¿A quién le dio Dios la Torá en el Monte Sinai? La mayoría de las personas responde, "Dios le dio la Torá a Moisés".
¿Y qué estaba haciendo el Pueblo Judío mientras Moisés recibía la Torá? "Adorando al Becerro de Oro".
Respuestas correctas – pero NO de acuerdo a la Biblia.
Las respuestas anteriores provienen del clásico film de Cecil B. DeMille, "Los Diez Mandamientos". Es asombroso el impacto que una película puede tener en la educación judía de generaciones de judíos. Es un excelente film, pero DeMille debería haber leído el original.
La versión que encontramos en la Torá es bastante diferente. La afirmación de la Torá es que todo el pueblo escuchó a Dios hablar en el Monte Sinai, experimentando la revelación nacional. Dios no se apareció sólo a Moisés en un encuentro privado; Él apareció ante todos, alrededor de 3 millones de personas. Esta afirmación es mencionada varias veces en la Torá.
[Moisés le dijo a los israelitas]:"Sólo tengan cuidado por ustedes y enorme cuidado por su alma, no fuera que olvidases las cosas que tus ojos han contemplado. No remuevas este recuerdo de tu corazón todos los días de tu vida. Enseña a tus hijos y a los hijos de tus hijos sobre este día en que tú estuviste frente al Eterno tu Dios en Horev [Monte Sinai]...
Dios te habló de en medio del fuego, tú estabas escuchando los sonidos de las palabras, pero no estabas viendo una forma, sólo un sonido. Él te dijo de Su pacto, instruyéndote a cuidar los Diez Mandamientos, y Él los inscribió en dos tablas de piedra". (Deuteronomio 4:9-13)
"Te ha sido mostrado para saber que Dios, Él es el Ser Supremo. No hay ninguno aparte de Él. Desde el cielo te dejó oír Su voz para enseñarte, y en la tierra Él te mostró a ti Su gran fuego, y tú escuchaste sus palabras de entre el fuego". (Deuteronomio 4:32-36)
Moisés llamó a todo Israel y les dijo: "Escucha, Oh Israel, los decretos y las ordenanzas que digo ante vuestros oídos hoy – apréndanlas y sean cuidadosos de llevarlas a cabo. El Eterno tu Dios selló un pacto con nosotros en Horev [Monte Sinai]. No con nuestros patriarcas Dios selló este pacto, sino con nosotros – nosotros que estamos aquí, todos nosotros, vivos hoy. Cara a cara Dios habló con ustedes en la montaña de entre medio del fuego". (Deuteronomio 5:1-4)
La Torá afirma que toda la nación judía escuchó a Dios hablar en Sinai, una afirmación que ha sido aceptada como parte de la historia de la nación, por más de 3.000 años.
El error de DeMille importa tanto porque la afirmación judía de revelación nacional, opuesta a la revelación individual, es el evento central definitorio, que hace al judaísmo diferente a todas las otras religiones del mundo.
¿Cómo es eso?
Historia y leyendas
Dos tipos de historias son parte de cualquier patrimonio nacional.
El primer tipo son leyendas. Incluida en esta categoría está la admisión de George Washington de haber talado el cerezo, junto con su afirmación, "No puedo decir una mentira". Juanito Manzana, plantando manzanos por todo Estados Unidos, con sus corazones de manzana sacados de los desperdicios, es otra leyenda.
Luego está la historia. Por ejemplo, George Washington fue el primer presidente de los Estados Unidos. William el Conquistador dirigió la Batalla de Hastings en 1066 en la que Harold, Rey de Inglaterra, fue asesinado. Los judíos de España fueron expulsados de su país en 1492, el año en que Cristóbal Colon zarpó a la mar.
¿Cuál es la diferencia entre leyenda e historia?
Una leyenda es una historia no verificada. En su misma naturaleza las leyendas no son verificables, porque tienen pocos testigos oculares. Quizás el pequeño George si taló el cerezo. No podemos saber si realmente ocurrió. Esto no significa que la leyenda es necesariamente falsa, sólo que no es verificable. Nadie piensa que las leyendas son hechos, por lo tanto no son aceptadas como historia confiable.
La historia, sin embargo, se constituye de eventos que sabemos que realmente ocurrieron. Es confiable porque podemos determinar si el evento mencionado es verdadero o falso mediante varias formas. Un método de verificación es la afirmación de que un gran número de testigos oculares presenciaron el evento en particular.
