UNA GUERRA EN TODO MENOS EN EL NOMBRE SE CUECE A FUEGO LENTO EN LA FRONTERA ENTRE ISRAEL Y LÍBANO
TRADUCIDO Marcela Lubczanski
El combate entre Israel y Hezbollah se acerca a un conflicto total, provocando que los residentes a ambos lados huyan.
Por Marcus Walker, y Carrie Keller-Lynn
Enero 23, 2024
KIBUTZ HANITA, Israel—La llovizna cubría el bosque. La densa neblina rodaba a través de las colinas. Proyectiles de la artillería israelí de 155 mm. silbaban cerca sobre las cabezas, respondiendo al crujido de una ronda de mortero disparada por el cercano Hezbollah.
"Está más calmo que lo usual," dijo el teniente coronel Dotan Razili del ejército israelí, protegiéndose de la lluvia en esta comunidad rural a 300 yardas de la frontera libanesa. "Me hace sospechar."
Una guerra no declarada está pudriendo todo junto a la región montañosa que separa a Israel y Líbano. Involucra a casi tantas tropas como la guerra en la Franja de Gaza. Hasta ahora es una batalla en gran parte estática de misiles, artillería, operativos de bombardeo e infiltración sigilosa.
Hezbollah no ha descargado su poder de fuego de largo alcance. Israel no ha ordenado avanzar a sus tanques. Pero el combate se ha intensificado este mes. Nadie sabe cuanto tiempo puede continuar la batalla en la frontera antes que se quiten los guantes.
"Aun no tenemos un nombre para ello," dijo Razili del conflicto transfronterizo—pero a través del norte de Israel y en el sur de Líbano la gente está comenzando a llamarla guerra.
Los diplomáticos estadounidenses están tratando, infructuosamente hasta ahora, de negociar un cese del fuego basado en que Hezbollah haga retroceder a sus combatientes de la puerta de Israel. El movimiento militante chií ha prometido seguir disparando misiles a Israel en tanto las fuerzas israelíes estén combatiendo en la Franja de Gaza contra Hamas, un aliado de Hezbollah y su respaldador Irán.
Washington ha instado a Israel a no lanzar un ataque terrestre en el sur de Líbano. Tal medida escalaría abruptamente la guerra en el Medio Oriente que comenzó con el ataque sangriento de Hamas el 7 de octubre en el sur de Israel y ya está provocando intercambios de bombas, misiles y asesinatos selectivos desde el Levante al Mar Rojo y al Golfo Pérsico.
Hezbollah, pescado con la guardia baja por los acontecimientos desde el 7 de octubre, está buscando evitar una guerra total restringiendo sus ataques a poblados y bases militares en una franja a lo largo del norte de Israel. Pero Israel dice que no tendrá más opción que alejar a Hezbollah de su frontera a menos que haya un inesperado avance diplomático.
Los israelíes, desde los granjeros de cultivo de manzanas a los jefes del ejército dicen que la situación en el norte es intolerable. El país teme perder una porción de su espacio habitable duramente ganado. El ministro de defensa de Israel y jefe del estado mayor advirtieron en los últimos días que se está agotando el tiempo.
Israel ha evacuado a la mayoría de los civiles del área fronteriza. Unos 120,000 están actualmente desplazados, según Giora Zaltz, jefe del consejo regional de la Alta Galilea. "La economía regional está congelada," dijo él.
Hanita y otros kibutzim norteños, comunidades muy unidas fundadas bajo los ideales socialistas el último siglo, se han vuelto poblados fantasma. Los residentes dicen que no retornarán a casa en tanto los combatientes de Hezbollah estén radicados cerca del cerco fronterizo. Esos incluyen a sus temidos comandos de la Fuerza Radwan, que han tratado repetidamente de cruzar la frontera en pequeños grupos desde octubre.
La conmoción del 7 de octubre, cuando el grupo Hamas designado terrorista por EE.UU. masacró a unas 1,200 personas, en su mayoría civiles, ha destrozado la sensación de seguridad de los israelíes y los ha hecho temer que Hezbollah copie el ataque. Las fuerzas de Hezbollah están mucho mejor armadas y entrenadas que Hamas.
