lunes, 31 de marzo de 2025

de MOMENT MAGAZINE

 ¿ES TURQUIA EL SIGUIENTE GRAN PROBLEMA DE ISRAEL?

Bajo el mandato de Erdoğan, una nación una vez neutral flexiona su músculo regional.

Por Ilan Berman
Marzo 26, 2025
Traducida por Marcela Lubczanski
Cuando el régimen del dictador sirio Bashar al-Assad cayó abruptamente ante las fuerzas islámicas allá por diciembre, tiró por la borda a un aliado clave de Irán. Tras los talones de las victorias israelíes contra otros dos satélites iraníes—Hamas en Gaza y Hezbola en Líbano—también ayudó a poner a la principal némesis regional de Israel a la defensiva.
Pero a raíz de la salida de Assad, los funcionarios israelíes están mirando nerviosamente otro reto potencial. Después de años de enfocarse de forma abrumadora en la amenaza presentada por Irán y sus afiliados selectos, Israel ahora enfrenta un resurgimiento del radicalismo suní, respaldado por una Turquía cada vez más poderosa e imperialista.
Hay amplia razón para que los responsables políticos en Jerusalén estén preocupados. Al decir de todos, la ofensiva contra Assad dirigida por el una vez afiliado de al-Qaeda, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), fue orquestado en Ankara. El gobierno de Turquía ha mantenido durante mucho tiempo vínculos estrechos con las facciones rebeldes de Siria y las movilizó astutamente para explotar la fragilidad del régimen sirio después que su patrón había recibido varios reveses.
Desde que asumió el poder, el HTS ha devuelto el favor. Ha dado inicio a discusiones con Ankara acerca de una colaboración estratégica que incluiría un punto de apoyo militar significativo en el país. Y ha señalado que asumiría una línea más dura contra los rebeldes kurdos del país (una demanda turca fundamental). Todo lo cual ha dado a Turquía una apuesta significativa en la nueva Siria, posterior a Assad. 
Como resultado, "hay una posibilidad real que la influencia iraní en Siria sea reemplazada por la de Turquía," dice el General de Brigada (ret.) de las FDI, Eran Ortal, quien anteriormente dirigió el Dado Center, la think-tank en casa del ejército israelí. "Nadie sabe cuál será el posible rol turco sobre nuestra frontera. Es una fuerza regional importante, un miembro de la OTAN, un gran fabricante de defensa y un actor extremadamente islámico y anti-Israel." De hecho, "nosotros ya podemos ver los intentos de [el presidente turco Recep Tayyip] Erdogan por usar al nuevo régimen sirio para promover sus reclamos del Mediterráneo Oriental," escribe Ortal, ahora un académico principal en el Begin-Sadat Center for Strategic Studies de la Universidad Bar-Ilan.
El no es el único preocupado. Un comité del gobierno israelí advirtió hace poco al Primer Ministro Benjamin Netanyahu que Turquía estaba exhibiendo cada vez más ambiciones regionales abiertas—y que esos planes podrían poner a Ankara en confrontación directa con Jerusalén en el futuro.
"La amenaza de Siria podría evolucionar en algo aun más peligroso que la amenaza iraní," esbozó la comisión, dirigida por el ex asesor en seguridad nacional israelí Jacob Nagel. En respuesta, aconsejó, Israel tiene que aumentar sus gastos en defensa, "aumentando el presupuesto en defensa en hasta NIS 15,000 millones [u$s4,100 millones] anualmente durante los próximos cinco años para asegurar que las Fuerzas de Defensa de Israel estén equipadas para manejar los retos presentados por Turquía, junto con otras amenazas regionales."
Estas preocupaciones son aun más asombrosas porque Turquía una vez fue un aliado del estado judío. Allá por la década de 1990, luego del colapso soviético, los vínculos entre los dos países habían florecido, animados por lo que los analistas nombraron un "sentido común de alteridad" en medio de las políticas cambiantes de la región.
Con el tiempo, sin embargo, Jerusalén y Ankara se distanciaron en forma espectacular. El ascenso de una nueva tendencia islamista en la política turca, encapsulada por el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Erdogan, inclinó al país en una dirección decididamente anti-occidental y lejos de la sociedad con Israel también.
Los vínculos crecientes con los estados meso-orientales llevaron a Ankara a convertirse en un crítico cada vez más vocal de Israel, con Erdogan presentándose como un protector de los palestinos. Las escaramuzas diplomáticas intensificadas y enfrentamientos de alto perfil tales como el notorio incidente del Mavi Marmara en el 2010, en el cual Israel mató a diez turcos en el proceso de abordar un barco turco que participaba de una flotilla que trataba de romper el bloqueo de Gaza, llevaron finalmente a una ruptura diplomática total entre los dos países.
Desde entonces, Erdogan ha buscado pulir sus credenciales a costa de Israel. El lo ha hecho albergando a radicales palestinos; ayudando a Irán a eludir las sanciones occidentales diseñadas para torcer su programa nuclear; y agitando en favor de una alianza islámica para unirse contra Israel.
Entonces, ¿Turquía clasifica como el siguiente gran enemigo de Israel? No necesariamente. Como señalan los astutos observadores de Turquía, el sentimiento islamista en ese país está disminuyendo, reemplazado por un espíritu más nacionalista y de realpolitik. Soner Cagaptay del Washington Institute llama a esto la "tercera fase" de la política turca, en la cual el país está "básicamente casado con ninguna parte del mundo...sólo enamorado de sí mismo."
O, más precisamente, enamorado de una visión expandida de su potencial fuerza e influencia regionales. Esas perspectivas han sido fortalecidas enormemente por la orquestación exitosa por parte de Erdogan de la salida de Assad y es probable que inciten aun más activismo regional de parte de Ankara. Dependerá de Israel, durante mucho tiempo preocupada por la amenaza iraní, adaptarse a los resultados.
Ilan Berman es vicepresidente principal del American Foreign Policy Council en Washington, DC.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.