¿Por qué el número de testigos originales es un factor principal y es determinante en hacer confiables a los hechos históricos? Esto puede comprenderse a través de la observación de la naturaleza de la siguiente serie de afirmaciones, y pesando sus niveles de credibilidad. La naturaleza de la afirmación misma puede a menudo determinar su grado de credibilidad.
El Juego de la Credibilidad
Estimemos el nivel de credibilidad de los siguientes escenarios.
Algunas afirmaciones son inherentemente no verificables. Por ejemplo, ¿me creerías si te dijera lo siguiente?:
Escenario #1:
"La semana pasada después de la cena, salí a caminar por el bosque cercano a mi casa. De pronto todo estaba inundado en una tremenda luz y Dios se me apareció, designándome como Su profeta. Él me dijo que les anuncie esta revelación a ustedes en este momento".
¿Creíble?
En teoría, esto podría haber pasado. No parece probable, pero tú no sabes si estoy mintiendo. ¿Elegirías creerme?
Sin evidencia sustancial, ¿Por qué elegir creerme? Una jugada tonta, ciertamente.
Escenario #2:
¿Me creerías si te digo lo siguiente?:
"Anoche mientras cenaba con mi familia, la habitación comenzó repentinamente a temblar y la voz resonante de Dios fue escuchada por todos nosotros. Él me designó como Su profeta y me ordenó anunciar esta revelación".
¿Creíble?
Esto también podría haber pasado. Si yo trajera a mi familia para confirmar la historia sería más creíble que la primera historia. Definitivamente no sabes si estoy mintiendo.
¿Me creerías? ¿Me transferirías 10.000 dólares si te dijera que Dios te ordenó hacerlo?
Por supuesto que no. Aún no hay suficiente evidencia para confiar en mi afirmación – porque es muy posible que mi familia esté mintiendo.
Escenario #3:
Hay otro tipo de afirmación que tú puedes saber que es falsa. Por ejemplo, ¿Me creerías si te dijera esto?:
"¿Recuerdas lo que ocurrió hace 10 minutos cuando empezaste a leer este articulo? Recuerda como la habitación comenzó a temblar, luego el techo se abrió dejando ver el cielo, y tú y yo juntos escuchamos la resonante voz de Dios bajar y decir "¡Tú deberás escuchar la voz de Nejemia Coopersmith porque él es mi profeta! Y luego la habitación volvió a la normalidad y tú continuaste leyendo. ¿Recuerdas eso, verdad?".
¿Es esto creíble?
Esta clase de afirmación es completamente diferente. Los dos escenarios anteriores al menos tenían la posibilidad de ser verdaderos. Tú eliges no aceptarlos porque no son verificables. Sin embargo, este tercer escenario es imposible de creer. Estoy afirmando que algo te pasó a ti, y que tú sabes que no ocurrió. Como tú no lo experimentaste, sabes que estoy mintiendo. No puedo convencerte de algo que tú mismo sabes que no ocurrió.
El primer tipo de afirmación – que algo le ocurrió a alguien más – no es verificable, porque no sabes a ciencia cierta que la afirmación es una mentira. Por ende, es posible que una persona decida aceptar la afirmación como verdadera si quisiera, y tomar ese salto de fe.
Sin embargo, el otro tipo de afirmación – que algo te paso a ti – tú sabes si es inherentemente falso. Las personas no aceptan afirmaciones claramente falsas, especialmente aquellas que implican consecuencias significativas.
Sinai: Una broma imposible
Hasta ahora hemos visto dos tipos de afirmaciones – una no es verificable y la otra es inherentemente falsa.
¿Podría la revelación en Sinai haber sido una broma brillante, engañando a millones de personas a creer que Dios les habló?
Imaginemos la escena. Moisés baja de la montaña y afirma, "Todos hoy escuchamos a Dios hablar, todos ustedes escucharon la voz de Dios desde el fuego...".
Asumiendo que Moisés está inventando, ¿Cómo respondería la gente a su historia?
"¡Moisés! ¡¿De qué estás hablando?! Nos engañaste por un momento. Podríamos incluso haberte creído si hubieras bajado y dicho que Dios te habló personalmente. ¡Pero ahora lo arruinaste! Ahora sabemos que estás mintiendo porque estás afirmando que un evento nos ocurrió a nosotros, ¡y nosotros sabemos que no ocurrió! ¡No escuchamos a Dios hablarnos desde ningún fuego!".
