Be’er-Sheva, oasis de la innovación tecnológica que florece en Israel
Si cubrir un evento de innovación tecnológica en el Medio Oriente ha sido una maravillosa experiencia, la emoción de ser recibido con un cálido “¡Mba’éichapa!” en una ciudad modelo israelí que florece en pleno desierto fue aun mucho mayor.
Conocimos a Gil Sztejman, concejal de la ciudad de Be’er-Sheva, quien vivió durante la década del 70 en Asunción.
Be’er-Sheva, que en lengua hebrea significa “Pozo del Juramento”, es una de las ciudades más antiguas de Israel, incluso anterior a los tiempos del patriarca Abraham.
Su nombre deriva del lugar donde Abraham realizó un pacto con el rey Avimélej y le entregó siete corderos como símbolos de paz, de ahí el nombre del “Pozo del Juramento” o también “Pozo de los siete”.
Enclavada en la provincia del Néguev a poco más de 100 km al sur de Tel Aviv, entre la Franja de Gaza y el Mar Muerto, esta antiquísima población judía recuperada a Egipto en 1948 durante la Guerra de la Independencia, es hoy el centro tecnológico del país y apunta a ser mucho más que eso.
Una apuesta al futuro
Con solo 215.000 habitantes, el crecimiento de Be’er-Sheva forma parte de una estrategia nacional que contempla una fuerte apuesta del gobierno de Israel en proyectos para desarrollo del empleo, la tecnología, la educación, todos los niveles de infraestructura, transporte, salud, energía renovable, cultura, turismo, deportes y entretenimiento.
“Es en el desierto del Néguev donde el pueblo de Israel tendrá su gran prueba” había dicho David Ben-Gurion, líder del país y ex Primer Ministro del siglo pasado como un anuncio premonitorio de los cambios que desde allí se están gestando para la nación hebrea.
David y Goliat
Partimos de Jerusalén hacia Tel Aviv para participar del DLD Festival Innovation y nuestro recorrido incluía conocer Be’er-Sheva, la Franja de Gaza y el Kibbutz Hatzerim.
El camino de Jerusalén a Be’er-Sheva alterna paisajes salpicados por alguna vegetación siguiendo una ruta sinuosa y pendientes, con trechos compuestos únicamente de arena y piedras blancas entre suaves colinas.
“En este lugar David venció a Goliat” comenta el coordinador del viaje, tras pasar por el Valle de Elah en las afueras de Jerusalén, donde según el Antiguo Testamento, el pequeño David venció al gigante filisteo con una honda.
Cada metro de estas tierras guarda un tesoro en historias reales algunas y legendarias otras.
La aridez del paisaje nos pone a pensar sobre cómo el ser humano es capaz de adaptarse a un lugar y con mucho esfuerzo logra transformar para su beneficio una situación extrema como la que plantea la naturaleza en esta parte del mundo.
Por Juan Carlos Dos Santos
Fuente: ABC.py
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