Historia para Shabat.
Yankel, un millonario judío visitó una escuela judía en Los Ángeles y notó un cartel colgado en el frente del edificio con fotos explícitas para “mayores de 18 años” que no le correspondia estar en un lugar donde cientos de estudiantes caminaban por allí y se topaban con el cartel durante el dia.
Este hombre decidió hacer algo al respecto y llamó a la empresa responsable del espacio publicitario ofreciendo pagar por el cartel y así retirar la publicidad.
“Estás dispuesto a pagar 1.000 dólares al día? "preguntó el representante.
"Sí", respondió Yankel.
Media hora después, el representante llamó y aceptó la oferta.
Yankel pagaria 90.000 USD por 90 días!
El representante entonces le preguntó qué producto quería anunciar.
"No sé", respondió.
"¡Pero no puedes dejar la cartelera vacía! ¡Tienes que poner algo! ”.
"Déjame pensar... ¡Ok! Quiero que pongas la frase “FALTAN 90 DÍAS”, y que cada día la vayas cambiando… a 89 DÍAS, FALTAN 88 DÍAS, 87 DÍAS FALTAN 86 para cumplir los 90 días"
Desde entonces transeúntes y los residentes de la zona empezaron a preguntarse sobre la publicidad misteriosa.
La curiosidad crecía y todos estaban a la expectativa por el misterio que se revelaría al final de los 90 días.
Periodistas y varios medios de comunicación también lo contactaron para entender qué había detrás de la publicación.
Yankel se negó a revelar.
"Es una sorpresa", dijo.
Pero nadie sabía que Yankel no tenía planes de publicar absolutamente nada, sino que solo quería retirar esa propaganda inmoral del frente de la escuela.
Pocos días antes de que expirara el plazo de 90 días, Yankel recibió una llamada del director ejecutivo de mercadeo de Coca-Cola ofreciendole una oferta fantástica:
"¡Publicarás lo que quieres publicar en otro lugar, y nosotros te compraremos el derecho de publicar el día 90 por la cantidad astronómica de 3 millones de dólares!”.
En el último día de Chanuka, Yankel recibió 3 millones de dólares de la compañía Coca Cola, todo gracias a su preocupación por los niños.
En la Parashat VaYechi, nuestro patriarca Yaacov se despide de sus hijos bendiciendo a cada uno de ellos de acuerdo a sus aptitudes para que puedan seguir haciendo el bien a las próximas generaciones!!!
Cada uno de nosotros tenemos características y cualidades distintas que podemos usar para marcar la diferencia y hacer de este mundo cada vez mejor.
Recuerda que cuando pensamos en el bienestar del prójimo, realmente estamos haciendonos un bien a nosotros mismos.
¡Esta es la mejor inversión y con el mayor retorno!
Shabat Shalom!
Por: Rabino Moshe Lenczynski
Fuente: Noticias de Guisheft
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