martes, 28 de junio de 2016

Europa, el 'Brexit' y Oriente Medio

 

David Cameron.
La salida del Reino Unido de la UE, aprobada en referéndum por el pueblo británico, no sólo tiene consecuencias internas. Como explica Koert Debeuf, del Centre for the Resolution of Intractable Conflict de la Universidad de Oxford, hay importantes implicaciones también en la política europea sobre Oriente Medio.
El Reino Unido tiene el mayor presupuesto militar de Europa y, probablemente, el mejor cuerpo diplomático del mundo. Podemos quejarnos del papel británico en Oriente Medio en los últimos 130 años, pero al menos es un papel. Debido a su pasado colonial en Egipto, Palestina, Irak, Irán y el Golfo y a sus compañías petrolíferas, Gran Bretaña tiene un interés en Oriente Medio y, por consiguiente, conocimiento de la región. Esto ha sido de gran utilidad en la toma de decisiones europeas. Al perder al Reino Unido como Estado miembro, la UE pierde a uno de sus pesos pesados en política exterior. Sin Gran Bretaña, Europa es más débil.
Israel ha participado en distintas guerras con sus vecinos que no han tenido un resultado concluyente, a las que han seguido periodos de paz. Sin embargo, la guerra del Líbano parece una excepción, principalmente a causa de Hezbolá. Moshé Arens, ministro israelí de Defensa en aquel periodo, reflexiona sobre este asunto.
El comportamiento de los terroristas y sus líderes difiere del de los dirigentes árabes, cuya primera preocupación es su supervivencia política. Los terroristas, que piensan en términos mesiánicos y se mueven en una escala de tiempo mesiánica, están preparados para perder muchas batallas, en la confianza de que la victoria será suya llegado el momento. Además, la adquisición de cohetes balísticos y misiles por parte de organizaciones terroristas ha introducido una nueva dimensión en sus conflictos con Israel, proporcionándoles, a pesar de ser mucho más débiles militarmente, una capacidad de disuasión que Jerusalén tiene que tener en cuenta…
Los diez años posteriores a la segunda guerra del Líbano han sido un periodo de mutua disuasión, influido por la profunda implicación de Hezbolá en la guerra de Siria. Pero han sido también años de un masivo incremento del arsenal de cohetes y misiles del grupo terrorista. Hezbolá llegará a la próxima confrontación con Israel mucho mejor preparado y con una mayor capacidad para llevar la destrucción a las ciudades israelíes. La lección es clara: otra ronda de combates que no ponga fin a la capacidad militar de los terroristas significa que volverán a por más, mejor preparados que nunca.
Jeremy Shaphiro, del European Council on Foreign Relations, censura la decisión de 51 diplomáticos del Departamento de Estado de EEUU de suscribir un memorándum contra la política del presidente Obama en la guerra de Siria.
El problema no es el desacuerdo. Es normal que la Casa Blanca y el Departamento de Estado discrepen sobre política exterior. A nivel institucional, el Departamento de Estado tiende a mirar cualquier consideración política doméstica sobre política exterior como miserable o incluso inmoral. Por contra, los presidentes legítimamente se preocupan más de la opinión pública y de su propia posición, y buscan integrar las consideraciones políticas internas en la política exterior. En parte por esta razón, los presidentes se han visto enfrentados frecuentemente con el Departamento de Estado. No hay nada de malo en ello; de hecho, la tensión es saludable para hacer política.
Pero en una época de saturación mediática, la tendencia a filtrar a la opinión pública esos desacuerdos, y en consecuencia poner en aprietos al presidente, ha hecho intolerable políticamente esta situación. Cada filtración y cada demostración de que los funcionarios que pueblan el Departamento de Estado no comprenden o ignoran los intereses políticos del presidente simplemente refuerzan esta desconfianza. Los últimos presidentes, retrocediendo hasta Nixon, han respondido a esta dinámica aumentando el personal dedicado a política exterior en la Casa Blanca y buscando la exclusión del Departamento de Estado (…)

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