Si la revelación en Sinai no ocurrió, entonces Moisés está afirmando un evento que todo el mundo inmediatamente sabe que es una mentira, ya que saben que ellos nunca escucharon a Dios hablar. Es absurdo pensar que Moisés podría lograr que le creyesen una afirmación que todos saben que es mentira.
La revelación afirmada más tarde en la historia
Quizás una broma como esa podría haberse intentado en un período posterior de la historia. Quizás la afirmación de una revelación nacional no se originó en Sinai, sino que comenzó, por ejemplo, 1.000 años después de cuando se dice que el evento ocurrió. Quizás el líder Ezra, por ejemplo, aparece en la escena, introduciendo un libro supuestamente escrito por Dios y entregado al pueblo que estuvo en Sinai hace mucho tiempo.
¿Podría alguien llevar a cabo una broma de este tipo? Por ejemplo, ¿creerías tú lo siguiente?:
"Quiero contarte de un hecho verdadero muy poco conocido. En 1794, hace más de 200 años, desde mayo a agosto todo el continente de Norte América se hundió misteriosamente en el océano. Durante esos cuatro meses, todo el continente estuvo sumergido, y de alguna forma todos los animales, plantas y vida humana lograron adaptarse a estas bizarras condiciones. Luego, el 31 de agosto, el continente entero repentinamente flotó a la superficie y la vida volvió a la normalidad".
¿Hay alguna posibilidad de que esté diciendo la verdad? ¿Sabes con certeza de que esto es una mentira? Después de todo, pasó hace tanto tiempo, ¿Cómo sabes que no pasó? Quizás aprendiste sobre ello en la escuela y tan sólo lo olvidaste.
Tú sabes que Norte América no se hundió hace cientos de años, por una simple razón: Si así hubiese sido, te hubieras enterado. Un evento tan único e impresionante, presenciado por multitudes de personas, habría sido conocido, discutido y transmitido, transformándose en parte de la historia. El hecho de que nadie ha escuchado de él hasta hoy, significa que tú sabes que el relato no es verdad, siendo imposible aceptarlo.
Un evento de gran importancia, con un gran número de testigos oculares no puede ser perpetuado como una broma. Si no ocurrió, todos se darían cuenta de que es falso, ya que nadie ha escuchado del hecho antes. Así, si un evento de ese tipo fue realmente aceptado como parte de la historia, la única manera de entender su aceptación es que ese evento realmente ocurrió.
¿Introducido después?
Asumamos por un momento que la revelación en el Monte Sinai es realmente una broma; Dios no escribió la Torá. ¿Cómo la revelación en Sinai fue aceptada por miles de años como parte de la historia de nuestra nación?
Imagina a alguien intentando llevar a cabo tal broma. Un personaje como Ezra llega un día con un rollo en la mano.
"Oye Ezra - ¿Qué tienes ahí?
"Esta es la Torá".
"¿La Torá? ¿Qué es eso?" .
"Es un impresionante libro lleno de leyes, historia y relatos. Aquí tienes, puedes verlo".
"Muy lindo Ezra. ¿De dónde sacaste esto?".
"Abre el libro y ve lo que dice. Este libro fue entregado hace miles de años a tus ancestros. ¡Tres millones de ellos estuvieron en el Monte Sinai y escucharon a Dios hablar! Dios se apareció ante todos, dando su Ley y su enseñanza".
"Esta es la Torá".
"¿La Torá? ¿Qué es eso?" .
"Es un impresionante libro lleno de leyes, historia y relatos. Aquí tienes, puedes verlo".
"Muy lindo Ezra. ¿De dónde sacaste esto?".
"Abre el libro y ve lo que dice. Este libro fue entregado hace miles de años a tus ancestros. ¡Tres millones de ellos estuvieron en el Monte Sinai y escucharon a Dios hablar! Dios se apareció ante todos, dando su Ley y su enseñanza".
¿Cómo responderías a tal afirmación?
El pueblo le dio a Ezra una mirada burlona y dijeron,
"Espera un segundo Ezra. Hay algo un poco raro aquí. ¿Porque no hemos escuchado de esto antes? Estás describiendo uno de los eventos más trascendentales que podría ocurrir, diciendo que le ocurrió a nuestros ancestros – ¿y nosotros nunca escuchamos de él?"
