Infobae, Federico Gaon
Al cabo de un mes, Medio Oriente podría atestiguar una transformación geopolítica de envergadura, lo que alteraría el panorama regional a largo plazo. La prospectiva independencia de un Estado kurdo al norte de Irak tiene en vilo sobre todo a Ankara, Bagdad y Teherán, puesto que, de materializarse, este escenario socavaría sus intereses. En esencia, un nuevo Estado en la rica zona histórica de Mosul minaría la estabilidad fronteriza que mal que mal sobrevivió al embate de dictadores y sucesivas guerras. Los kurdos soportaron el designio británico que los aglutinó junto con árabes sunitas y chiitas en el Estado iraquí, la inclemencia del partido Baaz, las masacres de Saddam Hussein y, más recientemente, las atrocidades del yihadismo.
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