Algunos amigos y amigas me han preguntado si tras la resolución de ONU deberé mudarme de mi hogar en Judea y Samaria, y radicarme a toda prisa tras la ''línea verde'', en el Israel internacionalmente reconocido.
Si bien es cierto que Obama con su abstención ha complicado más las
cosas de lo que ya estaban, como Gabriel Ben-Tasgal explicó, la
resolución adoptada por el Consejo de Seguridad no tendrá consecuencias
inmediatas y prácticas para Israel. La decisión no incluye mecanismos de
coacción o sanciones para entes que no ejecuten tal decisión, aparte
del mecanismo del Secretario General de la ONU que debe informar Consejo
de Seguridad sobre la situación de la construcción de asentamientos
cada tres meses. La razón principal es que la resolución fue aprobada en
virtud del Capítulo 6 de la Carta de la ONU. Por lo tanto, no es
vinculante, y es una declaración de intenciones y una recomendación. La
decisión es un mensaje político a Israel, y refuerza el consenso
internacional en contra de los asentamientos y el aislamiento de Israel
sobre este tema. Para que la resolución sea vinculante y para que
permita la coacción por la fuerza o sanciones de la comunidad
internacional – debe ser aprobada bajo el Capítulo 7 de la Carta de la
ONU.
La misma ONU, que como escribe Ana Jerozolimski, es percibida en general como símbolo de legitimidad y autoridad internacional. Las intenciones de la comunidad mundial al crearla, eran loables. Su razón de ser, si fuera fiel a aquello, clave. Pero en la práctica, se ha convertido en un teatro del absurdo, en el que hay una clara obsesión anti israelí y en el que las mayorías automáticas en la Asamblea General se imponen, dando respetabilidad a regímenes dictatoriales y asesinos. Por dar sólo uno de numerosos ejemplos, el 21 de diciembre, cuando la Asamblea General llevó a cabo su sesión legislativa anual final, adoptó 20 resoluciones contra Israel y 4 contra el resto del mundo, una de ellas contra Siria, escenario de una guerra en la que el régimen ha asesinado ya a cientos de miles de personas. ¿Se puede tomar como tribuna moral a una organización que permite una situación así? No hemos visto al Consejo de Seguridad reuniéndose preocupado para condenar el terrorismo contra Israel, ni las matanzas en Siria ni la violación de derechos humanos en Irán, Arabia Saudita y tantos otros lugares del planeta en los que el ciudadano parece nada valer.
Las naciones del mundo pueden dormir tranquilas, ONU mantiene a raya al gran enemigo de la paz, el regreso de los judíos a vivir en Judea, aunque para lograrlo debe hacer caso omiso, a discusiones domésticas como las que ocurren en Siria, Irán, Corea del Norte, Venezuela, Tibet o Arabia Saudita.
¿Interesante mundo no?
Iosef Neira
La misma ONU, que como escribe Ana Jerozolimski, es percibida en general como símbolo de legitimidad y autoridad internacional. Las intenciones de la comunidad mundial al crearla, eran loables. Su razón de ser, si fuera fiel a aquello, clave. Pero en la práctica, se ha convertido en un teatro del absurdo, en el que hay una clara obsesión anti israelí y en el que las mayorías automáticas en la Asamblea General se imponen, dando respetabilidad a regímenes dictatoriales y asesinos. Por dar sólo uno de numerosos ejemplos, el 21 de diciembre, cuando la Asamblea General llevó a cabo su sesión legislativa anual final, adoptó 20 resoluciones contra Israel y 4 contra el resto del mundo, una de ellas contra Siria, escenario de una guerra en la que el régimen ha asesinado ya a cientos de miles de personas. ¿Se puede tomar como tribuna moral a una organización que permite una situación así? No hemos visto al Consejo de Seguridad reuniéndose preocupado para condenar el terrorismo contra Israel, ni las matanzas en Siria ni la violación de derechos humanos en Irán, Arabia Saudita y tantos otros lugares del planeta en los que el ciudadano parece nada valer.
Las naciones del mundo pueden dormir tranquilas, ONU mantiene a raya al gran enemigo de la paz, el regreso de los judíos a vivir en Judea, aunque para lograrlo debe hacer caso omiso, a discusiones domésticas como las que ocurren en Siria, Irán, Corea del Norte, Venezuela, Tibet o Arabia Saudita.
¿Interesante mundo no?
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