FINUL: nuestros soldados han de volver
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Sra. Ministra, Ha llegado el momento de reconsiderar el papel de nuestras tropas en la misión FINUL (Fuerzas Interinas de Naciones Unidas en el Líbano). Diez años después, no sólo la misión se ha desviado tristemente de su objetivo inicial, sino que nos expone a un dramático rol pasivo en la carnicería de Siria, amén de ser corresponsables, por omisión de nuestra responsabilidad, en caso de un ataque a gran escala desde Líbano contra Israel, nuestro único socio confiable en la zona. Enmarcando la expedición como “ayuda humanitaria”, realmente se ha procedido a un despliegue de tropas bajo la divisa española que han sido utilizadas flagrantemente como excusa y rehén de los terroristas chiítas patrocinados por Irán. El objetivo de esta misión, tal y como quedó descrito en su orden de creación mediante la resolución 425 de la ONU, era “garantizar la retirada de los soldados israelíes del territorio libanés y ayudar al Gobierno del Líbano a restituir su autoridad en la zona”. Tras la definitiva retirada de Israel del territorio en el año 2000, la principal misión de la FINUL queda concretada en el 2º punto: ayudar al gobierno libanés a restituir su autoridad en el territorio, para lo cual debe impedir las acciones y el rearme de milicias en ese país. El objetivo evidente era pues el desarme del principal de estos grupos, la guerrilla chií de Hezbollah, aliada del régimen sirio de Assad y patrocinada por Irán. Pero ha quedado acreditado tras más de 10 años de despliegue español “interino” en la zona que esta misión nunca se ejecutó. A día de hoy, y con la coartada de la vigilancia española, 150.000 cohetes han sido acumulados en este largo periodo en los arsenales de Hezbollah con el objetivo de ser lanzados devastadoramente sobre las ciudades de Israel. Recientes estudios estiman que un tercio de los hogares de los pueblos chiíes del sur del Líbano guardan arsenales de armas de Hezbollah. La población civil vive en el terror y es utilizada como escudo humano, mientras Hezbollah campa como dueña y señora del país, utiliza su control para cultivar y traficar con estupefacientes y se prepara para una nuevo intento de aniquilación de su vecino del sur. ¿Qué hacen nuestros soldados en medio de este avispero? Nada. Ejecutar su misión implicaría un enfrentamiento con los yihadistas. Sería peligrosísimo y no tienen autorización para ello. Sólo han servido como carne de cañón. El conflicto libanés ya se ha cobrado la vida de 10 soldados españoles. A pesar de que la resolución busca desarmar milicias, nuestro contingente parece más preocupado de no ser víctimas de las mismas desde que el 24 de junio de 2007, con la explosión de una bomba al paso de un vehículo blindado en Sahel Al Derdara con el resultado de seis muertos y varios heridos, Hezbollá lanzó un nítido mensaje de no intromisión a nuestras tropas. El destacamento español ha de confiar su propia seguridad física a la no injerencia en las actividades del auto-denominado “Partido de Dios” y ha contribuido así, a su pesar, a la consolidación de una de las peores bandas criminales del mundo, exportadora del terrorismo internacional, traficante de drogas, co-partícipe en la carnicería siria y amenaza permanente de genocidio para el estado judío, todo ello utilizando su territorio bajo paraguas de nuestros cascos azules como base y refugio. Es hora de acabar con esta farsa y con este uso inefectivo e inmoral del dinero de los españoles. Seamos francos: la FINUL no va a desarmar a una banda islamista como Hezbollah tras diez años de pasividad absoluta y nuestros soldados no pueden seguir siendo utilizados de parapeto y de cómplices. Tienen que volver a casa.
Atentamente, Angel Mas Presidente de ACOM – Acción y Comunicación sobre Oriente Medio
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ACOM - Acción y Comunicación sobre Oriente Medio
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