"Todos mis días tuve cuidado de nunca arrancar una brizna de hierba o una flor innecesariamente, cuando tenía la capacidad de crecer o florecer.
Ustedes conocen la enseñanza de nuestros sabios, que ni una sola brizna de hierba crece aquí en la tierra que no tenga un ángel encima de ella ordenándole que crezca.
Cada capullo y hoja dicen algo significativo, cada piedra susurra algún mensaje escondido en el silencio: cada creación canta su canción".
Rav Avraham Itzjak HaCohen Kook
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