Las velas de Jánuka no solo celebran el milagro del aceite que ardió por ocho días, sino también la capacidad de superar desafíos y mantener nuestra identidad frente a la adversidad.
¡Hagamos que este Janucá sea una fuente de inspiración para construir un mundo más iluminado!
Y, por sobre todo, que el gran milagro de este año, sea el regreso de las 100 personas que aún permanecen secuestradas
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