Una boda muy israelí, y un poco judía, para el arquero del Real Madrid.
La modelo Mishel Gerzig eligió un vestido de novia Made in Israel para su casamiento con Thibaut Courtois, y también llevó a Francia a un estilista, una maquilladora y hasta un DJ.
La resonante boda del arquero belga del Real Madrid, Thibaut Courtois, y la modelo Mishel Gerzig se celebró en Francia pero fue casi un evento israelí, con un toque de tradición judía.
Es que la novia, la famosa modelo nacida en Israel en 1997, puso a cargo de los mayores detalles del casamiento a empresas y profesionales de su país, comenzando por la firma de diseño May Mashiah.
Courtois y Gerzig marcharon al altar con una romántica ceremonia celebrada en Cannes, en la Riviera francesa, el lunes de esta semana después de dos años de relación y meses de preparativos.
Frente a más de 300 invitados, el casamiento contó con elementos de la tradición judía, por la novia, y católica, por el novio, de 31 años y uno de los mejores guardametas del fútbol actual.
Durante el glamoroso evento en el Chateau de la Croix des Gardes, también conocido como Villa Perrier, en el sur de Francia, se pudo ver a un nutrido grupo de celebrities israelíes, incluyendo a las modelos Omer Nudelman y Cindy Chady, además de la cantante Anna Zak.
Además, un equipo de organizadores de la empresa Sky Production viajó especialmente a Francia para la boda, la diseñadora May Mashiah fue responsable de los varios vestidos que usó Gerzig durante la velada y también los encargados de belleza fueron: el estilista Ran Karisi y la maquilladora Elle Adida.
Una combinación de tradiciones
Por si eso fuera poco, el animador fue el presentador de televisión Guy Zu-Aretz y el DJ Itay Galo fue, junto a Martin Garrix, uno de los responsables de hacer bailar a los invitados, entre los cuales se pudo ver a varios astros y ex jugadores del Real Madrid como Luka Modric y Karim Benzema.
La prensa de espectáculos, y también muchos medios deportivos, reportaron que los novios eligieron Cannes como sede de la boda porque se encuentra a mitad de camino entre Israel y Bélgica, los países natales de ambos.
Durante la ceremonia, añadieron los despachos desde el sur de Francia, se combinaron los ritos religiosos del catolicismo y el judaísmo. Por supuesto, no faltó el célebre ritual hebreo de romper una copa de cristal con el pie y un sonoro «
mazel tov
».
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