martes, 20 de junio de 2017

¿Puede haber paz sin Gaza?

 

Mapa de Gaza.
Mahmud Abás se reúne este miércoles con Donald Trump en la Casa Blanca, Grant Rumley, de la Foundation for Defense of Democracies (FDD), aprovecha la ocasión para dar cuenta de la tremenda debilidad del líder palestino, que ni siquiera es capaz de controlar uno de los territorios que están bajo gobierno palestino, la explosiva Franja de Gaza, en manos de la organización terrorista Hamás desde hace una década.
Desde que el grupo terrorista Hamás expulsó a la Autoridad Palestina del territorio en 2007, el potencial para una solución de dos Estados ha sido ínfimo. (…)
(…) Cualquier acuerdo de paz factible entre israelíes y palestinos exigirá importantes concesiones por ambas partes. Y ningún líder palestino asentado en la Margen Occidental puede comprometerse en los asuntos más sensibles de la política palestina –el estatus de Jerusalén, los refugiados, las fronteras, etc.– mientras un partido rival controle la mitad del territorio de un futuro Estado palestino. El temor muy real de Abás es que, si sus compromisos se hicieran públicos, Hamás podría fácilmente ser capaz de lanzar al público contra él y su partido Al Fatah (incluso, posiblemente, perpetrando también algunas acciones directas) .
(…) la incitación de los dirigentes de la Margen Occidental, la corrupción endémica y los pagos a las familias de los terroristas están lejos de convertir [a la Autoridad Palestina] en un socio ideal para la paz (…) Aún así, eso no debe impedir a la política estadounidense pensar creativamente sobre Gaza. Un líder palestino necesita tanto la voluntad de firmar un acuerdo como la capacidad de desarrollar su ejecución. Eso es imposible mientras un líder en la Margen Occidental no tenga, como mínimo, una reivindicación legítima sobre Gaza.
Los terroristas de Hamás mantienen en su poder los cuerpos de dos soldados israelíes muertos en acto de servicio en la guerra de Gaza de 2015. En el Jerusalem Post, Richard Kemp, Jim Molan y Arsen Ostrosvky denuncian que este crimen y el silencio cómplice de las organizaciones internacionales, tan raudas a la hora de mostrar su indignación cuando las víctimas no son israelíes.
Retener los cuerpos de soldados muertos en combate y negar su entrega a sus allegados (…) es una grave violación de las Convenciones de Ginebra y las leyes humanitarias internacionales. (…)
¿Dónde está la Cruz Roja? Silencio virtual.
(…)
¿Dónde está la ONU? (…) Silencio.
¿Dónde están los sedicentes grupos de derechos humanos como Amnistía [Internacional] y Human Rights Watch? Silencio nuevamente.
(…)
La comunidad internacional, que está tratando de reconstruir Gaza y promover la paz en la región, debe condicionar cualquier esfuerzo adicional a la liberación inmediata e incondicional de los cuerpos de los soldados.
Las familias de esos jóvenes merecen, y por ley les corresponde, un entierro apropiado en su patria, Israel.
Es hora de que el mundo demuestre que las vidas israelíes también cuentan.
El analista turco Murat Yetkin alude en este artículo a algunos de los asuntos que están generando tensión entre Ankara y Washington.
Las desavenencias volvieron a la agenda cuando aviones turcos golpearon las posiciones del PKK [Partido de los Trabajadores del Kurdistán] en los alrededores de Sinyar, en el norte de Irak, el 25 de abril. Eso es algo a lo que EEUU se ha opuesto hasta hace muy poco. El líder del PYD [Partido de Unión Democrática, aliado del PKK], Salih Muslim, dijo que los ataques turcos hacían difícil que se concentraran en la próxima ofensiva contra el bastión del ISIL [Estado Islámico] en Raqa. (…) Muslim también admitía implícitamente que las cadenas de mando, los recursos humanos, los arsenales y las estructuras organizacionales del PYD y del PKK son, esencialmente, las mismas.
(…)
En Ankara se cree ampliamente que sin ayuda de al menos algunas agencias oficiales de EEUU sería imposible para el predicador islamista Fethullah Gülen seguir viviendo en el estado de Pensilvania durante tantos años. Antiguo aliado de la formación de Erdogan, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), (…) Gülen está acusado de ser el cerebro del intento de golpe de julio de 2016 a través de su red ilegal en el Estado turco. Erdogan dijo después de la intentona que durante años había sido engañado por Gülen y sus seguidores. Erdogan quiere ahora que vuelva Gülen, o, al menos, iniciar acciones legales en EEUU para evitar que maneje su red con tanta libertad.

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