miércoles, 28 de junio de 2017

SOBRE ALMAS Y DISFRACES
Siempre es emotivo el encuentro de dos almas.
Porque nuestra “mente”, confundida y soberbia, pensaba que se trataba de dos desconocidos.
Dos culturas, dos estilos, dos ideologías, dos personalidades.
Pero las almas jamás se encuentran por primera vez.
Siempre se re-encuentran.
Y el instante del reencuentro es emotivo y conmovedor.
Y la melodía más bella hace danzar a la hierba del campo.
¡Pero qué valiente hay que ser para dejar que el alma hable antes que la mente!
Siempre es más cómodo presentarse disfrazado.
Pero el alma desconoce nuestro idioma.
No sabe juzgar ni prejuzgar.
No entiende de coincidencias ideológicas ni religiosas.
El alma es un imán que sólo se siente atraídos por el resto de las almas.
Y todo lo demás, lo que se aparta o se aleja de ese encuentro, es la raíz de lo que nos separa, nos enfrenta, nos enferma, y finalmente nos mata.
Para regresar, una vez más, a ser almas.
Nada más que almas, buscando almas.

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