por Judith Bergman • 29 de Mayo de 2017
Un oficial de policía, en las inmediaciones del Manchester Arena el 23 de mayo de 2017, después de que un terrorista suicida asesinara a 22 asistentes a un concierto. (Foto: Dave Thompson/Getty Images).
Cuando el ISIS atentó en la Sala Bataclan de París en noviembre de 2015, lo hizo porque, con sus propias palabras, era "donde se juntaban cientos de paganos para un concierto de prostitución y vicio". Un año antes, el ISIS había prohibido toda la música como "haram" (prohibido). Muchos académicos islámicos apoyaron la idea de que el islam prohíbe la "pecaminosa" música de Occidente.
Por lo tanto, a nadie debería extrañar que los terroristas islámicos pudiesen atentar en un concierto de la cantante de pop estadounidense Ariana Grande en Manchester el 22 de mayo. Además, el Departamento de Seguridad Nacional alertó en septiembre del año pasado de que los terroristas están centrándose en los conciertos, eventos deportivos y multitudes al aire libre porque en dichos lugares se "buscan ataques sencillos, viables, con énfasis en el impacto económico y un alto número de víctimas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.