miércoles, 17 de abril de 2024

DEL WSJ

 



ISRAEL NO DEBERIA 'TOMAR LA VICTORIA'
Traducido Marcela Lubczanski
Para Benjamin Netanyahu sería suicidio político aceptar el consejo de Joe Biden.


Por Walter Russell Mead
Abril 15, 2024


Opinion | Israel Shouldn’t ‘Take the Win’
Opinion | Israel Shouldn’t ‘Take the Win’© Provided by The Wall Street Journal

“Tomen la victoria,” aconsejó el Presidente Biden según se informa al Primer Ministro Benjamin Netanyahu después de los ataques sin precedentes con misiles y drones contra Israel escupidos caóticamente con una finalidad siniestra.

Mientras el mundo espera en ascuas la respuesta de Israel, dos cosas parecían claras. Sería sucidio político que el Sr. Netanyahu acepte el consejo del presidente, y sería suicidio nacional que cualquier primer ministro israelí lo haga. El Sr. Biden está preocupado primordialmente por su reelección, una causa que él combina de forma conveniente, aunque sinceramente con la supervivencia de la democracia en Estados Unidos y de la libertad en el mundo. Israel está preocupada por algo más tangible—la supervivencia del único estado judío del mundo.

El Sr. Biden es bastante más inteligente acerca del Medio Oriente hoy de lo que era en enero del 2021, cuando estaba todavía escupiendo tonterías sobre aislar a Arabia Saudita y siguiendo la voluntad o el ingenio de la disuasión con Irán. Hoy el presidente entiende que no puede simplemente estrechar manos con Irán y alejarse del Medio Oriente. Si Estados Unidos espera dar un paso atrás de un rol de la línea del frente en la región, debe alentar una alianza que pueda controlar el impulso implacable y fanático de Irán por la hegemonía. Ese es el motivo por el cual el Equipo Biden revirtió drásticamente su política temprana de hacer de Arabia Saudita un “paria” y, tomando prestados algunos de los conceptos centrales de los Acuerdos de Abraham de Donald Trump, hizo de la promoción de una alianza entre Israel y los saudíes una piedra angular de su estrategia regional.

Este fue un movimiento inteligente, hasta donde llegó. Hasta que y a menos que las ambiciones insaciables de Irán puedan ser torcidas, nada más que tumulto y terrorismo espera a la gente cansada de la región cuyas riquezas de combustible fósil siguen siendo críticas para el funcionamiento fluido de la economía mundial. Desde un punto de vista estadounidense, ensamblar un grupo de aliados estadounidenses para tomar nuestro lugar en las líneas del frente en una época en que tenemos que enfocarnos más de cerca en el Indo-Pacífico, es sentido común.

Lo que el presidente parece no entender aún es que Irán se ha vuelto tan poderoso, y la reputación de Estados Unidos como fuente de política sólida y apoyo confiable se ha vuelto tan débil, que sólo el respaldo estadounidense resuelto a nuestros aliados puede dar vuelta la marea. Este problema se ha estado generando durante décadas. El mal manejo de George W. Bush en Irak quitó a la única fuerza regional capaz de contener a Irán por su propia cuenta—sin crear un reemplazo efectivo. La temeraria política hacia Siria de Barack Obama dio a Irán y a su nuevo mejor amigo, Rusia, una posición de mando en el corazón del Medio Oriente. El apoyo del Sr. Trump a los Acuerdos de Abraham y sus duras políticas hacia Irán apuntaron en la dirección correcta, pero fueron más que nada un caso de muy poco, muy tarde y muy errático. El apoyo del Sr. Biden a Israel es apreciado en las capitales árabes tanto como en Jerusalén, pero sus vacilaciones con Irán han fortalecido más a los ayatolas y recortaron el prestigio muy disminuido de Estados Unidos.

El artículo mal sincronizado del asesor en seguridad nacional Jake Sullivan en Foreign Affairs en octubre pasado, aclamando lo que él pensaba era la más grande estabilidad regional en décadas, fue la frutilla del postre de la incompetencia intelectual percibida de los elaboradores de políticas estadounidenses en la región. El establishment de política exterior en Washington, al que el ex miembro del equipo de Obama, Ben Rhodes, llamaba "la Gota," nunca ha entendido muy bien al Medio Oriente.

Desde un punto de vista árabe, hay dos cosas que hacen valiosa a Israel en una época de confianza disminuida en Estados Unidos. Primero, Israel ve la lucha en común contra Irán como parte de su propia lucha por la supervivencia. Será un aliado de fiar porque no tiene opción. Segundo, Israel ofrece la mezcla de fuerza e implacabilidad sin la cual Irán no puede ser detenido. En una época en que la opinión liberal en Estados Unidos estuvo estrujándose elegantemente las manos por la falta de piedad israelí en Gaza destruyendo cualquier posibilidad de cooperación árabe-israelí, Jordania y Arabia Saudita saltaron a la defensa de Israel contra los ataques iraníes. La forma más rápida para Israel de perder amigos en el Medio Oriente sería comenzar a pensar como las manos de la política exterior liberal estadounidense.

Esta no es una situación ideal para cualquier estándar, y uno puede esperar que tiempos mejores traerán visiones más nobles, pero la gente luchando por su supervivencia contra un oponente absolutamente amoral hará lo que debe hacer. Los estadounidenses ansiosos por criticar lo que ven como la inmoralidad de los gobiernos de la región deberían reflexionar sobre el rol que nuestras propias malas elecciones han desempeñado en el deterioro de la seguridad meso-oriental hacia su actual estado abismal.

Mientras tanto, el Sr. Biden seguirá tratando de salvar al mundo siendo reelecto y evaluará los acontecimientos en el exterior a través de su efecto proyectado sobre Wisconsin y Michigan. El Sr. Netanyahu tendrá que dirigir un rumbo entre las alternativas desastrosas de alejar al Sr. Biden ignorando sus preferencias o poniendo en peligro a Israel al aceptar su consejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.