasta que se aproximó a las costas palestinas, donde fue abordado. El pasaje opuso resistencia y se produjo el triste espectáculo de marinos ingleses forcejeando con sobrevivientes del Holocausto por el control del navío. Tres judíos resultaron muertos y varios, heridos. La Haganá transmitió en vivo por radio el episodio a la prensa internacional. En el calor del momento, una desafiante Golda Meir declaró: “Al Reino Unido le decimos: es una gran ilusión creernos débiles. Que Gran Bretaña con su poderosa flota y sus muchas armas y aviones sepa que este pueblo no es débil, y que su fuerza se mantendrá en pie”.
La novela de Leon Uris de 1958 y la película homónima de Otto Preminger de 1960 hicieron concluir la epopeya del Exodus en un triunfante desembarco en las costas de Palestina. En la vida real, la Marina Real británica prevaleció en su voluntad de impedir que la multitud de refugiados, desplazados y sobrevivientes judíos lograran poner pie en el aun por nacer estado judío. Al menos momentáneamente.
Impasibles a las protestas de la opinión pública, marineros británicos remolcaron el barco al puerto de Haifa donde reubicaron a los pasajeros en tres buques que fueron enviados de regreso a Europa. La primera parada de los barcos fue en Toulon, Francia, donde se les ordenó a los judíos desembarcar, quienes rehusaron obedecer la orden. Las autoridades francesas se negaron a retirar por la fuerza a los desdichados y los británicos optaron por esperar hasta que los pasajeros abandonasen el navío por su propia voluntad. Pero estos respondieron más tercamente aun, al declarar una huelga de hambre que duró más de tres semanas. La indignación global puso presión sobre Londres, que decidió enviar a todo el pasaje a Hamburgo, en la zona de Alemania ocupada por los británicos. Una vez allí fueron asignados a campamentos de internación en Lubeck. Un periódico estadounidense publicó el siguiente titular: “De regreso al Reich”.
Desacreditada ante la opinión pública y agotada del embrollo emigratorio de posguerra, presionada por los nacionalistas árabes y judíos atrincherados en sus posturas, ya en el umbral del desmoronamiento del Mandato, finalmente Londres abandonó sus responsabilidades en Palestina y el estado de Israel pudo ser declarado al año siguiente.
En este mes de julio, 69 años después de estos acontecimientos dramáticos, bien vale la pena recordar a este barco desgastado que tuvo en sus inicios unas SS en su nombre, un dueño cuya sobrina desposó a un bonvivant pro-nazi que debía convertirse en Rey de Inglaterra, y cuya saga conmovió a buena parte del mundo y asistió a cristalizar el nacimiento del estado de Israel.

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