**Comienzo De La Historia**
Las hojas me resguardaban del frío o del fuerte sol del
verano.
En las ramas apoyaba mi cuerpo para descanso del día y la
noche.
Al amanecer, por costumbre, miraba hacia arriba viendo a lo
lejos
el cielo inalcanzable, miraba hacia abajo y veía el suelo
cubierto
de pasto verde o de hojas secas según la estación.
¡Nada cambiaba todo era igual!
Hasta que una mañana, muy temprano, entre las hojas secas
del
otoño lo miré y ahí estaba un pequeño libro al lado del
tronco que
el viento sus hojas hacían volar. Mi curiosidad pudo más que
mi
prudencia y por primera vez, lentamente y con cuidado, me
deslicé
del árbol buscando el suelo.
Me puse de píe algo mareado hasta que mis piernas se
hicieron
firmes y entonces me agaché a recoger el libro.
De poco me servía yo no sabía leer. Un poco después o quizás
mucho
tiempo después pasó un caminante y al preguntarle por el
nombre del
libro me respondió: El Origen de las Especies por Charles
Darwin.
El Libro de nada me sirvió regresé a mi árbol, a mis ramas,
a mis hojas,
a espiar el cielo o la tierra mientras los años, o los
siglos, puedan pasar.
Mario Beer-Sheva
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