Shimon Peres partió ayer desde Aeroparque, recién después de cumplir con el "ritual" de todo visitante hebreo: visitó la AMIA. Allí fue recibido por el número uno de la institución Guillermo Borger, y DAIA, Aldo Donzis, y otros miembros de la colectividad. No sumaron más de 40 personas. La ceremonia fue prohibida a la prensa por pedido expreso de la seguridad israelí, que armó y desarmó permanentemente las actividades en los dos días de esta visita. En veinte minutos, Peres colocó en AMIA varias ofrendas florales. Una para los 85 muertos en el atentado de 1994; otra para las argentinos desaparecidos por la dictadura; y otra para los soldados argentinos muertos en las guerras israelíes.
Peres llegó el domingo a la tarde y partió ayer cerca de las 13. El lunes, mantuvo su encuentro con Cristina Kirchner, con quien firmó acuerdos bilaterales y planteó a la mandataria las preocupaciones en torno a la relación de Argentina con Venezuela, y la de Hugo Chávez con Mahmud Ahmadinejad, de Irán. Pero en rueda prensa, Cristina dijo lo que pensaba: "nadie" elige los amigos de la Argentina".
Ayer, en una ponencia que organizó el CARI, Peres insistió con el presunto peligro que representa Irán si obtiene la bomba atómica y opinó que Chávez "cree que puede comprar al mundo con petróleo". La directora de la cancillería israelí para América Latina, Dorit Shavit dijo ante la Agencia Judía de Noticias; "Como no podemos elegir a los amigos de otros países, necesitamos explicar permanentemente el peligro de Irán en la región", afirmó. CLARIN.COM
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