Hace unos minutos, sonó una alarma.
Detuve mi coche en un semáforo, y a mi lado se detuvo otro coche del que salió un padre con un bebé en brazos.
Nos refugiamos junto a un muro.
Un momento después, llegó un extraño, el hombre de la camiseta negra, que no conocía al padre y al hijo, pero los protegió a ambos con su cuerpo.
Cualquier otra palabra que digamos sobra


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