Más de veinte años, el miedo ya ha devorado importantes piezas de la cultura occidental y el periodismo. Todos desaparecieron en un espantoso acto de autocensura: las caricaturas de un periódico danés, un episodio de “South Park”, pinturas en la Tate Gallery de Londres, un libro publicado por la Yale University Press; Idomeneo de Mozart, la película holandesa “Presentación”, el nombre y el rostro de la dibujante estadounidense Molly Norris, una portada de Art Spiegelman y la novela de Sherry Jones, “Jewel of Medina”, por nombrar sólo algunos.
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – La mayoría de ellos se han convertido en fantasmas que viven ocultos, ocultos en alguna casa de campo o retirados a la vida privada, víctimas de una autocensura comprensible pero trágica.
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