martes, 22 de octubre de 2024

DEL JPOST

 DESAPARECIDO SINWAR, EL PROXIMO PASO DE ISRAEL DEBE SER DECISIVO

Sucot comenzó con una explosión—y una que ciertamente es causa de celebración. Las FDI, después de años de intentarlo, se las han arreglado finalmente para encontrar y matar a Sinwar.

Por la Junta Editorial
Octubre 18, 2024
TRADUCIDA POR Marcela Lubczanski
La festividad de Sucot es una alegría—tanto así que es conocida como Zman Simjateinu, el tiempo de nuestra celebración. El año pasado, la conclusión de Sucot fue marcada de inmediato por la masacre del 7 de octubre, uno de los acontecimientos más angustiantes en la historia israelí. Mil doscientas personas fueron asesinadas, cientos más fueron tomadas rehenes, y decenas de miles fueron forzadas a abandonar sus casas, volviéndose refugiados en su propio país.

Un número de gente fue responsable por tramar esta masacre, con la culpa recayendo específicamente en un cuadro específico de líderes en Hamas, tanto como sus aliados partidarios en Hezbola, Irán, y los hutíes. Principal entre estas figuras estaba Yahya Sinwar, el líder de Hamas en Gaza y, finalmente, el líder general de la organización terrorista.

Pero este año, Sucot empezó con una explosión—y una que es ciertamente causa de celebración. Las FDI, después de años de intentar, finalmente se las han arreglado para encontrar y matar a Sinwar.

Para subrayar precisamente cuan grande es esto, tengan en cuenta que desde el 7 de octubre del 2023, eliminar al liderazgo de Hamas y Hezbola se convirtieron posiblemente en los objetivos bélicos más importantes de Israel. Para eliminar la amenaza para los ciudadanos israelíes; asegurar que la guerra pudiera terminar; traer a los rehenes a casa; y regresar a las decenas de miles de evacuados a sus casas, fue argumentado, tendría que abordarse a Hamas y Hezbola, golpeados hasta el punto en que nunca más pudieran presentar una amenaza para el estado judío.

Temprano en la guerra, esto parecía una quimera. El liderazgo político de Hamas bajo Ismail Haniyeh y Saleh al-Arouri, viviendo en el exterior, parecía intocable. Otros altos funcionarios de Hamas en Gaza como Sinwar, Mohammed Deif, y Marwan Issa, habían evadido todos los intentos de captura o eliminación durante años. El líder de Hezbola, Hassan Nasrallah, y otros altos funcionarios también parecían seguros en Líbano, protegidos en búnkeres seguros y protegidos por la legitimidad política y la seguridad del territorio soberano.

Pero esto no fue una quimera.

Llevó bastante tiempo, y resultó en gran cantidad de víctimas en todos los lados. Pero uno por uno, esos elusivos planificadores terroristas cayeron. Primeo Issa, luego Deif. La muerte de Haniyeh siguió enseguida, eliminado en el corazón latiente de Irán. Y entonces, finalmente, el infame Nasrallah encontró su final—como lo hizo una gran franja del liderazgo de Hezbola.

Sinwar enseguida se volvió el último hombre en pie, ocultándose en Gaza. Desde que Israel lo liberó en el acuerdo de intercambio de prisioneros por Gilad Schalit en el 2011, él subió en poder e influencia, convirtiéndose finalmente en el jefe de la organización en Gaza, una posición sólo rivalizada por Haniyeh.

Cuando Haniyeh fue eliminado, Sinwar ascendió al liderazgo total de Hamas: la única cabeza de la serpiente. Y ahora esa cabeza ha sido cortada.

Hamas y Hezbola, ambos han sufrido fuertes pérdidas durante el año pasado, pero Israel hizo lo que muchos pensaban que era imposible y derribaron a los responsables por el 7 de octubre. Por fin, todos los cabecillas están caídos y fuera de combate—para siempre.

Tendrán que ser tomadas decisiones acerca de qué hacer luego, y esta guerra todavía no terminó. Hezbola sigue siendo una amenaza bien armada contra Israel y continúa disparando regularmente cohetes, drones, y misiles al estado judío. Hamas todavía tiene hombres bajo armas y cohetes a su disposición, y 101 rehenes todavía permanecen en su posesión. Los hutíes en Yemen son todavía una amenaza que podría atacar en cualquier momento, alardeando de un arsenal de misiles balísticos y drones y su liderazgo permanece intacto. Y luego está la amenaza siempre en ciernes de Irán, una nación bien equipada que respalda a todos los actores antes mencionados y alberga un ejército propio formidablemente grande.

¿Qué sigue?
¿Entonces qué sigue? ¿Podrá Israel ser capaz de empezar a regresar los evacuados a sus casas? ¿Presionarán ellos por otro acuerdo por los rehenes en términos favorables? ¿Las FDI centrarán su atención en Irán o los hutíes?

Esas preguntas tendrán que ser respondidas muy pronto, y queda por verse cómo los aliados de Israel tales como Estados Unidos querrán que proceda el estado judío. Pero por ahora, podemos tener consuelo en el hecho que muy al menos, el archienemigo de Israel durante el último año está muerto, y que se ha conseguido alguna medida de justicia para toda la gente que ha perdido y sufrido desde el 7 de octubre. Zman simjateinu en verdad.

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