"La insistencia del Departamento de Estado en la ficción diplomática de que ninguna parte de Jerusalén pertenece a Israel contribuye a preservar la esperanza palestina de que algún día Israel se verá forzado a abandonar su capital y será destruido como Estado judío independiente y democrático. Ese anhelo palestino es el principal obstáculo para la paz. Los palestinos podrán hacer la paz sólo cuando su comunidad –y (…) el mundo árabe del que forman parte– comprenda que la presión internacional jamás forzará a Israel a aceptar su propia destrucción. Una de las mejores formas de que EEUU pueda demostrar que nunca consentirá la destrucción palestina de Israel es que Washington deje de ignorar las mentiras flagrantes palestinas que van en contra de la paz." (Max Singer)
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