jueves, 5 de abril de 2012

La identificación con Am Israel, Éretz Israel y Medinat Israel


La identificación con Am Israel, Éretz Israel y Medinat Israel


Pésaj, una de las tres fiestas de peregrinaje del calendario judío, identificada con el concepto de “libertad” -pues está centrada en Ietziat Mitzraim, la salida de Egipto, donde fuimos esclavos de Paró- es una muy buena ocasión para indagar acerca de la propia identificación con Am Israel, Éretz Israel y Medinat Israel. BAMÁ ha elaborado un interesante material educativo que da una pauta para elaborar la respuesta.

En el mismo camino

Los jaguim nos aportan símbolos e historias para pensar en los valores más constitutivos de nuestro ser.
Pesaj colabora acercándonos un concepto tan difícil y abstracto como la libertad. Entonar Avadim hainu, atá bnei jorin -Fuimos esclavos y ahora somos libres- nos hace girar en torno a esta idea, ayudándonos a definir quiénes somos. Somos aquellos que alguna vez servimos a un faraón, aquellos que salimos de Mitzraim y aquellos que transmitimos estos sucesos “vejol dor vador”, “en cada generación”.
Pero, ¿acaso hoy somos tan libres como aquel pueblo liberado de la esclavitud, aquel pueblo, nuestro pueblo?
Pensar en la libertad y lo que ella significa para nosotros no es tarea sencilla. Este concepto que a simple vista se nos presenta como una idea acabada, sin aparentes grietas ni contradicciones, con la que todos acordamos, al intentar definirla resulta difícil de atrapar, de demarcar.
Y es que, aunque coincidamos en concebir a la libertad como la posibilidad de elegir o la capacidad de decidir, inmediatamente encontramos que estos atributos están siempre limitados por un espectro de variantes tan amplio como nuestras circunstancias, nuestro entorno, nuestro contexto, nuestra educación y, nada más y nada menos, nuestros prójimos.
De todas maneras, insistimos en buscar, en rastrear aquello que los jaguim pueden ofrecernos como posibles pistas a las preguntas que ellos mismos nos regalan.
Y se nos ocurre pues pensar en la travesía, en el viaje que emprendieron Bnei Israel “hacia la libertad” y encontrarnos allí en el mismo camino, con los mismos problemas. Asumiendo que la libertad, más que un punto de llegada, nos ubica en un lugar de compromisos y responsabilidades, aspectos inherentes a la libertad, pero que con frecuencia se olvidan. Y entonces, tropezarnos con los mismos interrogantes que encontró el pueblo en el enorme y vacío desierto a lo mejor nos permita volver a identificarnos con “nuestro pueblo” y preguntarnos acerca del “atá bnei jorin”, “ahora somos libres”.
Si Bnei Israel descubrieron que con su libertad física no era suficiente para ser liberados de su condicionamiento espiritual, no es necesario que experimentemos el encierro para preguntarnos por nuestras propias ataduras.
Si la multitud que siguió a Moshé se encontró con que ser libre implicaba tomar decisiones, elegir y ponerse de acuerdo, así nosotros nos encontraremos en nuestras vidas con tareas como éstas.
Si este pueblo naciente descubrió en su andar que a veces se hace difícil conciliar las libertades individuales con los proyectos colectivos, quizá nosotros podamos contar innumerables ocasiones en las que esta disyuntiva se nos hace presente.
Bienvenido sea, entonces, jag haPesaj con su propuesta siempre actual de repensar el valor de la libertad y su significación en nuestro tiempo.

Desde la Organización Sionista Argentina puede agregarse a este texto que a partir del 5 de íar de 5708 (14 de mayo de 1948) todo judío tiene la posibilidad de transitar un camino: cumplir la mitzvá de vivir en Éretz Israel en la libertad conseguida en Pésaj, o en su defecto, identificarse con el Movimiento Sionista y apoyar a quienes lo eligieron. Porque bien dice el Hatikva: “Lihiot am jofshí beartzeinu, Éretz Tzión vIerushalaim”, ser un pueblo libre en nuestra tierra, la Tierra de Sión y Jerusalem.ORGANIZACION SIONISTA ARGENTINA

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