"Seguro. Fue hace mucho tiempo atrás. Por supuesto que nunca escucharon sobre él".
"¡Vamos Ezra! ¡Es imposible que nuestros abuelos o bisabuelos no hayan transmitido el evento más significativo en la historia de nuestra nación a algunas personas! ¡¿Cómo puede ser que nadie lo había escuchado de esto hasta ahora?! ¿Tú estás afirmando que todos mis ancestros, la nación completa, 3 millones de personas, escucharon hablar a Dios y recibieron un conjunto de instrucciones llamada Torá, y ninguno de nosotros ha escuchado al respecto? Tienes que estar mintiendo".
Todos sabrían que es una mentira.
Por miles de años, Sinai fue aceptado como un hecho central en la historia judía. ¿De qué otra forma puede explicarse?
Dado que el pueblo no caería con una broma que ellos saben que es una mentira, ¿Cómo puede la revelación nacional haber sido aceptada – y además seguida fielmente y con gran sacrificio por la vasta mayoría de judíos?
La única forma de que un pueblo acepte una afirmación como esa, es si es que realmente ocurrió. Si Sinai no ocurrió, todos sabrían que es una mentira, y nunca hubiera sido aceptada. La única forma en que alguien puede afirmar que una nación experimento la revelación y que la han aceptado, es si es verdad.
Sinai: La única afirmación de revelación nacional
A lo largo de la historia, decenas de miles de religiones han sido comenzadas por individuos, intentando convencer a personas que Dios le habló a él o ella. Todas las religiones que se basan en algún tipo de revelación, comparten esencialmente el mismo comienzo: una persona santa se recluye en soledad, vuelve a su pueblo, y anuncia que ha experimentado una revelación personal en la que Dios lo señaló para ser Su profeta.
¿Le creerías a alguien que dice haber recibido una comunicación personal de Dios señalándolo a él o ella como el nuevo profeta de Dios?
Quizás si la recibió. Pero nuevamente, quizás no. Uno nunca puede saber. La afirmación es inherentemente no verificable.
Una revelación personal es una base demasiado débil para una religión, ya que uno nunca puede saber si es en realidad cierta. Incluso si el individuo que afirma la revelación personal realiza milagros, aún no hay una verificación de que él es un genuino profeta. Los milagros no prueban nada. Lo único que muestran – asumiendo que son genuinos – es que la persona tiene ciertos poderes. No tiene ninguna relación con su afirmación de profecía.
Maimónides escribe:
Israel no creyó en Moisés, nuestro maestro, a causa de los milagros que realizó. Porque cuando la fe de uno está basada en milagros, queda la duda en la mente de que estos milagros pueden haber sido realizados a través del ocultismo y la hechicería...
¿Cuáles fueron entonces los motivos para creerle? La revelación en Sinai que vimos con nuestros propios ojos, y escuchamos con nuestras orejas, sin tener que depender del testimonio de otros... (Mishné Torá – Fundamentos de Torá 8:1)
Una osada predicción
Hay 15.000 religiones conocidas en toda la historia registrada. Dada esta inherente debilidad, ¿Por qué todas ellas basan su fundamento en la revelación personal? Si alguien quisiera que su religión fuera aceptada, porque no presentar la afirmación más creíble y fuerte – es decir, ¡la revelación nacional! Es mucho más creíble. Nadie tiene que dar un salto de fe y confiar ciegamente en la palabra de una persona. Es cualitativamente mejor afirmar que Dios vino a todos, diciéndole a todo el grupo que tal y tal es Su profeta.
¿Por qué establecería Dios toda Su relación con una nación a través de un hombre, sin ninguna posibilidad de verificación, y aún esperar que la nación siguiera obedientemente un sistema de instrucciones, basado solamente en fe ciega?
Sin embargo, el judaísmo es la única religión en los anales de la historia que hace la mejor de las afirmaciones – que todos escucharon a Dios hablar. Ninguna otra religión afirma la experiencia de revelación nacional. ¿Por qué?
Más aún, ¡el autor de la Torá predice que nunca habrá otra afirmación de revelación nacional a lo largo de la historia!
