lunes, 22 de diciembre de 2025

DEL WSJ

 EL PARTIDO LABORISTA HIZO A AUSTRALIA SEGURA PARA EL ANTISEMITISMO

La indulgencia de los extremistas islámicos e izquierdistas preparó la escena para la masacre en Bondi Beach.

Por Scott Morrison
Diciembre 19, 2025


Sydney

Australia fue un lugar de refugio para los sobrevivientes del Holocausto. Ellos se unieron a una comunidad judía establecida hacía largo tiempo que ayudó a moldear nuestra nación moderna y socialmente cohesiva. Para los australianos judíos, el país representó seguridad, libertad y oportunidad.

Tras los acontecimientos de los últimos dos años y pico, culminando en el ataque terrorista islámico en Januca en Bondi Beach, Australia ha perdido este reclamo. El lugar al cual la gente judía huyó ahora se ha vuelto un lugar del que algunos se sienten obligados a escapar. Somos una nación desgarrada. Australia ha roto su promesa a nuestra comunidad judía.

El Partido Laborista, que ha gobernado el país desde el año 2022, debe aceptar su parte de responsabilidad por estos hechos. El laborismo tuvo un rol fundacional en la creación de Israel, pero se ha alejado del estado judío mientras que el antisemitismo ha echado raíces en Australia, en particular desde el 7 de octubre del 2023. Ellos han dejado a nuestra comunidad judía sintiéndose abandonada, sola e insegura. 

Previo a la elección del laborismo en el 2022, el apoyo de Australia a Israel y a la comunidad judía estaba en un punto álgido histórico bajo el Gobierno de Coalición Liberal que yo dirigí. Nosotros nos unimos a EE.UU. para oponernos al vergonzoso señalamiento ritualizado de Israel en las Naciones Unidas. Pusimos fin a la práctica de abstención de Australia y votamos contra resoluciones sesgadas. Australia se volvió miembro pleno de la International Holocaust Remembrance Alliance, adoptó su definición de antisemitismo, incrementó la financiación a los museos del Holocausto, realzó la seguridad a las comunidades judías en la nación, y reconoció a Jerusalén como capital de Israel.

Nosotros registramos tanto a Hamas como a Hezbola como organizaciones terroristas y denunciamos el uso de satélites por parte de Irán para desestabilizar la región y atacar a Israel. Dejamos claro que Israel podía depender de Australia. Eso terminó cuando Anthony Albanese se volvió  primer ministro.

No puede haber condena más clara al Partido Laborista que el elogio que recibió de Hamas luego del reconocimiento unilateral del estado palestino por parte de Australia. Esa decisión creó espacio político y cultural para que el antisemitismo prospere en casa. Las protestas semanales culminaron en opositores a Israel marchando a lo través del Puente del Puerto de Sydney, junto a los que piden una intifada globalizada, muerte a las Fuerzas de Defensa de Israel, y la eliminación del estado judío "desde el río hasta el mar", mientras exhiben retratos del líder supremo de Irán. 

Al mismo tiempo, se expuso información confidencial de profesionales, artistas y periodistas judíos. Los negocios judíos fueron atacados y obligados a cerrar. Las casas fueron vandalizadas con consignas violentas. Fueron atacadas sinagogas, incluso con bombas incendiarias, mientras los fieles estaban dentro. Los estudiantes judíos fueron aislados en los campus, y los académicos judíos fueron intimidados en el silencio o la conformidad con una ortodoxia "progresista activista" rígida respecto a Israel.

En este entorno, no es sorprendente que antisemitas inclinados a la violencia se convencieran que había llegado su momento. Las advertencias fueron claras, pero el gobierno, ya sea cortejando cínicamente los votos musulmanes o desatando imprudentemente fuerzas que no comprendía, falló en actuar. El resultado fue catastrófico: 15 personas inocentes muertas, muchas más heridas permanentemente, una comunidad traumatizada, y la reputación de Australia dañada.

Australia debe ahora escribir un nuevo capítulo, uno de resiliencia, recuperación y renovación. Debemos honrar a los que lloramos: un sobreviviente del Holocausto, una niña de 10 años de edad, un rabino amado, un filántropo judío, un joven turista, un valiente oficial de policía y otros cuyas vidas fueron sesgadas pronto. Nosotros los honramos confrontando verdades duras.

Australia ha sido manipulada por activistas anti-Israel y antisemitas cínicos. Debe abordarse la causa de origen. El antisemitismo es la primera arma que debe ser desarmada. Específicamente en este caso, el antisemitismo islámico extremista. Estos terroristas eran de cosecha propia. Ellos fueron radicalizados en Australia. El padre llegó hace décadas; su hijo nació aquí. Esa realidad demanda rendición de cuentas.

Los líderes dentro de la comunidad islámica de Australia deben reformar las estructuras institucionales que gobiernan su fe. A diferencia de otras comunidades religiosas, hay normas insuficientes para la acreditación, disciplina, supervisión y rendición de cuentas. Los líderes islámicos tienen una responsabilidad pastoral de proteger a sus adherentes de la corrupción y la radicalización, de alejar a los lobos del rebaño. Esta es una obligación necesaria para cualquier grupo religioso en una democracia liberal. Las denominaciones cristianas en Australia han aprendido esto de forma dolorosa, muy notablemente a través de la Royal Commission Into Institutional Responses to Child Sexual Abuse (Comisión Real de Respuestas Institucionales al Abuso Sexual Infantil).

El gobierno debe hacerlo mejor. La política de cohesión social no puede ser reducida a festivales de comida y actuaciones culturales. Debe incluir una dimensión de seguridad. Bajo mi gobierno, la cohesión social fue integrada dentro de nuestro marco de seguridad nacional a través del ministerio de Asuntos Internos. Ese enfoque ha sido abandonado.

Las revisiones operativas luego de estos ataques identificarán más debilidades, particularmente en el control de la inmigración, integración de inteligencia, leyes de armas y vigilancia en la primera línea. El jueves el gobierno dijo tardíamente que implementaría las recomendaciones de su propio enviado especial en antisemitismo, las que ignoró por cerca de seis meses. Estas incluyen control realzado de las visas en busca de opiniones antisemitas y poderes de cancelación de visas a extranjeros que se involucren en conducta antisemita. Esperaremos y veremos lo que realmente es implementado.

La cultura del permiso a la protesta de odio, a la coerción y la intimidación, especialmente en instituciones financiadas públicamente tales como universidades, el sector del arte y la Australian Broadcast Corp. (la Empresa de Transmisión Australiana), debe terminar. En muchos casos, las leyes ya existen. Lo que falta es la voluntad política de ejecutarlas. 

Por último, Australia requiere una comisión regia integral, como fue propuesto por mi ex líder adjunto, Josh Frydenberg. Tal investigación debe examinar no sólo los acontecimientos del 14 de diciembre del 2025, sino la trayectoria más amplia desde el 7 de octubre del 2023, y el reto más amplio del antisemitismo en Australia. Debe basarse en la experiencia en seguridad, contraterrorismo, cohesión social, inmigración, e inteligencia—no sólo la ley.

Los australianos somos un pueblo optimista. Como nuestros amigos en Israel y Estados Unidos, creemos en la democracia y en el futuro. Hemos sufrido un golpe grave, pero nos recuperaremos. Por sobre todo, debemos honrar nuevamente la promesa que hizo Australia a su comunidad judía y garantizar que este país sea una vez más el refugio seguro y amigo firme que una vez fue. Am Israel Jai.

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