domingo, 3 de julio de 2016


 Perteneces a la vida, pero ella no te conoce. Deja la soledad de
tu días, abre la puerta de tu existencia y deja que la vida sepa
quien eres y que puedes dar…
Abandona tu cuarto de lectura, tus viejos y nuevos libros, corre
las cortinas y sal al jardín que el viento de la mañana pegue en
tu rostro de marfil…
Abandona tu cuarto de música, con tantas melodías sin nadie que
cante, sin nadie que baile, sin nadie que ría hasta las lágrimas rodar…
Abandona tu cuarto de dormir, y corre al cuarto del hombre que tanto
amas y no te atreves a decir. Él, pronto, te rodeará con sus brazos y
con palabras elegantes te contará sus sueños en que estás tu…
Abandona tu encierro, de nada sirve vivir en la oscuridad donde estarás
más cerca del olvido que del recuerdo por haber servido a la sociedad…
Abandona el hermetismo, abre la boca y ríe o llora, según la ocasión,
pero manifiéstate y tu voz quedará grabada en la mente o en el corazón
de alguien, quizás…
Abandona esa soledad que te tiene atada y te a hecho creer que esa es
tu vida. Has lo que te digo y entonces; recién entonces:
¡Serás feliz!
Mario Beer-Sheva

“Ayudar a tiempo depende del corazón, no del tiempo” José Narosky.-

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