`Puedes preguntar sobre tiempos pasados, desde el día en que Dios creó al hombre en la tierra, y desde un lugar del cielo hacia el otro: ¿Ha habido alguna vez algo como esta gran cosa o ha sido algo como esto escuchado? ¿Ha escuchado alguna vez la gente la voz de Dios hablando de entre las llamas, como tú has escuchado y sobrevivido?` (Deuteronomio 4:32-33)
Consideremos la opción de que Dios no escribió la Torá, y que su autor exitosamente convenció a un grupo de personas para aceptar una afirmación falsa de revelación nacional. En este libro, el autor escribe una predicción de que durante el curso de la historia, nadie hará una afirmación similar. Eso significa, que si esa afirmación es hecha alguna vez en algún tiempo futuro, la predicción terminará siendo falsa y su religión estará terminada.
¿Cómo puede el autor incluir en el libro que está haciendo pasar como broma, la predicción de que ninguna otra persona intentará nunca perpetuar la misma broma, cuando él hizo la misma afirmación? Si él pudo hacerlo, puede estar seguro de que otros también lo harán, especialmente debido a que es la mejor afirmación posible de hacer. Si estás inventando una religión, no escribes algo que sabes que no puedes predecir y cuyo resultado podría pensarse que está garantizado a ser exactamente lo opuesto.
Sin embargo, salvo la afirmación judía del Monte Sinai, es un hecho que ninguna otra nación ha afirmado una revelación nacional similar.
Resumamos dos preguntas fundamentales:
1. De 15.000 religiones conocidas en la historia registrada, ¿Por qué es el judaísmo la única que afirma una revelación nacional, la mejor de todas las afirmaciones? ¿Por qué todas las otras religiones se basan en la inherentemente débil afirmación de la revelación personal?
2. Si la afirmación del judaísmo es efectivamente un ejemplo de una broma exitosa, que afirma falsamente una revelación nacional, el autor se salió con la suya dejando pasar la mejor afirmación posible, y otros seguro lo seguirán. ¿Por qué entonces él predeciría que nadie más hará nunca una afirmación similar, una predicción que él sabe que no puede prever, y cuyo resultado es muy posible que sea el contrario?
Hay una simple respuesta a ambas preguntas. Una revelación nacional – a diferencia de una revelación personal – es la única mentira que no puedes lograr. Es un evento que no puedes fabricar. La única forma de hacer esta afirmación es, si realmente ocurrió.
Si la afirmación es verdad, la gente la creerá porque están de acuerdo con algo que ya conocen. O lo presenciaron personalmente, o sus ancestros transmitieron colectivamente el suceso como parte de la historia aceptada de su nación.
Si la afirmación es falsa, es como intentar convencerte de que Dios te habló a ti o a tus padres y de alguna forma, tú nunca escuchaste de eso. Nadie nunca aceptaría una afirmación como esa.
Por lo tanto, ninguna otra religión ha hecho alguna vez la mejor de las afirmaciones, porque es la única afirmación que sólo puede ser hecha si es verdadera. Uno no puede hacer pasar una revelación nacional como broma.
Cuando se inventa una religión, el creador debe recurrir a la revelación personal, a pesar de su debilidad inherente, ya que es una afirmación no verificable. El creador puede esperar encontrar adherentes dispuestos a dar un salto de fe y aceptar su religión. Después de todo, nadie puede nunca saber que es una mentira. [Por supuesto, nunca nadie puede saber si es verdad tampoco]. Esto no puede funcionar con la revelación nacional, ya que es la única afirmación que todo el mundo sabría que es mentira.
Sólo el judaísmo puede afirmar la revelación nacional, ya que el Pueblo Judío es la única nación en la historia de la humanidad que la experimentó alguna vez.
Más aún, es interesante notar que las otras dos grandes religiones del mundo, ambas aceptan la revelación judía en Sinai, incluyendo los Cinco Libros de Moisés en la Biblia, y mantienen la revelación de Sinai como un componente clave de su religión.
Cuando comenzaron sus propias religiones, ¿Por qué construyeron sobre la afirmación judía? ¿Por qué simplemente no negaron que la revelación ocurrió?
La respuesta es que ellos sabían que si la revelación nacional no puede ser fabricada; así también, su validez nunca puede ser negada.
Ahora es comprensible porque el autor de la Torá puede confiadamente predecir que nunca habrá otra afirmación de revelación nacional en la historia.
Porque sólo Dios sabía que ocurriría una sola vez, como ocurrió – en Sinai hace más de 3,000 años.
Basado en un segmento del Seminario Discovery de Aish HaTorah
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