A un sistema sanitario universal y gratuito se ha sumado la iniciativa legal. En el 2008, Israel prohibió cualquier pago por un órgano, tanto en su territorio como en el exterior, convirtiéndolo en un delito duramente castigado. Si un ciudadano se marchaba a un país pobre a trasplantarse y luego volvía (siempre se necesita controles médicos) el comprador se enfrentaba a duras penas. De ahí el descenso de este comercio, explica el autor de La Vanguardia.
Pero, sobre todo, se ha centrado en perseguir a las mafias que ofrecen estos servicios, lo que se ha revelado como el instrumento más eficaz contra el tráfico de órganos,
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