domingo, 29 de abril de 2012

Elmercuriodigital y Andrés Lacasta no vieron respuesta al “fuego” israelí durante la Operación Plomo Fundido

por Elie Smilovitz José Alberto Andrés Lacasta, director de teatro, publica un artículo en elmercuriodigital, donde retrata el proceso creativo y de montaje de su obra de teatro Dile. El caso de las siete niñas judías, pero aprovecha para lanzar una serie de ataques contra Israel. El autor no tiene ningún reparo en señalar al Estado judío como el único responsable de la Guerra que enfrentó a Israel con Hamás, entre diciembre de 2008 y enero de 2009, así como de ocasionar el conflicto en Medio Oriente. Sin embargo, estos ataques carecen de todo argumento y se basan en una opinión distorsionada de los hechos. Escribe Andrés Lacasta: “El 27 de diciembre de 2008, ante la atónita e inútil mirada del resto del mundo, las tropas militares israelíes lanzaron sobre la palestina Franja de Gaza un despiadado ataque que después de 22 días de indiscriminado fuego sin réplica dejó un balance de más de 1400 fallecidos, de los cuales 400 eran niños, más de 6000 heridos y mutilados, y varios cientos de miles de personas sin hogar. Fue un nuevo capítulo de un período de usurpación y aniquilación continua de los derechos humanos que nació en 1948 en la tierra de Palestina e Israel, pero que a pesar de formar parte de la inercia de violencia que ha jalonado la historia contemporánea de esta tierra, supuso un punto de inflexión en muchas conciencias humanas que no pudieron evitar la mirada a este horrible y ancestral conflicto" José Alberto Andrés Lacasta arroja cifras no contrastadas y controvertidas sobre la Operación Plomo Fundido. Los números de Lacasta no cuadran, ni con la versión israelí ni con la de Hamás, ya que aunque estas cifras sí corresponden al recuento inicial de la organización terrorista, posteriormente ésta reconoció haber perdido más militantes de los que en un principio aseguró. ¿Por qué, entonces, apoyar su opinión con esas cifras? A finales de diciembre comenzó la Operación Plomo Fundido como respuesta del Ejército israelí a los más de 10 mil cohetes lanzados por miembros de Hamás y otras organizaciones terroristas fundamentalistas islámicas contra la población civil en Israel a lo largo de varios años. La lluvia de misiles fue la respuesta de Hamás a la retirada total de Gaza que Israel completó en 2005 mediante el Plan de Desconexión. Más allá de la ideología que subyace detrás de organizaciones islámicas como la Yihad Islámica o Hamás, la afirmación de Lacasta que asegura que Israel atacó y no obtuvo ninguna réplica, “indiscriminado fuego sin réplica” en palabras del autor, es falsa y minimiza el impacto que esos miles de cohetes tuvieron sobre las poblaciones en Israel. Cabe resaltar que cuando los cohetes son disparados desde Gaza, pueden detonar en una casa particular, en un jardín de niños, en un autobús escolar, como ocurrió recientemente, o en un supermercado. Varios israelíes han muerto como consecuencia de estos ataques, incluido un adolescente de 16 años que viajaba en un transporte escolar. El Ejército israelí utilizó sistemas de última tecnología para disparar hacia los lugares desde donde los miembros de Hamás lanzaban cohetes, intentando minimizar al máximo las víctimas civiles. Sin embargo, muchas veces, los miembros de Hamás y otras agrupaciones lanzan misiles desde zonas densamente pobladas y utilizan a sus vecinos y familias como escudos humanos. De hecho, el reporte Goldstone, que acusaba a Israel de cometer crímenes durante ese conflicto, fue rechazado por su propio autor al demostrarse que estaba basado en fuentes poco creíbles, y al comprobarse por las propias declaraciones de Hamás, que la organización había mentido respecto a las bajas sufridas. Es verdad que, dentro de las 1.400 víctimas que dejó la Guerra de Gaza, había civiles inocentes, pero la mayoría de los muertos eran miembros combatientes activos de las organizaciones islamistas. La dirigencia de Hamás reconoció este hecho tras la guerra. En su artículo, Lacasta asegura que: “Fue un nuevo capítulo de un período de usurpación y aniquilación continua de los derechos humanos que nació en 1948 en la tierra de Palestina e Israel”. El autor considera que 1948 es el año en el que nace la “usurpación y aniquilación”. Ese es el año en que el Estado de Israel declaró su independencia, con base en el reconocimiento de la comunidad internacional, incluidos Estados Unidos y Rusia. No es la creación de Israel la que “usurpa y aniquila”, sino que ya desde 1948, las naciones circundantes lanzaron varias guerras contra Israel, con el fin de aniquilar al nuevo Estado. Esta historia es sistemáticamente ignorada por Lacasta en su artículo. Dedica la obra a las víctimas del islamismo radical sin explicar quienes fueron los verdugos Lacasta prosigue: “La representación va dedicada a todos y todas las víctimas y a los que sufren las consecuencias de ese viejo conflicto y especialmente a las figuras, recientemente asesinadas, del activista italiano Vittorio Arrigoni y del cineasta y dramaturgo israelí Juliano Mer Khamis fundador y director en Jenín (Palestina) del “Teatro de la libertad”. Lacasta no menciona sin embargo que Juliano Mer Khamis fue asesinado por activistas palestinos fundamentalistas, a quienes no culpa de ningún tipo de crimen contra Israel. Asimismo, el activista italiano fue secuestrado y asesinado por un grupo salafista fundamentalista en la franja de Gaza. ¿Es ese grupo terrorista víctima o criminal? ¿Por qué acusa Lacasta a Israel y su “fuego sin réplica”, pero omite señalar a Tawhid al Islam y otros grupos terroristas, que son, precisamente, los perpetradores de asesinatos dirigidos específicamente contra civiles, como en el caso de Vittorio Arrigoni. Una vez más, la supuesta apuesta por la paz y el entendimiento resulta en un artículo que fomenta una mirada de odio hacia Israel a través de la desinformación y de la ocultación de datos.