martes, 16 de abril de 2024

 Defender a ISRAEL no es dejar de defender a la ARGENTINA

Miguel Wiñazki
Señales de antisemitismo profundo en estos días dramáticos.
Sólo a los judíos nos cae el anatema de que no somos argentinos, o el sayo de que profesamos la doble lealtad: a Israel también.
No ocurre lo mismo, sólo para citar dos ejemplos, con los argentinos con doble pasaporte italiano o español. Cuando emigran a uno de esos maravillosos países, los felicitan. A los judíos, generalizo a los efectos didácticos, nos inculpan. Con nadie más brota esa acusación.
Es antisemitismo profundo.
Cualquier persona tiene lealtades absolutas y esas lealtades totales no son excluyentes.
Con cada uno de sus hijos, uno tiene la misma, o debe tener, la misma total lealtad igualitaria. A la vez, un hijo criado con amor ama por igual a su madre y a su padre. Uno es leal a sus diversos amigos, no a uno solo. Son lealtades múltiples incluyentes, no excluyentes.
Los judíos sabemos que la existencia de Israel opera como garantía para detener el peor de los horrores que nos ha ocurrido: el Holocausto. Y que los ataques a Israel vulneran nuestra seguridad tras milenios de persecución.
Israel se defiende, y tantísimas veces se defiende atacando ferozmente, como ocurre cuando las democracias se defienden.
Es una democracia, la israelí, con tremendas imperfecciones, también perpetra injusticias, como todas las democracias. Se discute a sí misma. Es compleja y se complejiza, siempre acechada.
Tampoco cabe negar que lo que ocurre en Medio Oriente es una gran catástrofe humanitaria.
Defender a Israel no es dejar de defender a la Argentina. Literalmente, en los hechos es lo opuesto: el enemigo máximo de Israel, Irán, atacó dos veces a la Argentina.
Y por lo demás y extremando el análisis, cada uno tiene las lealtades que quiera tener llegado el momento.
En mi caso, con una vida dedicada a escribir y comprometerme por la Argentina me siento totalmente argentino, y me ofende que alguien se atreva a manifestar lo contrario.
En estos días dramáticos, enunciar la identidad “judío” es abrir la exposición a las infamias antisemitas más horrorosas: una de ellas ha retornado desde el infierno: “Te vamos a hacer jabón”.
Y mil más.
El judaísmo no es una religión. Es una cultura, la cultura del libro.
No está de más conocerla.
Miguel Wiñazki
Clarín, 15/04/2024
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