LO QUE ESTA SUCEDIENDO EN COLUMBIA ES UNA DESGRACIA
Por Jonathan A. Greenblatt
Abril 23, 2024
TRADUCIDO POR
(CNN) — El domingo fui a la Universidad de Columbia justo en la zona alta de mi oficina para ver por mí mismo lo que está sucediendo allí.
Mientras me aproximaba a las puertas de la universidad, vi una protesta agitada. Tambores y cánticos sonaban por la Avenida Amsterdam. Turbas a ambos lados del cerco se incitaban entre sí, repitiendo llamados a la intifada y la revolución.
Y sin embargo la experiencia más aleccionadora llegó de una sesión de escucha albergada en el Hillel por la Fuerza de Tareas de Columbia sobre Antisemitismo. Aproximadamente 80 estudiantes judíos de toda la universidad llegaron para contar sus historias sobre sus encuentros con manifestantes anti-Israel, hacinados en una sala. Algunos estaban llorando. Algunos estaban gritando enojados. Ellos compartieron historias individuales, cada una más horrorosa que la anterior.
Los estudiantes me contaron que les arrojaron líquidos y les gritaron por simplemente llevar una estrella de David.
Los estudiantes ilustraron la locura mostrándome videos de sus teléfonos. Uno describía el ataque de un compañero de clase judío, una bandera israelí fue arrancada de su mano. Otro mostraba a un estudiante judío al que le gritó un individuo totalmente enmascarado que llegó justo hasta su cara, su voz se sacudía con furia.
Vi una foto de alguien parada frente a estudiantes abiertamente judíos; ella sostenía en alto un cartel que decía, "los próximos blancos de Al-Qasam," una referencia a un ala armada de Hamas. Vi imágenes de carteles de tamaño exagerado plantados en el patio de Columbia, cada uno enalteciendo a hombres que Israel ve como terroristas. Los manifestantes pidiendo abiertamente que Hamas incendie Tel Aviv. Otros gritando que el 7 de octubre está por ser todos los días.
Para ser justos, no está claro que todos aquellos acosando y atacando a estudiantes judíos en Columbia sean estudiantes de Columbia. Está bastante claro que personas ajenas al campus—incluso críticos de alto perfil de Israel como Mohammed el-Kurd, Norman Finkelstein y Nerdeen Kiswani—abundan en el campus.
Pero quizás el momento más desapacible llegó cuando dejé el edificio de Hillel. Parada en la esquina, una mujer joven que había visto durante la sesión de escucha se aproximó a mí. Ella se presentó y literalmente rompió en lágrimas. Ella sollozó y sollozó, superada por el agotamiento, y expresó lo que escuché durante la tarde: angustia, desesperación, miedo.
Lo que ví en Morningside Heights se sintió como una postal del futuro, una vista de lo que se encuentra adelante si no solucionamos este problema sin dilación. Eso se debe a que he visto de primera mano como se está desenvolviendo esta situación en numerosos campus a lo largo del país. Y no estoy hablando de protestas—estoy hablando de furia pura e irrestricta.
Y no deberíamos engañarnos. Aunque no todos los manifestantes son violentos, los llamados repetidos de "liberen Palestina" o "cese del fuego ahora" no se tratan de los reclamos legítimos de un grupo de personas. Se tratan de marginalizar a un grupo de personas, silenciándolos por la fuerza y empujándolos fuera de los espacios públicos—no debido a lo que ellos podrían creer, sino simplemente debido a quiénes son.
Columbia es una vista previa de un futuro donde la persecución ha sido normalizada. Este no es algún tipo de preocupación parroquial. El antisemitismo virulento claramente es un problema propio, pero es también un presagio de otras formas de odio. En ese tono, este virus se extenderá y otras minorías serán tomadas como blanco.
Por todas estas razones, es hora de acción inmediata y rápida en Columbia y a través del país.
En primer lugar, la presidente Minouche Shafik de Columbia puede estar haciendo su mejor esfuerzo, pero ella debería invitar al Departamento de Policía de la Ciudad de New York nuevamente a su campus para proporcionar la protección que la seguridad del campus no ha podido dar. Y los presidentes de las universidades a lo largo del país tienen que involucrarse con la policía local ahora para desarrollar planes para asegurar la protección de sus estudiantes judíos. Nadie debería esperar a que ocurra una tragedia para tomar acciones.
En segundo lugar, ninguna universidad debería permitir máscaras que cubran toda la cara en sus campus. Esto no sólo pondría en peligro la salud de cualquier persona—tu podrías llevar una máscara médica para prevenir la difusión de virus como el Covid. Pero las coberturas de cara entera intencionadas en disfrazar a un individuo no deberían ser permitidas en ningún ambiente universitario. Esta no es una cuestión de libertad de expresión. Es un imperativo de seguridad pública.
En tercer lugar, deberíamos volver a instituir la disuasión: una política de un ataque para los que violan las normas o quienes violan la ley. Si un estudiante viola el código de conducta, necesitamos la imposición de sanciones drásticas, incluida la suspensión. Si un no estudiante ingresa al campus y se involucra en comportamiento violatorio, debería ser arrestado por entrar ilegalmente, por no hablar de otros delitos tan apropiados. Si la policía local está en el sitio, esto será fácil de implementar.
Finalmente, los donantes, egresados y padres tienen que demandar acción—y tomar acciones ellos mismos. Cada donante al que le importa esta cuestión, que atesora su campus, tiene que involucrarse. Frenar los fondos atraerá la atención. Desviar fondos para apoyar a organizaciones sin fines de lucro tales como el Servicio de Seguridad Comunitaria que entrena voluntarios para proteger a los estudiantes judíos, o a universidades específicamente para apoyar la seguridad de los estudiantes judíos en el campus, podría ser aun más efectivo.
Anticipo que algunos críticos, incluso algunos estudiantes, protestarán. Primero, ellos abusarán a las víctimas judías y se quejarán que son los agitadores quienes están sufriendo de persecución política. Nada podría estar más lejos de la verdad. Sólo porque alguien diga que la tierra es plana no lo hace cierto.
Otros discutirán que estas directivas convertirían un campus en un estado policíaco. Sin embargo, los campus no pueden ser zonas sin ley donde reine la anarquía. Los estudiantes judíos tienen que ser protegidos.
Ya los agitadores están amenazando con replicar protestas estilo Columbia en otras instituciones, y de hecho ya está sucediendo en lugares tales como la Universidad de Yale y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Antes que esto suceda, las escuelas tienen que reafirmar alguna medida de autoridad y recuperar sus campus de estos manifestantes anti-Israel.
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