Decenas de miles de tropas israelíes están manteniendo posiciones defensivas en estas tierras boscosas norteñas. Los combatientes de Hezbollah les disparan misiles y morteros desde lugares ocultos en el bosque de pinos.
Casi a diario, los militantes disparan misiles Kornet guiados por láser de fabricación rusa con un alcance de hasta 6 millas, diseñados para penetrar el blindaje más grueso en un tanque, pero aquí usados contra objetivos militares y civiles por igual, desde vehículos a casas.
Los israelíes responden con artillería y ataques aéreos. Los tanques Merkava esperan bajo los árboles. La defensa paciente no llega fácil para el ejercito de Israel.
"Nosotros somos generalmente una fuerza atacante, tomamos la iniciativa. Defender durante 100 días es bastante difícil, " dijo Razili. En diciembre un Kornet no lo impactó por poco. Él hizo una menorá para la festividad de Janucá con la cola del cohete.
El ejército ha desempolvado y reimprimió un viejo manual de 1956 sobre tácticas defensivas olvidadas, tales como de qué manera los pelotones deberían cavar trincheras. Las divisiones en el norte están también planeando y practicando para un empuje blindado dentro de Líbano. "Estamos listos para ello," dijo Razili.
Mientras la lluvia se endurecía, el acarició a un gato solitario junto a una casa en Hanita cuyo techo había sido destruido por un Kornet. El sonido fuerte del impacto de otro misil llegó desde el kibutz siguiente al oriente. Las armas israelíes de 155 mm. abrieron en alguna parte en el valle nublado. Una ametralladora se sacudió en la niebla.
Combatir en las colinas en las lluvias de invierno es desorientador para muchos soldados, dijo Razili. "Incluso la gente experimentada tiene que volver a entrenar su oído para entender cuan cerca o lejos están los sonidos."
Otra invasión israelí de Líbano podría causar destrucción masiva en ambos países. En los últimos años Hezbollah ha levantado un arsenal de unos 150,000 misiles con ayuda de Irán y Siria. Los misiles, con muchos alcances y grados de precisión, pueden alcanzar cualquier ciudad en Israel, hasta el puerto de Eilat en el Mar Rojo. Israel tiene una de las mejores redes de defensa contra misiles en el mundo, pero el tamaño enorme del arsenal de Hezbollah podría empantanarla.
"Si ellos disparan todo lo que tienen, aun con todo lo buenos que son nuestros sistemas, habrá una gran cantidad de victimas", dijo Eyal Hulata, ex jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel.
Israel invadió por ultima vez el sur de Líbano en el 2006 después que combatientes de Radwan secuestraron a dos soldados israelíes. El bombardeo israelí mató a alrededor de mil civiles libaneses y golpeó infraestructura civil que incluyó al aeropuerto de Beirut, pero hizo daño limitado a Hezbollah.
El grupo militante surgió políticamente fortalecido, a pesar de enfrentar criticas en Líbano por provocar la guerra. Israel obtuvo sólo una resolución de cese del fuego de Naciones Unidas que llamo a Hezbollah a retirarse al norte. Éste no lo hizo nunca.
En su lugar, Hezbollah aumentó su arsenal de armas de Irán, Siria, Rusia y China. Muchos de sus 30,000 soldados a tiempo completo ahora están endurecidos en batalla a partir de una década de luchar en la guerra civil de Siria. "Ellos son mucho más profesionales que Hamas," dijo Razili.
Está aumentando el temor a través de Líbano que Israel expanda más sus ataques aéreos. El bombardeo israelí ya ha impactado pueblos y aldeas en el sur, desplazando a unos 10,000 ciudadanos libaneses hasta ahora. Los recuerdos de la destrucción del 2006 están aun frescos.
Hezbollah está aumentando sus preparativos militares para una incursión israelí que ve cada vez más probable, según personas familiarizadas con el pensamiento del grupo.
El gobierno de Líbano dice que depende de Israel evitar más escalada. Los funcionarios de gobierno dicen en privado que se sienten indefensos. El frágil estado libanés tiene poco control sobre Hezbollah.
Aun si la diplomacia lleva a un cese del fuego, pocas personas del norte de Israel creen que haría a la región segura nuevamente. El 7 de octubre ha cambiado las percepciones de los israelíes.
