jueves, 18 de abril de 2024

Del WSJ

 


CUANDO BIDEN DICE "NO LO HAGAN," LOS ADVERSARIOS DE ESTADOS UNIDOS LO HACEN.
TRADUCIDO Marcela Lubczanski
El Talibán, Vladimir Putin y ahora Irán, han demostrado el fracaso de la disuasión estadounidense.


Por Gerard Baker
Abril 15, 2024


Opinion | When Biden Says ‘Don’t,’ America’s Adversaries Do
Opinion | When Biden Says ‘Don’t,’ America’s Adversaries Do© Provided by The Wall Street Journal

"‘No.”

La palabra había abandonado apenas los labios del presidente cuando los planificadores militares en Teherán comenzaron a enviar sus misiles y drones volando hacia Israel el sábado a la noche en un ataque extenso pero misericordiosamente inútil contra el estado judío.

A nadie podría haber sorprendido que la república islámica eligiera ignorar la advertencia de Joe Biden. En los tres años de su presidencia, su “No” ha llegado a ser una orden menos amenazante para los adversarios y más una señal de inicio fiable para hacer lo que sea que este presidente quiere que no hagan.

El Talibán ignoró sus advertencias y predicciones confiadas de su fracaso y lanzó su empuje final sobre Kabul en el 2021, mientras las fuerzas de EE.UU. estaban todavía en Afganistán. Seis meses más tarde Vladimir Putin descartó la orden del Sr. Biden de no invadir Ucrania y marchó directo hacia allí. Ahora Irán se ha sentido envalentonado para atacar a nuestro aliado meso-oriental más cercano con lo que—si el presidente se sale con la suya—será impunidad.

En la diplomacia como en la crianza o enseñanza de niños, para ser eficaz, el "No" requiere de la expectativa por parte de los que están siendo advertidos que algo malo sucederá si ignoran la advertencia. Esa es la esencia de la disuasión, la cual había mantenido a EE.UU. y a nuestros aliados en gran medida a salvo durante ¾ de siglo. Han habido guerras, por supuesto, guerras sangrientas y debilitantes que se reclamaron las vidas de estadounidenses y aliados. Pero la mayor parte del tiempo nuestros enemigos tuvieron buenas razones para creer que desafiar a Estados Unidos involucraba un riesgo sustancial—un riesgo existencial en algunos casos.

Bajo este presidente han sido cruzadas tantas líneas que se está agotando la pintura roja en el mundo. Su fracaso en disuadir puede ser medido en el número aterrador de primeros geopolíticos históricos registrados en los últimos tres años: la primer gran guerra terrestre en Europa en casi 80 años, el ataque más letal contra Israel en su historia de 75 años, la primera vez en su historia de 45 años que el régimen revolucionario de Irá ha atacado directamente al estado judío.

La disuasión, o la falta de ella, funciona bajo un tipo de escala móvil. Con cada nueva violación no castigada de nuestras advertencias verbales vacías, disminuye la expectativa que Estados Unidos podría realmente infligir daño real a los enemigos.

Hay un patrón conocido para el rápido deslizamiento de la administración Biden desde la disuasión verbal a la aquiescencia práctica. Sus funcionarios comienzan diciendo—e incluso haciendo—todas las cosas correctas, pero evidentemente carecen del poder de permanencia para hacer que las adverntencias se apeguen.

En Ucrania, aun cuando suministró a Kiev apoyo vital para repeler la invasión rusa, el Sr. Biden rehuyó repetidamente las medidas que podrían facilitar una victoria ucraniana. (Ahora, por supuesto, son principalmente los republicanos los que parecen querer privar a Ucrania de la posibilidad de defenderse.) Cuando Hamas masacró israelíes el 7 de octubre último, nuevamente la respuesta inicial de la administración fue correcta. Pero a medida que el devenir diplomático y político se puso pesado, se aceleró la reincidencia.

Ahora, con este primer ataque directo iraní contra Israel en la historia, el Sr. Biden está minando nuevamente nuestra capacidad de disuasióm tratando aparentemente de asegurar que la acción de Teherán pase sin ser castigada.

“No”—sólo que esta vez el presidente está aparentemente diciendo a nuestro aliado que no responda.

Israel debe efectuar su propio juicio acerca de qué respuesta es necesaria. El espectáculo de un presidente estadounidense demandando restricción no puede evitar más que socavar la seguridad a largo plazo de Israel y debilitar nuevamente la disuasión estadounidense.

Los misiles de Irán hasta ahora no han logrado matar a un solo israelí, aunque una niña árabe de 7 años de edad está “luchando por su vida,” según el ex-primer ministro Naftali Bennett. El daño mínimo es un tributo a la inventiva del estado judío, los sistemas defensivos que nosotros y otros han suministrado, y la solidaridad bienvenida de los aliados incluidos Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y muchas naciones árabes.

Pero eso no exonera a Irán. Teherán puede ver la última fase de su lucha existencial con Israel como “concluida,” como dijo durante el fin de semana, pero fue una escalada masiva y totalmente desproporcionada. Israel llevó a cabo un ataque selectivo contra prominentes figuras militares iraníes que estaban—uno puede asumir con confianza—tramando la siguiente etapa de su plan para eliminar a Israel. Irán disparó cientos de misiles indiscriminadamente a lo largo del estado judío.

Como ya destaqué, los demócratas no están solos en comportarse en formas que ceden terreno vital a nuestros enemigos. En el caso del Partido Republicano y Donald Trump, puede no ser una falta de voluntad la que está minando nuestra capacidad de disuasión tanto como una activa reticencia desconcertante incluso para tratar de disuadir a al menos uno de nuestros principales adversarios. La suavidad del partido respecto a Rusia es un error de juicio estratégico curioso que nos acosará.

Por ahora tenemos un presidente que parece sobrenaturalmente indispuesto a asumir el tipo de posición dura que demanda la disuasión cuando nuestro mayor desafío estratégico se sitúa inmediatamente frente a nosotros. Mientras los líderes de China observan exhibición tras exhibición de timidez estadounidense, ellos deben estar viendo los próximos cuatro años como una oportunidad imperdible.

Si seguimos difiriendo en lugar de disuadir a nuestros adversarios, Beijing seguramente responderá como Irán, Rusia y los terroristas en el mundo cuando este presidente dice "No."

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