sábado, 30 de julio de 2016

Robert Roman Kent, de 90 años, salió algo irritado del encuentro con Francisco en Auschwitz. Aunque muchas voces autorizadas en el mundo hebreo entendieron y apreciaron el gesto del silencio, a otros les pareció insuficiente y hasta inadecuado. Kent, polaco de nacimiento y residente en Nueva York, fue uno de ellos. “Esta ha sido, para mí, una visita distinta de otras anteriores. El Papa ha estado aquí pero, al mismo tiempo, no ha estado, pues no nos ha dicho ni una palabra; así que ha sido un poco decepcionante”, declaró Kent a este diario, tras la ceremonia en el campo de Birkenau.
El superviviente no tuvo muchas ganas de dar detalles sobre su propia experiencia como prisionero. Se limitó a explicar que, tras ser liberado y emigrar a Estados Unidos, estudió en la universidad y luego se dedicó a los negocios. “¿Cuánto tiempo estuve aquí? Es irrelevante –contestó–. Un minuto en Auschwitz era como un mes, un día como un año, una semana como una eternidad. ¿Cuántas eternidades pueden vivirse en una vida?”
Sobre la actitud de Jorge Mario Bergoglio, Kent estuvo severo. “Entiendo que quisiera escoger el silencio –dijo el exprisionero–. El silencio está muy bien, pero a veces tienes que ir más allá del silencio. El silencio es demasiado fácil, y este no es un lugar fácil para practicar el silencio, sobre todo porque hay tantos negacionistas del Holocausto”. El anciano judío polaco-estadounidense aprovechó la conversación con un periodista para lanzar una acusación genérica a la prensa por usar un lenguaje que, a su juicio, exonera o al menos quita gravedad al intento de exterminio de los judíos. “La prensa dice que murieron 6 millones de judíos, entre ellos 1,5 millones de niños –agregó–. Pero no es verdad. Todos tenían que morir, antes o después. Sucedió que los mataron. Los asesinaron. La prensa quita gravedad al Holocausto. Por eso era importante que el Papa dijera alguna cosa”.
El final del breve diálogo fue tenso, por un error del periodista y el enfado del interlocutor.
–¿Su familia murió aquí?
–¡No murieron! Usted, la prensa, no lo entienden. ¡Se lo acabo de decir! No murieron. Los asesinaron. Hay una diferencia.
–Lo siento, señor.
Robert Roman Kent, de 90 años, salió algo irritado del encuentro con Francisco en Auschwitz. Aunque muchas voces autorizadas en el mundo hebreo entendieron y apreciaron el gesto del silencio, a otros...
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