"Todos los años ellos nos bombardeaban, pero nunca cruzaron el cerco. Cuando Hamas lo hizo, nos asustó que Hezbollah lo hiciera aun peor," dijo Ziv Halperin, una madre de tres niños pequeños del Kibutz Baram, sobre la frontera norte.
Los 300 residentes de Baram decidieron evacuar el día después de la matanza de Hamas en el sur. Halperin y otros ahora viven en hoteles junto al Mar de Galilea, pagados por el gobierno.
"La mayoría de nosotros de los kibutzim, somos muy de izquierda, somos liberales, queremos la paz," dijo Halperin. "No pensamos que la fuerza sea la solución. Pero después del 7 de octubre pensamos que es su lenguaje."
Halperin teme que su kibutz, fundado el año después que Israel declaró la independencia en 1948, podría marchitarse. Mientras la guerra fronteriza empeora, los habitantes se están dispersando, encontrando vivienda y escuelas en otras partes en Israel. "Es difícil volver a armarlo," dijo ella.
"El gobierno tiene que hacer lo que pueda para hacernos sentir a salvo, para alejar a Hezbollah del cerco, para que lo que sucedió en Gaza no pueda nunca suceder aquí," dijo Halperin.
Ella recordó con cariño la vida en Baram, con sus vistas de montañas forestadas y poblados libaneses pintorescos. Recientemente obtuvo una vista de la bandera de Hezbollah, plantada a yardas del puesto fronterizo israelí. Ella teme que su familia, descendientes de los fundadores del kibutz podrían tener que mudarse.
En una mañana melancólica en Baram, tres hombres canosos se pararon debajo de una lona alquitranada que tenia bloques de hormigón, un refugio improvisado del enemigo y la lluvia. Ellos son miembros de la fuerza de defensa civil del kibutz contra el ataque terrorista.
Algunos de sus pares en el sur de Israel fueron rebasados y asesinados por Hamas el 7 de octubre. "Esto cambió el juego," dijo Raviv Gutman, jefe de la fuerza de defensa de Baram, cargando un rifle automático.
El fuego de artillería sonaba desde el bosque. Las casas y carriles de Baram permanecían en silencio. En su centro de cuidados de día desierto, la plantilla de personal quedó congelada en el tiempo el 6 de octubre.
El poder de fuego de Israel está cobrándose una cuenta sobre Hezbollah, el cual dice que más de 150 de sus combatientes han resultado muertos. Unos 19 civiles libaneses han resultado muertos también. En Israel, Hezbollah ha matado a 12 soldados y a al menos seis civiles hasta ahora.
Los funcionarios israelíes dicen que han forzado a Hezbollah a retirarse algo del cerco. Pero los combatientes de Radwan cruzan periódicamente la frontera, cazando soldados y residentes.
Shadi Khalloul se paró sobre una colina tempestuosa en el pueblo fronterizo israelí de Jish y señaló adonde un pequeño grupo de los Radwan habían infiltrado el valle la noche anterior. Aviones israelíes los habían eliminado, sus bombas parpadeando bajo la lluvia, dijo Khalloul, un cristiano maronita y mayor en las reservas israelíes.
A su izquierda se erguía el Monte Meron, donde Hezbollah dañó una base de vigilancia aérea israelí anteriormente este mes, superando en parte sus defensas disparando más de 60 misiles.
Directo adelante, sobre la frontera, se encuentra la aldea principalmente chií de Yaroun, desde donde Hezbollah disparó un misil Kornet a una escuela en el cercano kibutz Sasa el mes pasado. El misil antitanque hizo un desastre del auditorio recientemente renovado de la escuela. De no haber sido evacuados ya los niños, "habríamos estado luchando en Líbano para ahora," dijo Khalloul.
Las fuerzas israelíes desalojaron a los abuelos de Khalloul y a otros libaneses árabe parlantes de Baram durante la guerra de independencia de Israel en 1948. Aun así el ex soldado de carrera es un orgulloso israelí, llamándola el único lugar seguro para los cristianos en el Medio Oriente. "Si me cortas las venas, ves a Israel allí," dijo él, señalando a su muñeca.
"La gente está enojada con el gobierno porque nada está sucediendo," dijo Khalloul. "Nosotros no creemos que alguna solución diplomática funcionará. Sólo la guerra funcionará."
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