¡FELIZ DÍA, JERUSALÉN!
Si me olvidara de ti, oh Jerusalén...
No sabría de dónde vengo, ni hacia dónde voy.
No conocería mi identidad, ni mi compromiso con la Historia de mi Pueblo.
Hubiese olvidado a mis muertos y el motivo por el que entregaron sus vidas.
Si me olvidara de ti, oh Jerusalén...
Mi ser judío sería un recipiente hueco, un espacio vacío, un mero sentimiento desteñido.
Los libros Sabios serían pura erudición, tus sinagogas sólo ámbitos de reunión, y tus callejuelas sitos de compra y venta de baratijas.
Si me olvidara de ti, oh Jerusalén...
Sería un hombre más, habitando en una ciudad más, en medio de un país cualquiera.
Si me olvidara de ti, oh Jerusalén...
No estaría dispuesto a vivir por ti y a morir por ti.
Ni tampoco anhelaría descansar en ti cuando llegue el momento de mi partida.
¡Oh, Jerusalén, hermosa como un León al mediodía!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.