MI FAMILIA SOBREVIVIO A BONDI BEACH
Esperábamos paz cuando nos mudamos de Israel a Australia. La guerra nos siguió.
Por Arsen Ostrovsky
Diciembre 18, 2025
Sydney
Cuando mi esposa y yo dijimos a nuestras hijas que nos estábamos relocalizando de Israel a Australia, nuestra niña de 8 años de edad me miró y preguntó: “Abba, ¿eso significa no más bumis?" Ella se estaba refiriendo a las sirenas y explosiones que se habían vuelto parte de la vida cotidiana desde el 7 de octubre del 2023. “Sí,” dije. Nuestro nuevo hogar sería seguro; nuestra mudanza significaría calma, distancia de la guerra, un nuevo inicio para una niña que había visto y experimentado horrores que ningún niño debería.
Menos de tres semanas más tarde, estábamos en el fuego cruzado en Bondi Beach.
Habíamos llegado, como muchas otras familias, para celebrar Januca, la festividad alegre de las luces y la supervivencia judía. Mi familia se sentó para observar el encendido de la menora, y fui a conseguir comida, apenas a unos 50 pies de distancia.
Luego empezó el horror, con disparos implacables y rápidos en todas las direcciones.
Al principio, en medio del caos, me agaché para cubrirme, luego corrí inmediatamente hacia mi familia. Mientras yo subía, la bala de uno de los tiradores impactó mi cabeza. Caí al suelo y sangré profusamente. Saqué una foto de mi cara y la envié a mi esposa, diciéndole que la amaba, no sabiendo si la vería nuevamente.
A mi derecha, un hombre anciano se acurrucó, cubriendo a su esposa. El fue herido también, no se movía. A mi izquierda, a algunos pies de distancia, vi partes de cuerpos esparcidos por el piso. Otro hombre se despojó de su camisa y me la dió para ayudarme a detener la sangre que brotaba de mi cabeza.
Duró unos 15 minutos—el período más largo e insoportable de mi vida—antes de poder hacer contacto con mi familia. Mi esposa se las había arreglado para escapar ilesa y encontró refugio con nuestras hijas en un club de surf cercano.
He pasado años contando historias de terror y resiliencia como abogado. He defendido a víctimas, documentado atrocidades y he luchado por los sobrevivientes. Nunca imaginé que me convertiría en uno. Los doctores más tarde me dijeron que fueron milímetros entre la vida y la muerte, "un milagro" que yo haya sobrevivido. Los trolls, difundiendo imágenes generadas por IA, dijeron que yo lo estaba fingiendo, algo que me enteré por primera vez cuando estaba a punto de ser llevado a la sala de operaciones. Si Dios quiere, lograré una recuperación total.
Lo que ví en Bondi fue pura maldad. El terror, gritos y cuerpos sin vida. Se sintió como el Festival Musical Nova nuevamente, excepto que esta vez fue en la playa donde crecí—un santuario australiano. Yo había mudado a mi familia aquí para escapar a la guerra y estaba asumiendo un nuevo empleo para ayudar a combatir el antisemitismo.
Durante los últimos dos años, el flagelo ha aumentado sin cesar. La comunidad judía ha advertido una y otra vez que cuando se permite que el odio se encone, cuando es excusado, normalizado o generalizado, inevitablemente lleva a la violencia. El ataque en Bondi es la manifestación letal de las fallas en prestar atención a esos llamados.
Las señales de advertencia eran imposibles de pasar por alto. El 9 de octubre del 2023, mientras los cuerpos judíos estaban todavía siendo identificados en Israel, las turbas se reunieron fera de la Casa de la Opera de Sydney cantando: "¿Dónde están los judíos?” Desde entonces se han tirado bombas incendiarias a sinagogas, las escuelas han requerido seguridad reforzada, y las familias han sido intimidadas. Cada incidente se ha topado con declaraciones predecibles de preocupación, promesas de revisión y garantías de acción. Ninguna llegó. Para que no vayan a repetirse los horrores de la semana pasada, Bondi debe convertirse en un punto de inflexión.
Australia no necesita otra investigación, documentdoesn’t need another inquiry, strategy document or press release expressing sorrow. We need urgent, decisive action. Our laws must be enforced. Incitement must have consequences. Intelligence must be acted on and radical Islamic extremism must be confronted, not managed.
Mis heridas físicas del ataque sanarán con el tiempo, pero los recuerdos del horror que presencié nunca se irán.
Y sin embargo, incluso en la oscuridad, vi algo esperanzador. Australianos comunes, personas sin ninguna obligación y sin protección, corrieron hacia el peligro para ayudar a los heridos. Ellos aplicaron presión en las heridas, ofrecieron consuelo, protegieron a extraños con sus propios cuerpos y arriesgaron sus vidas para detener a los tiradores. Esta es la verdadera Australia. No el odio hambriento de los asesinos y sus facilitadores, sino el coraje silencioso de las personas decentes.
Cuando enciendo las velas de Januca este año desde mi cama de hospital, lo hago como un sobreviviente. Pero lo más importante, como un padre que todavía cree en la promesa que hice a mis hijas—que este es un lugar donde pueden vivir en paz sin las bumis. Januca nos enseña que la luz no es inevitable. Debemos defenderla. Si Australia desea seguir siendo un país donde la vida judíthat this is a place where they can live in peace without the boomies. Hanukkah teaches us that light isn’t inevitable. We must defend it. If Australia wishes to remain a country a pueda prosperar abiertamente y a salvo, este momento debe cambiarnos a todos.
El Sr. Ostrovsky es un abogado en internacional en derechos humanos y director de la oficina Sydney del Australia/Israel and Jewish Affairs Council.
Copyright ©2025 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved. 87990cbe856818d5eddac44c7b1cdeb8
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.