domingo, 11 de junio de 2017

**Escúchame**

¡He, tu, joven amigo!
Contigo quiero hablar; te cuento que yo también tuve tus años y
como a ti me gustaba la noche larga, la bebida como las mujeres
ligeras, los besos y los romances cortos y las promesas sin cumplir.
Y además pensaba que esos años eran míos y nunca dejaría de serlos;
hasta que un día, con algunos años encima, noté asombrado que en la
cama descansaba y a la mañana me levantaba con muchas ganas de
vivir las flores y los jardines, los amigos de mi edad y la charla en el
café.
Pero tu sabes, amigo, todo eso terminó si hasta parece que las flores se
han secado, los jardines han cerrado, los amigos ya no están y en los
cafés hasta la charla se ha agotado.
El resto ya  lo imaginas: quedé sólo acompañado de recuerdos que
me producen dolor, por haber dejado pasar mi vida apoyado en un
mostrador esperando el amanecer, mientras reía y besaba a mujeres sin
honor.
Tu, joven amigo, que aún estás a tiempo aprovecha mis palabras que si
las tomas como una herencia te serán de gran valor.
Que sepas amigo que en mis años pedí haber tenido la oportunidad de
alguien que te hable como yo.

Mario Beer-Sheva

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