Bienvenida a la tribu!!!!
Adriana Fernández, la 'niñera no judía', se convirtió y ahora es judía.
Inspiración a partir de la conversión de la popular influencer de las redes sociales.
Adriana Fernández tuvo un camino singular hacia la fama en las redes sociales.
Durante años, sus casi 90.000 seguidores han disfrutado de sus publicaciones, fotos y videos que reflejan sus perspectivas y experiencias como niñera no judía trabajando en hogares judíos observantes.
- Incluso adoptó el apodo de "niñera no judía".
- Con enorme gratitud a Hashem y a quienes la acompañaron, Adriana anuncia que completó su conversión judía ortodoxa.Todo comenzó cuando ella era estudiante de ópera en la universidad y tomó un trabajo como niñera.
- La primera familia que la encontró en el sitio web de niñeras era judía. Adriana no tuvo amigos judíos al crecer y sabía poco sobre las prácticas y el estilo de vida del pueblo judío.
A medida que comenzó a cuidar niños en hogares judíos observantes, rápidamente se dio cuenta de que era mucho más que un trabajo o una fuente de ingresos. Llegó a amar no sólo a los niños con los que interactuaba, sino el estilo de vida que ellos y sus familias llevaban.
- Empezó a compartir su perspectiva "no judía" y sus pensamientos sobre las leyes, tradiciones y rituales judíos ortodoxos, y se volvió viral. Desde observaciones sobre el recato hasta recetas kasher y festividades judías, la gente se enamoró de su energía, positividad y capacidad para pronunciar el sonido gutural "j".
- A medida que su número de seguidores crecía, negocios kasher y judíos comenzaron a notar su influencia, enviándole ropa y otros productos para que los presentara y promoviera.
- Mientras tanto, ella continuaba trabajando como niñera en hogares judíos ortodoxos, desarrollando relaciones significativas con las familias y en especial con los niños.En línea, la gente veía cómo crecía su número de seguidores y su influencia aumentaba.
- Lo que no veían era que, en la vida real, la influencia de las familias con las que trabajaba comenzaba a afectarla.
- Adriana no sólo sentía curiosidad e intrigada por la vida de Torá, sino que comenzó a desearla para ella misma, asi que se acercó a un Rabino y a una Rebetzin en el barrio donde trabajaba, y ellos aceptaron patrocinarla en su proceso de conversión.
La joven lo tomó en serio desde el principio, aprendiendo, leyendo, revisando, estudiando el currículo, asistiendo a los rezos y clases, e integrándose entre amigos judíos observantes.
(Cada detalle aquí es publicado con su permiso).
- Cuando el Beit Din (tribunal judío) se involucró, ser una "influencer" no aceleró su proceso.
- De hecho, lo hizo más lento, meticuloso y de una manera que permitiera confiar en que su interés era genuino y no simplemente una forma de aumentar su número de seguidores o cualquier otra motivación.
- Aunque el cambio en su vestimenta y su vida era notorio, Adriana nunca discutió su camino y proceso con sus seguidores.
Jamas anunció el programa en el que estaba ni la meta por la que estaba trabajando.
Finalmente, después de mucho trabajo y paciencia, llegó el día. Se sumergió como Adriana y emergió como Adina Shoshana.
Unos días después del nacimiento de su nueva identidad, vino la transformación de su perfil en línea.
- La "Niñera No Judía" pasó a ser la "Niñera Ahora Judía".
- Adina Shoshana debe ser admirada por su camino y debemos apoyarla mientras continúa sus próximos pasos como una judía orgullosa, plena y practicante.
- Su Rabino y Rebetzin merecen un gran crédito por su orientación, cuidado y tiempo enseñándole a vivir como judía.Y hay otras personas, invisibles en esta historia, que merecen un gran crédito: las familias para las que Adina trabajó.
La forma en que viven e interactúan inspiró a alguien que trabajaba para ellas y vivía con ellas a querer ser como ellas: una judía observante. Eso es extraordinario y un gran crédito para estas familias.
- Adina compartió que lo que más la inspiró fueron los niños, su dulzura, su paciencia al compartir su aprendizaje y vidas con ella, su alegría de ser y vivir judíos.
Si alguien trabajara en nuestra casa, viviera con nuestra familia, estuviera involucrado en nuestras vidas y estilo de vida, ¿eso lo acercaría al judaísmo o lo alejaría? ¿Lo inspiraría o lo desanimaría?
- Por lo menos 36 veces el Talmud (Bava Metzia 59b) subraya que la Torá nos obliga a amar al converso y a evitar causar angustia o dolor.
- Pero no es sólo al converso a quien debemos tratar bien. Todos los que trabajan en nuestros hogares, y en los lugares de trabajo que frecuentamos, judíos y no judíos por igual, se verán afectados por cómo nos comportamos en general y por nuestra actitud hacia el judaísmo en particular.
Cada judío tiene esta misión sagrada. No todos los que conocemos pasarán de ser "no judíos" a "ahora judíos", pero si vivimos con positividad y alegría, con honor y respeto, pueden pasar de "nunca me gustaron los judíos" a "ahora me encantan los judíos", simplemente gracias a nosotros.
Rav Efrem Goldberg
Aish Latino
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