¡ SHABAT SHALOM !
El punto de inicio es siempre el más vital de cualquier proceso.
Quizá no sea el más elevado, ni el más profundo, ni el más maduro.
Pero sí el más vital.
La vida acaba de nacer.
Está ahí, delante de nuestros ojos, con toda su fuerza y su estampa.
¡Viva la vida!
Pero pasan los días, el tiempo transcurre, y el hombre se distrae, se dispersa.
Y esa distracción conlleva el “perder de vista” el punto vital, el iniciático.
Y lo vital, lentamente, se transforma en un sonámbulo vivir, para más tarde derivar en un equívoco sobrevivir.
Pero el hombre es absolutamente libre de elegir nuevamente el camino de regreso.
Elegirás la vida.
No el regreso a un sitio determinado, sino al estado de conciencia vital del momento inicial.
Ay, hombre, no te olvides que el único camino auténtico es el camino de regreso.
Todo lo demás es pura imaginación.
Para que la vida no duela tanto, para que la fricción permanente desaparezca.
Para que la vida, sea siempre un ¡viva la Vida!
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