La confusión antisemita de Lula da Silva
Lula cree que Israel mató a doce millones de personas en pocos meses. ¿Cómo no iba a acusarla de ser genocida?
Por Julián Schvindlerman
Comunidades – abril 2024
Durante una visita a Etiopía el pasado mes de febrero, en el marco de una conferencia de la Unión Africana, Lula aseveró: “Lo que está sucediendo en la Franja de Gaza no es una guerra, es un genocidio”. Por imposible que parezca, logró ampliar esa exageración difamatoria: “Lo que está sucediendo en la Franja de Gaza con el pueblo palestino no ha sucedido en ningún otro momento de la historia. En realidad, sucedió: cuando Hitler decidió matar a los judíos”.
Esas afirmaciones descabelladas fueron inmorales: usó la peor tragedia que padeció el pueblo judío en la modernidad en su contra. Ello fue extremadamente perverso. Y extremadamente banal. Por ello, Lula fue acusado de ser un antisemita; justificadamente. La negación del Holocausto y sus derivados -la minimización, la relativización y la banalización- son formas modernas de antisemitismo. Y lo de Lula no fue un furcio. Fue una declaración política intencional.
El líder petista se enfocó sólo en la respuesta militar de Israel, sin ninguna consideración al hecho de que Hamas intentó hacer su propio microgenocidio contra los judíos el 7 de octubre último cuando invadió el territorio soberano de Israel -no zonas disputadas, que igual hubiera estado injustificado- durante una festividad religiosa judía, para violar, masacrar, incendiar, mutilar y asesinar sin piedad. Es desconcertante que Lula haya descalificado la acción defensiva de una democracia asediada por un grupo jihadista protogenocida.
Unos meses después, el presidente brasileño incurrió en otra grosa exageración difamatoria. Al disertar en una conferencia gubernamental sobre los derechos de los niños y adolescentes en Brasilia, el referente izquierdista afirmó que “12.3 millones de niños murieron en la Franja de Gaza y en Israel a causa de la guerra”. La población combinada de Israel y Gaza es de alrededor de 11 millones. The Jewish Chronicle notó que la cifra citada por Lula es aproximadamente 375 veces el número de muertes en Gaza, según información suministrada por el Ministerio de Salud dirigido por Hamás, que no distingue entre combatientes y no combatientes, ni tiene en cuenta las muertes palestinas ocasionadas por cohetes defectuosos de la milicia.
Esta aseveración infundada es ilustrativa de un punto crucial, no obstante. Si Lula cree que Israel mató a doce millones de personas en pocos meses. ¿Cómo no iba a acusarla de ser genocida?
Pero esto no es un malentendido. Es profunda ignorancia al servicio de una causa política. La historia reciente de Lula expone su ideología periférica. Defendió a Putin y su guerra caprichosa contra los ucranianos. Recibió buques militares iraníes en Río de Janeiro. Visitó Teherán y recibió a líderes iraníes en su país, a pesar de que es un país sancionado por su promoción de terrorismo y por su programa nuclear ilegal. Incluso cuando Interpol votó la emisión de alertas rojas contra los perpetradores del atentado a la AMIA en una asamblea en Marruecos en 2007, el Brasil de Lula se abstuvo. Tras el reciente ataque sin precedentes del régimen ayatolá contra Israel, con más de trescientos drones armados y misiles crucero y balísticos, Lula no se sumó al coro internacional de condenas a Teherán, lo que llevó a su propio embajador en Israel a cuestionar su silencio.
En ocasión de un viaje a Israel y las zonas palestinas, visitó la tumba de Yasser Arafat, pero se negó a ir a la tumba de Theodor Herzl; es decir, fue a la tumba del líder del nacionalismo palestino, pero se negó a ir a la tumba del líder del sionismo político. Definió al dictador Hugo Chávez, notorio antisemita él mismo que además hundió a Venezuela en la miseria, como el mejor presidente en los últimos cien años, y el antiguo gremialista fue compinche del tirano antiisraelí de Cuba, Fidel Castro. Hace poco, incluso en el marco de toda la controversia que causó la gira sudamericana de Roger Waters debido a su público y virulento antisemitismo, Lula lo recibió con la mayor hospitalidad. “#WishYouWereHere” (“ojalá estuvieras aquí”), posteó el presidente de Brasil en la previa al encuentro, la foto y al abrazo, haciendo referencia a la conocida canción de la banda Pink Floyd.
Lula 3.0 muestra a un líder latinoamericano que retorna a su origen sindical radical, a su izquierdismo de trinchera latina, a su consigna antioccidental, ideológicamente cómodo en el Sur Global, a gusto en compañía de tiranos de fama mundial como Putin, Xi, Raisi y Abbas. A ese espacio político él pertenece ahora y bien ha hecho el gobierno de Israel en declararlo persona non-grata.
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